«Sarna con gusto… no pica». La cuestión es si mortifica, porque las posibles molestias ocasionadas por asuntos placenteros no solo no incomodan, sino que incluso pueden llegar a gustar. Así lo declaraba, sin rubor, después de cincuenta años de secuestro tenaz, Juliette Drocet, amante de Víctor Hugo: «Creedme: soy inmensamente dichosa, porque él es quién me hace desgraciada».
Esta semana de febrero de 2022 han sido cinco los madrugones —entre las tres y las cinco— para ver en directo partidos de tenis masculinos que se están celebrando en Acapulco, México, ciudad con la que mantenemos ahora una diferencia de siete horas. Aclaro para quién no sepa mi debilidad, que son partidos en los que compite Rafa Nadal. Llegará un momento en que se retire y me «liberará» de este «vicio» auto impuesto de intentar ver todos sus partidos ahora que mi situación personal me lo permite.
He practicado deporte toda mi vida siempre que he podido. Me gusta decir que he jugado a todo, pero mal, aunque he tenido mis pinitos en fútbol —me retiré a los 45 años por lesión—, baloncesto, tenis, ciclismo de carretera y de montaña, carreras —siete maratones y otras muchas carreras menores—, esquí, judo, natación, gimnasia, senderismo… He tenido muchos altibajos debido a mantener un sobrepeso contenido durante muchas etapas de mi vida que me ha ocasionado lesiones varias y muy especialmente en las rodillas, con cuatro intervenciones de menisco y una última, el año pasado, en que ya no había más remedio que poner una prótesis que por cierto casi un año después me funciona a las mil maravillas.
Por unas cosas y por otras, lo de hacer deportes intensos se ha terminado. Poco a poco voy recuperando dos de ellos más suaves: gimnasia para mantenimiento general y sin pretensiones de hacer musculitos y senderismo, para poder volver a disfrutar de caminatas por sendas y montañas.
También, durante mi vida, he gustado de disfrutar de las retransmisiones deportivas por televisión. No he llevado la cuenta de las horas empleadas en esta actividad, pero desde luego que han sido muchas. Ahora sigo empleando tiempo, pero de forma más selectiva. Por ejemplo, soy incapaz de ver un partido de fútbol salvo que sea una final muy sonada de una Copa de Europa o de la Selección, más que nada porque necesito ese tiempo para hacer otras cosas que me generan mucha mayor satisfacción. No veo baloncesto, no veo carreras de motos o coches, no veo… A lo que no puedo resistirme, por ahora, es a los partidos de tenis —solo si participa Nadal— y al atletismo —solo en Campeonatos del Mundo cada dos años y Olimpíadas cada cuatro—.
El problema de los partidos de tenis es que, salvo los primeros de la jornada, por lo general no tienen una hora de comienzo fija ya que dependen del desarrollo de los partidos anteriores. Cuando es por el día, este detalle no tiene mucha importancia, porque se puede estar haciendo otras cosas y echar un vistazo de vez en cuando a ver si ha comenzado el que nos interesa. Pero… ¿y por la noche? Si ponemos el despertador a una hora y el partido se ha atrasado o adelantado nos habremos despertado sin atinar a lo que vamos buscando. Necesitaríamos un despertador «inteligente», que sonara justo cuando el partido comienza. ¿Existe este despertador conectado vía internet al momento de comenzar un evento deportivo?
Sigo en Twitter al que fue magnífico tenista en su día y ahora es un formidable comentarista de tenis, Álex Corretja, aunque según la cadena que retransmita el partido podremos o no disfrutar de él. He saboreado sus comentarios y enseñanzas en Eurosport y en RTVE. En una interacción con él, le pregunté si conocía algún sistema de «despertador» del tipo que hemos hablado y me contestó que echara un vistazo a una aplicación gratuita para el móvil llamada SofaScore. ¡Bingo! La aplicación informa con detalle exquisito de los eventos, horarios y resultados de una montonera de deportes, entre los que se encuentra, menos mal, el tenis. Y no solo eso, sino que para un partido concreto permite activar notificaciones al móvil en momentos elegibles, por ejemplo y en el caso del tenis, cuando comienza un partido determinado, cuando hay un «break», cuando acaba un «set» y cuando acaba el partido. A mí me interesa especialmente, y es el que utilizo por las noches, el aviso de comienzo de partido, porque me sirve de despertador a la hora exacta, sin tener que hacer especulaciones con horarios en el despertador. Suena, me levanto, me pongo enfrente de la televisión y… ¡a disfrutar!, más cuando gana Rafa y algo menos cuando pierde, aunque como no hay mal que por bien no venga, cuando pierde significa que te ahorras los subsiguientes madrugones de ese torneo, aunque, sinceramente, prefiero seguir madrugando hasta el final.
Cuando no podamos estar frente al televisor, pero tengamos el teléfono a mano, esta aplicación nos permite seguir, ¡al segundo!, el desarrollo del acontecimiento. Y además con una salvedad que permite un juego al que algunas veces no puedo resistirme: la retransmisión televisiva suele tener un retrasillo de algunos segundos (hoy han sido hasta 15) por lo que se puede saber con una cierta antelación el resultado de los puntos que se están desarrollando en la pantalla, un poco como ser adivino del futuro que va a ocurrir. En momentos de tensión se puede caer en la tentación de saber lo que va a pasar y si estás viendo el partido en compañía de alguien que no conoce esto, anticipar el resultado como si fueras un brujo… jajaja.
En este mundo moderno de internet y dispositivos, parece casi impensable que no haya algo específico para una necesidad que tengamos; lo difícil es encontrarlo y, si no lo hay, siempre podremos movernos en las redes para crearlo nosotros o posibilitar que otros lo hagan si se llega a despertar su interés.
Así que, como sobre gustos no hay nada escrito, mantendré mientras pueda esta debilidad, con la que no hago daño a nadie, mientras Rafa siga en activo. Bueno, algunas veces como hoy, me ha provocado un retrasillo en alguna otra actividad, pero como dice mi buen amigo Miguel Ángel, no tengo ninguna prisa ni nadie que me la meta (la prisa, se entiende). Por otro lado, se dice que… «a quién madruga —aunque sea para ver un partido de tenis— Dios le ayuda…». Y encima hoy 27 de febrero de 2022 ha ganado Rafael Nadal el torneo de Acapulco. Ahora a esperar los siguientes… madrugones.
No puedo acabar esta entrada, hoy especialmente, sin entonar un profundo grito de
«NO A LA GUERRA»
que esta semana de febrero de 2022 ha iniciado Rusia contra Ucrania. Parece impensable en el mundo actual, pero siempre hay algún visionario que pierde la cabeza secundado por otros muchos, que no la pierden pero se adhieren.