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domingo, 26 de enero de 2014

IBERLIBRO



Hace ya varios años que mis compras de libros físicos han quedando bastante reducidas. Es curioso que en la actualidad hablemos de libros físicos, en papel, cuando hace unos años esto hubiera sonado extraño, ya que no había libros que no fueran eso, físicos. Pero desde que hace unos años la informática y los ordenadores hicieran posible la distinción entre el «continente» y «contenido», tenemos la posibilidad de disponer del contenido sin tener que almacenar en nuestra estanterías una enormidad de continentes que muy probablemente hayamos leíido una vez, o ninguna, y que no vayamos a leer en el futuro. Sobre este asunto del continente y el contenido recuerdo el libro donde lo leí de forma estructurada por primera vez: «Todo va a cambiar» de Enrique Dans, un consultor tecnológico que nos sigue proporcionando a diario sus más que interesantes informaciones en su blog.

Como digo, mis compras en materia de libros en papel, por imposibilidad física de su almacenaje, están restringidas al máximo, enfocando mis preferencias a versiones digitales que ocupan mucho menos sitio en el disco duro del ordenador y que son más baratas. En todo caso, la disponibilidad de versiones digitales no alcanza a muchos de los libros publicados a lo largo de la historia, por lo que cuando quiero o necesito leer, quiero o necesito solo el contenido de, un libro no disponible electrónicamente, mi primera elección es tratar de encontrarlo en alguna de las bibliotecas públicas o universitarias a las que tengo acceso. Si esto no es posible, el siguiente paso es entrar en el mundo mágico y maravilloso de IBERLIBRO y consignar los datos de autor y título en su eficiente buscador. En raras ocasiones no he encontrado lo que buscaba aunque por otro lado es probable que no busque ejemplares demasiado extraños.

Iberlibro está enfocado al llamado libro antiguo y de ocasión, ese que buscábamos hace unos años, aunque ahora también es posible, en las ferias del libro que se celebran en muchas ciudades de la geografía española, donde «libreros de viejo» exponen sus fondos a precios más que asequibles al tiempo que nos asesoran con su sabiduría cuando vamos buscando algo concreto que por lo general es imposible localizar en el maremágnum del expositor. Pero Iberlibro es también una buena opción para libros nuevos, aunque en este caso el precio suele ser el mismo que en cualquier librería y probablemente habrá que añadir los gastos de envío. Hay que decir que detrás de Ibelibro están un tropel de librerías de todo tipo y de varios países, que ofertan sus fondos con un pequeño comentario de sus características, tales como cubiertas, editorial, fecha de edición y demás, con el aditamento acerca de su estado de conservación y de posibles marcas realizadas en sus páginas por el propietario o propietarios anteriores. Un ejemplo redondea este tema. Buscaba hace tiempo, sin mucho éxito, una joya de libro titulado «No siempre lo peor es cierto. Estudios sobre la Historia de España» de la reputada catedrática Carmen Iglesias, libro editado en 2008 o 2009 y que puede encontrarse en librerías generalistas a un precio que ronda lo 30 euros. La copia de la que dispongo fue hallada en Iberlibro a un precio de 10 euros con los gastos de envío gratis. Queda solo por hablar del «estado» del libro, del que diré que es … nuevo, absolutamente nuevo si salvamos el nombre del anterior propietario escrito en la página nicial y una breve anotación manuscrita en la página 26. De ahí para adelante… virgen. No solo lo recibí cómodamente en mi docimilio sino que el continente y el contenido me costaron un tercio de su valor real. Hubiera preferido disponer de él en versión electrónica pero no estaba disponible o yo no supe encontrarlo.

Pero en todas partes cuecen habas y hay que ir aprendiendo. Cuanto más se utiliza algo más se aprende sobre ello y más «cosas» se descubren, algunas de las cuales voy a referir aquí para que sirvan de experiencia a futuros utilizadores de este sistema de compras.

Cuando obtenemos información de lo que vamos buscando, esta información se nos presenta en orden de precio de menor a mayor. Así, el primer ejemplar que vemos es el más barato hallado en Iberlibro, teniendo en cuenta la suma del importe del libro más los gastos de envío, que en algunos casos son gratuitos. Esto permite jugar a las librerías en su posicionamiento en el ranking para atraer la selección de los potenciales compradores, que al final lo que miran es el precio total. Ante precios muy similares, que pueden variar entre 10 o 20 céntimos de euro, es conveniente echar un ojo a la librería, su ubicación física y sus comentarios sobre el estado. Con el tiempo la experiencia nos irá haciéndonos decantar por unas u otras en función de sus servicios anteriores si estamos dispuestos a no entrar en valorar esas pequeñas diferencias en el precio. Pero, ojo, que hay truco. Supongamos que solicitamos un libro por su importe total en el que los gastos de envío son gratuitos. Cuando hemos hecho la compra y estamos a la espera de recibir el ejemplar, lo que podemos es recibir un correo electrónico en el que la librería nos solicita autorización para incrementar al precio los gastos de envío. ¿No era gratis? Suele ser un importe pequeño, entre 1 y 2 euros, que nos lleva a aceptarlo para recibir el libro cuanto antes. En mi caso, y como soy un espécimen raro, rechazo sistemáticamente esta práctica, pongo una cruz virtual a la librería y lo solicito en otra aunque me cueste un poco más.

Otro asunto son los plazos de entrega. Por lo general, a los que se comprometen las librerías son amplios, para cubrirse en salud con los servicios de Correos que son los generalmente más utilizados. Los libros suelen llegar en tres o cuatro días: el día que se hace el pedido, otro que la tienda usa para empaquetado y envío y uno o dos en llegar a destino. Esto en condiciones normales, que suele ser lo usual. Hay alguno que se me ha retrasado, pero no más allá de dos o tres días más, siempre eso sí, que las librerías sean nacionales. Hay que tener cuidado con esto, ya que el sistema encuadra librerías de varios paises, en cuyo caso los gastos de envío serán superiores y tardarán más tiempo en llegar a nuestros manos, si llegan, porque un libro que solicité en una librería italiana, de Milán, todavía debe estar vagando por el espacio postal sin encontrar su destino, aunque tengo que decir en honor y defensa del sistema que el importe me fue devuelto sin ningún problema.

No tengo la estadística pero cerca de un centenar de libros habré adquirido por este sistema en los últimos años. A unos precios irrisorios y por lo general con entera satisfacción. Una página web muy cuidada, un buscador excelente, y unos servicios de atención que han funcionado a la perfección cuando los he solicitado hacen de este sistema de compra de libros una opción más que recomendable.

sábado, 18 de enero de 2014

TRIQUIÑUELAS



El mundo de las compras ha sufrido un cambio radical en los últimos tiempos. Y como ocurre con facilidad, casi no hemos podido apreciar como vamos alterando nuestras costumbres en este sentido. Si volvemos unos años la vista atrás, la mayoría de nuestras adquisiciones eran presenciales, yendo a un comercio más o menos grande, interaccionando con el vendedor y llevándonos en nuestras manos el producto de la compra previo pago de su importe. En el caso de que no dispusieran de lo que buscábamos, la cuestión era reservarlo para que nos lo pidieran y en algunos casos, dependiendo del comercio y el comerciante, dejar una señal para demostrar que estamos de verdad interesados en hacernos con ese producto en esa tienda.

Hogaño, aunque vayamos a una tienda, ciertos productos no siguen el protocolo. Hace no mucho adquirí una cámara de fotos de un cierto precio en una tienda convencional, en la que no disponían de ella, y me exigieron como condición el pagarla de forma completa para iniciar su pedido. Justo es mencionar que continué con el proceso porque el precio que me ofrecían era muy competitivo y me interesaba. Pero además, no tuve que volver a la tienda a recogerla pues la compra culminaba con el envío de la misma directamente a mi domicilio. ¿Para qué la fábrica o la empresa distribuidora va a tener que enviarla a la tienda si la puede enviar directamente al domicilio final y ahorrar gastos? Ya me dirán Vds. si esto no es un cambio sustancial en las formas de comercio, incluso cuando estamos hablando de una tienda física de las de toda la vida.

La venta por correo siempre ha tenido mala prensa en España. Recuerdo aquellos catálogos que recibíamos en nuestros domicilios, generalmente de ropa o cosas para el hogar y a los que no hacíamos mucho caso, porque era un problema el envío, el pago o las devoluciones. En otros países, como por ejemplo Inglaterra, la venta por correo estaba muy asentada y yo recuerdo al principio de los años 80 haber comprado cosas por este sistema en empresas de ese país, MOTHERCARE era una de ellas, sin ninguna pega. Y de esto podemos deducir que el sistema no es el problema, sino como se implementen los diferentes pasos que intervienen en el proceso, como se vigilen y como se responda de ellos ante el cliente.

Internet ha aportado mucho a esto y las compras por este medio se van incrementando día tras día. Hay procedimientos muy contrastados para implementar los pasos que intervienen en una compra por internet pero justo es decir que no todas las empresas los vigilan y los miman para que el cliente se sienta satisfecho, repita y, muy importante, hable bien del asunto no solo a sus amigos y conocidos sino en la propia red, donde los foros y comentarios pueden adquirir una expansión notable.

Kindle, mi lector eléctrónico de libros fue adquirido hace años en Estados Unidos, concretamente a Amazon, antes de que se hubiera instalado en España. Las empresas demuestran su compromiso y efectividad especialmente cuando hay problemas: en aquella ocasión los hubo y la respuesta no pudo ser más satisfactoria, incluso por encima de lo aceptable, pues me cambiaron el aparato aún cuando se había roto por una negligencia mía en ningún caso imputable a ellos. Si se tiene ganas de profundizar un poco en esto, se puede comparar la descripción de aquello en la entrada EFI...QUÉ? AMAZON con esta otra, BUSCÁNDOSELAVIDA [SAT]. publicada hace unos días.

Por ello, insisto, lo fundamental es ver como se comportan las empresas y los vendedores. Yo compro por internet con asiduidad, porque me resulta cómodo, práctico, efectivo y los resultados que espero y que me ofrecen me satisfacen. Pero eso sí, tengo buen cuidado en algunos aspectos. No me fío en un primer momento de todas las empresas, especialmente según el importe de la compra. Algunas ya son contrastadas para mí, como por ejemplo PCCOMPONENTES, AMAZON, IBERLIBRO o APPINFORMATICA donde compro con toda tranquilidad y donde cuando he tenido problemas me los han resuelto a entera satisfacción, cosa que no ha ocurrido con otras muy notables, como por ejemplo PIXMANÍA, a la que he puesto la cruz por no resolver de forma satisfactoria un problema que me surgió con un aparato que rondaba los 200 euros y que tras dos envíos a mi costa a su servicio técnico tengo roto en un cajón por no tirarle. En otros casos y especialmente cuando la cuantía no es muy elevada, opciones como el entramado de eBAY o DealXtreme son muy buenas pero asumiendo los posibles problemas que se pueden producir en el envío.

En todo caso, hay que extremar el cuidado en el pago, utilizando métodos como PayPal, WIZZO o tarjetas VISA virtuales recargables en el momento. Y además y muy importante, leer la letra pequeña, toda la letra pequeña, en relación a la DISPONIBILIDAD del producto y los costes, formas y plazos de ENVÍO. Con la disponibilidad se emplean triquiñuelas tales como ocultar si efectivamente disponen del producto para su envío inmediato o hay demoras por tener que hacerse el vendedor con un producto que en realidad ofrece pero no tiene en su poder y que normalmente consigue en fábrica, pero no siempre los plazos son correctos. En cuanto al envío es muy conveniente pagar un poco más y optar por envíos que sean rastreables con su correspondiente código, de forma que podamos seguir el paquete en sus diferentes fases y que quede constancia efectiva de si lo hemos recibido o no, como justificación a la hora de elevar una reclamación.

Comprar por correspondencia a través de internet puede ser una delicia pero también un dechado de problemas si no tenemos un cuidado exquisito con las empresas con las que interaccionamos y con los pasos que seguimos.


domingo, 12 de enero de 2014

SUBIDAS



Estamos en los primeros días del año y por tanto disfrutando de lo que de siempre se ha dado en llamar la «cuesta de enero» aunque es un término que cada vez se oye menos, porque cuesta tenemos todo el año e incluso me atrevería a aseverar que la «cuesta de septiembre» es mucho más dura sobre todo para las familias que tienen hijos en edad escolar. Por otro lado, los incrementos o subidas de precios y tarifas solían antaño producirse en estas fechas, cuando se trataba de porcentajes ligados a los incrementos en el IPC. Ahora ya se producen subidas en cualquier fecha del año, varias veces al año tanto por parte del sector privado como el público, ya que nuestros dirigentes no tienen ningún rubor en aplicar incrementos en todo lo que se les ocurre y más en cualquier día del año. Parece como que toda su capacidad de gestión haya quedado reducida a incrementar e incrementar sin tope cualquier impuesto de los ya existentes, eso cuando no inventan alguno nuevo y encima cometen la torpeza, ya comentada en la entrada «RENTA», de ligarlo a los niveles de idem.

Una de las ventajas, a veces inconveniente, que tenemos en la actualidad es la de disponer de potentes ordenadores en nuestras casas con gran capacidad de almacenamiento, que nos permite si queremos y somos cuidadosos y metódicos, guardar en nuestros discos duros multitud de información. En mi caso y para lo que nos ocupa, almaceno ya desde hace más de una decena de años todos los recibos y facturas que pago al año, en especial aquellos periódicos que mes a mes arriban a mi cuenta corriente para descargarla un poco.

En estos primeros días del año hemos empezado a notar las subidas en los recibos de primero de mes, pero estamos esperando con temor, por las noticias escuchadas, los de fin de mes, como por ejemplo la famosa «luz». Al final de la entrada de este blog publicada en septiembre de 2010 y titulada «INDIVIDUALISMOS» me hacía eco y reproducía las 10 estrategias de manipulación mediática que según el reputado Noam Chomsky utilizan los medios de comunicación y quienes los dirigen en la sombra para convencernos con suma facilidad de que no hay otro remedio y que debemos aceptar las agresiones que nos infringen «por nuestro bien».

Parece que al final de todo el revuelo de las eléctricas, lo que ha quedado y no de forma muy clara es que nos preparemos para una subida de alrededor de un 11%. Como ya nos habían amenazado con un 26%, resulta que estamos sumamente agradecidos de que «solo» nos suban ese 11%. Manipulados de forma consentida. Deberíamos imprimirnos en una chuleta de aquellas que hacíamos en nuestra época de estudiantes los consejos de Noam y leerlos una vez al día, por la mañana, nada más levantarnos, para que, ya que nos toman por tontos, al menos tener la conciencia nosotros mismos de que no lo somos y no nos engañan.

Me ha dado por tirar un poco de datos de los recibos pagados por el concepto de consumo de gasoil en la calefacción de mi casa. No coinciden exactamente las fechas con el año natural, pues la liquidación anual en mi caso se produce en septiembre, pero para el caso que nos ocupa da lo mismo. Los datos son referidos a años atrás, concretamente 2010 y 2011 donde ya estábamos en crisis pero según nuestros gobernantes de aquella época…«no tanto». Echando cuentas frías y asépticas, ayudado por ese programa maravilloso llamado «excel» que bien conocido y utilizado sirve lo mismo para un roto que para un descosido, el incremento real en el precio del gasoil en aquel año fue del 24,47%. «Toma castaña». Y este es un dato frío, real, que no admite discusión porque se ha calculado a toro pasado con datos reales y efectivos. No he querido poner otros cálculos más recientes o de otros conceptos porque con un ejemplo es suficiente. Parecía que se nos había ido la mano en darle al botón de la calefacción pero resulta que no, que habíamos consumido de forma similar, casi cien litros menos, pero el coste en euros se había disparado. No me extraña, un 24,47% es un 24,47%.

Otro día, cuando pase el tiempo, haré un recorrido y pensamiento similar con el IBI., ese impuesto sobre las propiedades que manejan, manipulan para ser más exactos, entre la administración central con los valores catastrales y la administración local con los porcentajes fijados y que no es que suba de forma pausada, es que lo ha hecho, por lo menos en mi caso, de forma estratosférica.

Pero en estos asuntos y como me dicen algunos, es mejor aplicarse el refrán popular: «ojos que no ven, corazón que no siente». ¿Quién me manda a mí saber estas cosas? Es mejor ignorarlas y seguir viviendo feliz y contento. El Chomsky este es un «cantamañanas», mira que darnos pautas para que sepamos más. ¿A quién le importa?


sábado, 4 de enero de 2014

BUSCÁNDOSELAVIDA [SAT]



Cuando uno se ve en la necesidad de acudir a un S.A.T. es casi sintomático que se le empiecen a subir los colores y la bilirrubina y entren los siete males. En principio suele ocurrir que en la mayoría de los casos se trata de la avería de uno de los muchos miles de trastos y archiperres que pululan a nuestro alrededor y eso supone unos gastos y una dedicación en tiempo y recursos que suele ser por lo general frustrante y costosa. Intrínsecamente, los Servicios de Asistencia Técnica de las empresas suelen tener una mala prensa, aunque justo es reconocer que se deja mucha mayor constancia de las protestas por mala atención que de los arreglos satisfactorios, que por lo general se consideran como «lo normal».

Como sabrán los que sigan este blog de forma regular, una de mis aficiones desde hace casi cuarenta años es la fotografía. Desque que allá por 1974 o 1975 adquirí mi primera réflex, he trasteado de forma frecuente con cámaras, objetivos, filtros, flashes y demás parafernalia en los más variados sitios y lugares. Por suerte, supongo, nunca he tenido ninguna avería ni percance en mis equipos y con ello no me he visto obligado a acudir a un SAT de este gremio. Bueno, miento, porque sí que he acudido en algunas ocasiones para llevar equipos de amigos o conocidos y ocuparme de vigilar la reparación. Y en este sentido quiero recordar aquí con cariño y con satisfación el entrañable FOKUS, en el pasadizo de la calle Carretas de Madrid, que sigue funcionando después de muchos años y por lo que parece muy bien, haciendo arreglos de toda clase y condición de todo lo que se le lleve. Un amigo me comenta que hace poco llevó un objetivo que le viñeteaba en los bordes y se lo arreglaron perfectamente, en tiempo y a un coste justo.

Pero la suerte no podía durar tantos años. Hace unos días, mi flamante casi nuevo objetivo zoom 24-105 se me fue al suelo por el imperdonable descuido de dejar abierta la bolsa fotográfica donde estaba. Aunque en un acto reflejo puse el pie y amortigüé el golpe, el trastazo se produjo y el objetivo acabó dañado, aparentemente en una avería pequeña que afecta al recorrido del zoom en uno de sus extremos; el resto funciona correcta y adecuadamente.

Con todo ello me ha llegado el momento de dirigirme al SAT oficial de la marca del objetivo y en esta ocasión por interés propio y personal. Por haber sido comprado hace un mes, el objetivo estaba en garantía pero en ningún momento se me pasó por la cabeza «engañar» pues al abrirlo quedaría claro que la avería había sido consecuencia de un golpe y no de un mal funcionamiento o defecto de fabricación; para defender algo hay que estar firmemente convencido de ello. El mundo de internet permite conjeturar por adelantado como nos va a ir la cosa si sabemos buscar y valorar las opiniones de los usuarios a través de los blogs. En este caso particular se me puso la cara del revés porque no conseguí encontrar ninguna buena opinión y por el contrario hallé muchas malas y muy malas, apuntando a un servicio caro o muy caro, bueno, extremadamente caro.

Tocaba pues buscarse la vida con opciones alternativas, que aparecen claramente reflejadas. Complementariamente a las quejas, los usuarios dejan constancia de donde encontraron satisfacción, lo que me permitió disponer de un elenco de cinco o seis servicios técnicos generalistas, multimarca se dice ahora, que ofrecían garantías de servicio y funcionamiento a unos precios ajustados. Porque luego está todo aquello de los envíos por mensajería, los presupuestos de reparación, los plazos y toda la parafernalia que rodea a un evento de estos.

La reflexión aquí, que es aplicable a todos los ámbitos de la existencia, es que cuando la gente tiene la necesidad de buscarse la vida es porque no encuentra satisfacción adecuada en los cauces normalizados. ¿Porqué voy a un desguace de coches a ver si encuentro la manilla de apertura del portón trasero de mi coche? Pues la respuesta es sencilla, porque en el taller de la marca me cobran un pastón por la original y además pretenden cambiarme el portón entero y si me apuras el marco, porque…«la pieza no se vende suelta».

La imagen de los SAT's está de capa caída, pero parece que les da igual. No digamos ya los que funcionan vía telefónica sino incluso los presenciales. Hace unos días se me estropeó la cerradura de la puerta de entrada a mi casa, una especial, con lo que tuvo que venir el servicio técnico de esa compañía. Sin entrar en detalles de horas de trabajo y piezas, el coste del desplazamiento, solo por ese concepto, fue de 110 euros más IVA, es decir, alrededor de 130 euros. Cuando uno piensa en una marca, antes de tomar una decisión, convendría echar un vistazo a lo que hay por ahí; por ello, si alguien decide poner una cerradura FICHET en su puerta, que sepa que si se le avería la factura de reparación empieza costando 133,10 euros antes de que te den los buenos días, si es que te los dan. Y por añadir información, si queremos una copia de la llave, «que las hacen en Francia», son 72 euros cada ejemplar. Como para perder una llave y plantearse el tener que cambiar la cerradura. Lamentable.

Pero volviendo a la fotografía y el objetivo, el servicio técnico oficial de la casa CANON funciona de aquella manera: mediante tarifa plana por niveles. No importa lo que se haya roto o dañado, ese objetivo tiene una tarifa fija de arreglo de 433 euros. Diré que de nuevo me ha costado 600 euros para que cada cual saque sus conclusiones. Yo las había sacado por la lectura de los comentarios en los foros pero aún así pasé personalmente por el servicio técnico donde corroboré todo lo que sabía de antemano. Con ello y por la ventaja de estar en Madrid, me llevé el objetivo a otro taller, de los que llevan toda la vida, donde me atendieron más que correctamente, me dieron garantías, resolvieron mis dudas y se opfrecieron a, en un plazo de siete días, darme un presupuesto GRATUITO y SIN COMPROMISO del coste de la reparación que caso de llevarse a cabo harían en cuatro días y con una garantía de seis meses.

Así que repito lo dicho con FICHET. Llevo cuarenta años, salvo un pequeño parentésis de cuasi inactividad, utilizando equipos CANON pero he tardado esos mismos años en darme cuenta de que el SAT oficial de esa marca impele y fuerza a sus posibles clientes a «buscarse la vida» en caso de avería. Allá ellos.