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domingo, 10 de diciembre de 2023

TRASPASO

Llevo toda esta semana pasada de diciembre de 2023 peleando denodadamente contra un cachivache que me tiene harto, aunque espero salir triunfante de una forma o de otra, porque no me queda otro remedio que meterle en cintura por la cuenta que me trae.

Hace ya más de cuarenta años que la multinacional americana IBM puso en el mercado un «juguete» que desde entonces no ha hecho más que evolucionar a pasos agigantados, para nuestra satisfacción en muchos momentos y penalidades en otros. Me refiero al que se denominó entonces y se sigue denominando hoy día como «PC» —Personal Computer—.

Quién más quién menos tiene un ordenador en casa y muchas son las casas —es mi caso— en que el ordenador es una cuestión personal, por lo que cada uno tiene el suyo. Y en mi caso, por asuntos profesionales hasta hace unos años tengo dos: uno fijo de sobremesa y un portátil. Me estoy refiriendo a los archiperres en los que corre por sus venas el sistema operativo conocido desde principios de los años noventa del siglo pasado como Windows. Mi hija tiene también el suyo, pero se las apaña ella sola al ser un MAC de Apple, que debe de llevar sangre azul en sus venas, aunque solo sea por lo que cuesta.

El caso es que ya se imponía un cambio del ordenador de sobremesa por otro más actualizado; funcionaba bien pero ya se van encargando unos y otros de dejarle obsoleto por unos medios o por otros. En el caso de Microsoft y su Windows con una nueva versión del sistema, la 11, que tiene unos requerimientos de hardware —componentes físicos del ordenador— que impide que ordenadores con más de dos años de antigüedad puedan ejecutarlo. Es verdad que al Windows 10 le quedan casi dos años hasta su caducidad, anunciada para el 14 de octubre de 2025. Es verdad también que hay miles de ordenadores en el mundo con versiones caducadas de Windows funcionando a la perfección, pero no dejan de ser un peligro por su desactualización ante los ataques cada vez más sofisticados de los enemigos de lo ajeno.

No solo el sistema operativo sino otras características del hardware como el procesador o la memoria entre otras aconsejan ir cambiando el ordenador cada cierto tiempo antes de que se nos caiga a pedazos. Porque para muchas personas el ordenador es hoy un instrumento imprescindible: ya se ocupan las empresas, e incluso organismos oficiales, de que nos lo hagamos todo nosotros en casita y con nuestros medios para ir cerrando oficinas y ahorrando dineros.

Vamos, que la semana pasada me tocó cambiar mi ordenador de sobremesa. Llevo toda la semana peleando y aún no he acabado. No es como cambiar un electrodoméstico, que desenchufas el viejo y enchufas el nuevo. A lo largo de los años hemos ido acumulando documentos, fotografías o vídeos amén de que hemos ido instalando programas y actualizándolos, con lo que transferir todo eso al nuevo ordenador es cuando menos un galimatías que puede provocar varios dolores de cabeza. Porque algunos programas o utilidades resulta que vino un amigo y nos las instaló, otras las arreglamos consultando al doctor Google ese y no nos acordamos como lo hicimos y cuestiones variopintas similares.

De lo mucho que me ha pasado esta semana voy a referir dos cosas: una curiosa y otra lacerante. Empezaré por esta última. Hay muchos programas gratuitos, pero la gran mayoría son de pago, aunque hay muchas «tiendas» donde se pueden encontrar a buen precio. Allá cada uno con sus compras. La imagen que encabeza esta entrada es la que me encontré en el nuevo ordenador al instalar un programa que tenía comprado y pagado. Da igual el programa porque no es un caso único. Claro, yo compré cuatro licencias para los cuatro ordenadores que tengo. Pero una de las licencias se ha quedado enganchada al ordenador que estoy sustituyendo. Al ponerlo en el nuevo me dice que mi cupo de licencias está gastado ¿Cómo hago para desanclar una de las licencias del ordenador viejo y pasarla al nuevo? He de decir que, en varias situaciones como esta, solo en un programa me he encontrado con la posibilidad de renunciar a una licencia para dejarla libre. Y eso merece que mencione la casa y el programa: Stardock Software Inc. y su programa Start11. En algunas compañías hay vericuetos —Bitdefender por ejemplo— y en otros casos hay que tirar de correos electrónicos y soporte técnico para que te dejen libre el ordenador que has mandado al punto limpio.…

Y el segundo caso ha sido de risa. Tengo un escáner con más años que la tos, pero que utilizo con profusión a mi entera satisfacción. Me dirijo a la página oficial del fabricante, EPSON, y veo con gran alegría que sigue estando operativo y válido para Windows 11. No siempre ocurre esto, porque la obsolescencia programada convierte en inservibles muchos aparatos informáticos al no renovar sus programas o sus drivers. Henchido de felicidad, instalo mi vetusto pero querido escáner y al arrancar el programa para manejarlo veo (vacía) la zona izquierda de la imagen que viene a continuación

donde no aparecen por ningún lado los botones de manejo. ¿Error mío? Vuelta a hacerlo todo de nuevo y que si quieres arroz Catalina, más de lo mismo. Acudo al doctor ese y veo cientos de indicaciones con el problema muchas de las cuales no solucionan nada. Mi buen amigo Manolo, gran entendido, me habla de utilizar un programa genérico —VueScan— que permite manejar cualquier escáner pero que tiene un precio de cerca de 100 euros para cada ordenador. Una mañana entera tras el problema… y nada.

Cómo me resistía a perder mi viejo compañero escaneador, seguí insistiendo en varios buscadores mis consultas con todos los argumentos que se me ocurrían hasta que… ¡Bingo! Una muy graciosa decía que los botones están, pero no se les ve, no se muestran. Cómo yo sabía dónde estaban físicamente de tanto utilizarlos, puse el puntero del ratón encima, pulsé, apareció el botón y el escáner funcionando.

Me pregunto cuántos aparatos habrán acabado o acabarán en la basura por esta causa, una tontería cuando la conoces pero que deja inservible un aparato que funciona de maravilla. EPSON… ¿Hola? ¿Estás ahí? ¿Qué pasa con tu escáner 4490 en Windows 11?

Volviendo al asunto del traspaso, no le arriendo las penas a aquel que tenga que cambiar de ordenador. O es muy manitas o va a sufrir como un campeón. Será que yo no soy muy manitas…