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domingo, 26 de marzo de 2023

POSTURA

Es muy sano tener ciertas —las adecuadas— dotes de personalidad que nos permitan manejar las diferentes situaciones a las que nos vemos sometidos en nuestro devenir diario. Somos muy libres de adoptar posturas personales en relación a ciertos aspectos, pero debemos ser conscientes no solo de cómo nos afectan —y asumirlo— sino también de cómo afectan a los demás con los que nos relacionamos.

Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua en la acepción segunda del vocablo postura que es la «actitud que alguien adopta respecto de algún asunto».

También debemos de tener en cuenta que, en un segundo, las circunstancias que manejamos a la hora de adoptar una postura y que nos afectan exclusivamente a nosotros pueden dar un giro radical y empezar a afectar a los demás, que se encontrarán con una situación no deseada derivada de actitudes de otros.

Los ejemplos varios de hechos reales ocurridos pueden dar una pista. Tengo un amigo y antiguo compañero de trabajo que ha tomado la decisión personal de no tener correo electrónico ni teléfono móvil, o al menos no los ha facilitado. Es evidente que asume las consecuencias de estar de alguna forma aislado conceptualmente, ya que para cualquier actividad que se convoca y que le afecta, hay que llamarle a su teléfono fijo. Los grupos de correo electrónico o de wasap que manejamos para mensajes y convocatorias no le alcanzan, con lo que hay que tomarse la molestia personal de avisarle por teléfono. Es este un caso en que las consecuencias de una decisión no afectan exclusivamente a la persona que las adopta, sino que afecta a otros. Siempre podemos no avisarle por teléfono y que se quede fuera del asunto, pero…

Los grupos de wasap son un dolor, por lo general, y no por ellos mismos sino por el uso que se les da. Yo huyo de ellos como de la peste, pero en algunos temas no me queda más remedio que estar porque no quiero perderme cuestiones interesantes que me afectan y de las que quiero estar al día. En algunas redes sociales, como Instagram o Facebook he tomado la decisión de NO estar, con lo que me pierdo bonitas historias que cuenta mi hermano o maravillosas fotografías que sube un amigo. Asumido, qué le vamos a hacer, no me da la vida para tantas interacciones.

Peor asunto es el de quién tiene un teléfono móvil, tiene capacidad de sobra para atenderle y rehúye todo tipo de lo que él denomina redes sociales, entre las que incluye la de WhatsApp. ¿Es WhatsApp una red social? Mi amigo admite los mensajes de SMS, pero no los de wasap. Cuando a veces nos reunimos el grupo de amiguetes en el que está él y sale a colación algún tema, pone cara de asombro porque no se entera de nada. Claro, los demás hemos intercambiado opiniones por el grupo de wasap en el que él no está. Lo más grave del asunto es que adquiere cierto grado de cabreo por no estar en la trama.

Pero no solo pueden ocurrir estos temas en asuntos comunicativos. Una persona que conozco toma la decisión de no poner en su coche, moderno y actual, la pegatina de la DGT. Con ello asume que no puede entrar en el cogollo de Madrid y en breve en el de otras muchas ciudades españolas cuando se pongan al día con la normativa de emisiones. Hasta ahí… perfecto, no quiere llenar el cristal de su coche de pegatinas y zarandajas. Pero resulta que esta persona ha tenido un accidente que no le permite conducir y tiene que ser atendido en un hospital de Madrid situado dentro de la zona en la que es necesaria la pegatina dichosa, salvo exposición a la multa correspondiente. No se puede utilizar su coche para llevarle, con lo que hay que utilizar otro cuyo dueño sí haya accedido a poner la pegatina.

Consecuencias para otros por decisiones personales. Hay muchos más ejemplos que se me ocurren y a buen seguro muchos más con los que no me he encontrado… todavía. Habrá que tener paciencia, pero todo en esta vida tiene un límite. Debemos tener en cuenta que ciertas actitudes, sobre todo si son recurrentes, pueden acabar destruyendo las relaciones personales. A nadie le gusta estar continuamente rodeado de contrariedades en formas de relación no entendidas ni compartidas de las que puede llegar a cansarse en cualquier momento.

¿Cómo lleva Vd. eso de que alguna de sus amistades llegue sistemáticamente tarde a las citas? ¿Qué opina de la gente procrastinadora? ¿Qué opina de los excesos de sinceridad?