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domingo, 30 de junio de 2013

VERGÜENZA


Mientras estoy espeso en esto de la escritura semanal del blog, con poca o ninguna idea que echarme al coleto y no quiero que se pase el día sin reflejar algo, me viene a la mente aquel dicho de Groucho Marx que dice “que paren el mundo que me bajo”. Como este blog me sirve también de documentación personal, me viene al pelo el artículo aparecido hoy en el blog del diario “público.es” titulado “España da vergüenza”, firmado por Juan Torres López, catedrático de Economía Aplicada de la universidad de Sevilla, que cuenta con una quincena de libros, algunos de ellos leídos, escritos conjuntamente con Vincenç Navarro y con Alberto Garzón Espinosa, que son de muy rabiosa actualidad a la vez que de recomendable y obligada lectura, como “¿Están en peligro las pensiones públicas?o “Hay alternativas”. De reciente publicación y de estos mismos tres autores tenemos “Lo que España necesita”, una réplica con propuestas alternativas a la política de recortes del PP y que puede descargarse libremente de la web del autor en este enlace.

Reproduzco a continuación el mencionado artículo, que no tiene desperdicio. Cada uno que se aplique la parte que le corresponda, por acción u omisión.

Da vergüenza un país en donde justo cuando el gobierno se embarca en vender la que llama Marca España, como si fuera una simple mercancía (no puede ser casualidad), los medios de comunicación desvelan una escandalosa trama de corrupción en la que están envueltos la mayoría de sus dirigentes, personajes corruptos que han hecho del servicio público la fuente de su lucro personal a base de concederse sobresueldos con el dinero de todos los españoles o con el de las empresas a las que han hecho favores allí donde gobiernan.
Da vergüenza un país en donde nada más y nada menos que el responsable durante años de las finanzas del Partido Popular que nos gobierna acaba de entrar en la cárcel porque sus fechorías son ya indisimulables y que los dirigentes de su partido, justo a los que ha estado financiando generosamente durante años, no tengan nada que decir y se hagan los locos.
Da vergüenza un país en donde su primera autoridad, Don Juan Carlos de Borbón, es también el primero en dar mal ejemplo a sus conciudadanos. Da vergüenza un país en donde no hay manera de conocer de dónde viene la fortuna que el Monarca ha amasado mientras representaba al Estado. Y da vergüenza contemplar cómo mueve Roma con Santiago para evitar que su hija haga frente a responsabilidades por las actividades en las que es materialmente impensable que no haya estado implicada o incluso que él no supiera que se llevaban a cabo.
Da vergüenza un país en donde tantos jueces y fiscales se ponen en marcha, no para administrar justicia, sino para evitar que su peso caiga sobre los delincuentes de almidón, empezando como digo por los miembros de la Casa Real y terminando por banqueros, dirigentes políticos u otros magistrados que entre ellos se protegen abiertamente.
Da vergüenza un país en donde los partidos mayoritarios se ponen de acuerdo para tapar a quienes han robado y destruido el patrimonio de millones de españoles. Da vergüenza que impidan que se investigue lo que ha pasado y que no haya banqueros juzgados y en la cárcel por las estafas que han orquestado en los últimos años y con las que han ganado miles de millones de euros, o políticos por las privatizaciones a favor de amigos que llevaron a cabo.
Da vergüenza un país en donde los partidos mayoritarios engañan sistemáticamente a sus votantes cuando llegan al gobierno, olvidándose de sus programas electorales, sin que pase nada.
Da vergüenza un país en el que los gobernantes y líderes políticos mayoritarios pueden traicionar al pueblo y a la Nación entregándola a intereses extranjeros o a los de grupos minoritarios, sin someter sus decisiones a la voluntad popular. Da vergüenza un país gobernado por mentirosos y traidores que cambien la Constitución sin consultar al pueblo al que llaman soberano o que promulgan leyes electorales para impedir que todos los intereses sociales estén fielmente representados en las instituciones.
Da vergüenza un país en donde hay cientos de diputados que aceptan y votan cualquier cosa que les digan sus jefes de filas, que mantienen silencio y su culo pegado al sillón sin rechistar sea cual sea la decisión que les impongan.
Da vergüenza un país que consiente que los parlamentarios roben a los ciudadanos cobrando dietas por desplazarse o vivir en Madrid cuando residen siempre allí y allí es donde tienen sus viviendas habituales.
Da vergüenza un país donde los líderes de los partidos han pedido a los bancos créditos millonarios que no devuelven, haciendo que los paguen todos los españoles.
Da vergüenza un país en donde tantos munícipes que deben velar por el interés público y que cobran por ello jugosos sueldos han puesto en bandeja a los promotores los negocios millonarios de los últimos años, haciéndose ricos o financiando a sus partidos a base de cobrarles comisiones.
Da vergüenza un país en donde los políticos manipulan tan descaradamente los medios de comunicación o que reparten las licencias con arbitrariedad y sectarismo para favorecer a sus afines. 
Da vergüenza un país en donde la mayoría de los periodistas calla para obedecer a sus amos, o que se limita a reproducir la letanía de mentiras con las que justifican todo lo que está pasando. Y da vergüenza que la gente no proteste día a día cuando comprueba que las voces disidentes apenas si tienen presencia en los medios de comunicación para explicar lo que nos pasa de otro modo.
Da vergüenza un país en donde las más altas instituciones o tribunales del Estado, que se supone que deberían ser neutrales y controlar a los demás poderes, se componen por cuotas de partido, de modo que sus decisiones se toman con disciplina casi militar y en función exclusiva de los intereses de quienes nombran a sus miembros. Da vergüenza un Tribunal Constitucional en donde el voto de sus magistrados se sabe de antemano porque son conmilitones que votan las sentencias como por encargo. Y da vergüenza que el gobierno, con la excusa de la crisis, desmantele poco a poco los órganos de vigilancia y control de su actuación administrativa.
Da vergüenza un país en donde solo se sabe recurrir a mentiras, que se difunden gracias al enorme poder mediático de los grupos financieros y a la democracia tan imperfecta que tenemos, para justificar los recortes en las pensiones, la educación o la sanidad públicas. Da vergüenza un país en donde su universidad no estalla para denunciar lo que pasa y las mentiras y estafas que se vienen produciendo, y en donde la mayoría de sus intelectuales se acobardan o acomodan y se achantan.
Da vergüenza un país en donde el gobierno que está obligado a ser neutral frente a las confesiones religiosas se alía con la jerarquía de extrema derecha de una de ellas, imponiendo a la ciudadanía su adoctrinamiento y dándole financiación privilegiada. Y da vergüenza que sean tan escasos los fieles que rechazan ese trato, tan contrario a los valores que su Iglesia dice transmitir a la sociedad.
Da vergüenza un país en donde los políticos pueden mentir, incumplir sus promesas o decir hoy una cosa y mañana la contraria sin que tengan que dar cuenta alguna por ello.
Da vergüenza un país en donde un partido llamado socialista es pieza fundamental del dominio de los grandes poderes financieros, a los que tan directamente sirve cuando gobierna. Y dan vergüenza sus militantes honrados que, a pesar de serlo, callan y no se levantan contra sus dirigentes vendidos.
Da vergüenza un país en donde la afiliación a los sindicatos es tan baja, haciendo que éstos tengan que luchar muy solos, pero da vergüenza también que tantas veces sucumban a intereses corporativos y de que sean esclavos de la financiación que reciben, o incapaces de combatir a sus dirigentes corruptos. Y da vergüenza también la patronal ideologizada, en donde han llegado a apoltronarse auténticos delincuentes, que defiende políticas que son una máquina de destruir empresas y empleos.
Da vergüenza un país en donde las fuerzas opuestas a la agresión política y a los recortes sociales que se están viviendo no logran ponerse de acuerdo porque se dedican a atacarse a veces sin piedad entre ellas, incapaces de entenderse y reconocerse diversas pero aliadas. Da vergüenza que los dirigentes de Izquierda Unida, como partido principal a la izquierda del PSOE, no hayan comparecido todavía con los demás movimientos y organizaciones para anunciar que se unen y que promueven candidaturas unitarias y abiertas a todos los sectores y sensibilidades sociales, y da vergüenza que, en lugar de eso, la mayoría de ellos se limiten a pedir que los demás se sumen a sus filas.
Da vergüenza un país en donde en medio de una agresión tan impresionante contra los derechos ciudadanos, la izquierda que se dice más transformadora y solidaria de algunas nacionalidades promueva como horizonte el independentismo, desentendiéndose de los trabajadores y pueblos del resto del Estado y prefiriendo unir sus destinos a las oligarquías locales que agreden al suyo.
Da vergüenza un país en donde la mayoría de la gente no ve a su patria más que en la camisa de una selección de fútbol y que solo la ve en peligro cuando pierde en los campos de juego, y no cuando se atacan su democracia o los derechos sociales de sus ciudadanos; que grita y se enrabia solo cuando se cuelan goles o cuando se falla un penalti pero que calla cuando le quitan servicios públicos esenciales, y que no sale en masa a la calle para denunciar y pedir que se enjuicie a los ladrones de dinero público que ocupan las instituciones.
Da vergüenza esta España corrupta y rota, de oligarcas y mercenarios que todavía huele demasiado a dictadura, y da vergüenza que la mayoría de la gente honrada no sea capaz todavía de levantarse y unirse, de reaccionar con inteligencia y valentía ante lo que está pasando para darle la vuelta y un buen limpiado.

domingo, 23 de junio de 2013

PROSAPIA

La Vanguardia, 22/06/2013

Hay cosas que parecen imposibles, y sin embargo ocurren. Ayer prácticamente todos los diarios de tirada nacional incluían la noticia y la misma fotografía, en la que pueden verse a dos de las personas que, hoy por hoy, más mandan en nuestro país, yo añadiría que maltrecho. La frase pronunciada por la segunda al mando en regir nuestros destinos debería quedar para la historia: “Ha llegado la hora del sacrificio de los políticos”. Yo ya he perdido la cuenta de los meses o años que lo llevan o llevamos pasando mal, muy mal, muchos ciudadanos de este país, pero siempre ha habido ricos y pobres. Y según las últimas estadísticas que he leído, el número de ricos en los últimos tiempos se ha incrementado en un 6%. De lo que se deduce que estas épocas de crisis son muy buenas para algunos…pocos. Una noticia complementaria es que uno de los índices que no han bajado sino todo lo contrario son los que reflejan las ventas de coches….de gama alta. Por si quedaba alguna duda.

Veo poco la televisión y menos la prensa, pero en algún momento, mientras tengo el ordenador bloqueado realizando algunos procesos pesados, lo único que me funciona con cierta fluidez es el acceso a internet, por lo que caigo en la tentación de asomarme por las portadas electrónicas de los periódicos. Cuando en el primero que accedí vi la noticia, me dejo patidifuso, por lo que accedí al resto a comprobarla, pudiéndome dar cuenta que efectivamente estaba en todos.

No se enteran de que va esto. Están en sus pedestales y nos ven al resto de los humanos desde su atalaya y tienen bien claro que la historia no va con ellos. Voy a reproducir a continuación una carta al director de otro diario, que no tiene desperdicio:

Mi padre, que hoy tendría 86 años, tenía un compañero que le contaba que de niño vio, en la plaza de su pueblo extremeño, cómo llegaba montado a caballo el capataz de las tierras del señor de la zona y elegía a los hombres, de entre el sombrío grupo que esperaba desde el alba, que ese día tendrían la suerte de trabajar de sol a sol por una peseta. Cuando escogió a los afortunados, uno de los hombres que ese día no fue elegido, se acercó al capataz y le dijo en voz baja “señor, yo lo hago por dos reales” (para los jóvenes: la mitad de una peseta). El capataz descartó a un hombre de los elegidos y se lo llevó. Cuando yo de pequeño oía esa historia se me encogía el ánimo, pero, con todo, me consolaba pensar que ese mundo miserable estaba enterrado en el pasado. Ahora, nada menos que el gobernador del Banco de España le propone “excepcionalmente” ese modelo a la nieta de mi padre, mi hija de 18 años. Qué gran capataz de nuestros señores. José Luis Martorell (Madrid) 4/06/13

Habría montones de cartas como esta, muchas que no se escriben y otras que no llegan a ver la luz, porque estas historias no son aisladas. Una sobrina mía, con su carrera terminada y a punto de acabar un máster lleva realizadas en los últimos tiempos cerca de ochenta entrevistas donde la ofrecen, sin ningún pudor, condiciones leoninas insoportables cuando no el, directamente, trabajar gratis.

Pero hasta ahora, por lo que se ve, la cosa no iba con los políticos, si nos atenemos a la frase de nuestra sesuda dirigente, no olvidemos en ningún momento que con mayoría absoluta en el Congreso para hacer lo que la dé la gana, a ella y a su compañeros. Y es que yo no me creo que vayan a hacer nada que directamente les afecte, pequeños retoques en cosas sin importancia que sirvan como cortina de humo para distraer la opinión de los ciudadanos y a que todo sigua igual.

La situación es grave y graves son por tanto las decisiones que hay que tomar. Y no estoy hablando de la llamada crisis económica que con el tiempo pasará para volver cíclicamente dentro de unos años. Me refiero a la crisis moral, la crisis de valores, la crisis derivada de cargarse de un plumazo cuestiones básicas de convivencia que ha costado muchos años lograr y que, como se pagan con dinero, se retiran esgrimiendo que “la cosa está mal”. Esta mal para algunos, pero no para otros, que siguen igual o si cabe mejor.

Cuestiones básicas como la educación y la sanidad son el día a día de muchos españoles que no pueden pagarse con sus exiguos salarios, los que los tienen, educaciones o sanidades privadas. Y la cobertura social que hasta ahora se tenía o ha desaparecido o casi. En mi época, yo no pude estudiar una carrera universitaria porque mi familia no tenía dinero para costeármela. Estudié el bachillerato a trancas y barrancas, con alguna beca ministerial, pero la carrera ya fue imposible, ni siquiera con beca. Esto, que parecía que había desaparecido, vuelve con fuerza. Les invito a leer esta reflexión de un profesor sobre uno de sus alumnos, con un título un poco irreverente que es pura realidad que hace caer el alma a los pies.

Pero, hasta ahora, los políticos no “se han sacrificado”. ¿Lo harán a partir de ahora? Miau y remiau.

domingo, 16 de junio de 2013

AÑAGAZA


Lo venimos comentando con insistencia en numerosas entradas de este blog y cada día que pasa me reafirmo más en esta opinión: nos engañan o tratan de engañarnos, por activa y por pasiva, de la mañana a la noche, todos los días del año y no son simples trileros que están en la esquina esperando que caiga el tortolito ni bandoleros agazapados en las laderas de la montaña. Ahora los métodos son mucho más refinados y nos persiguen por todas partes. Y lo peor de todo es que son “legales” y ejecutados por intermediarios solventes que son conscientes de lo que pasa pero que “no pueden hacer nada”.

Tengo por costumbre, casi a diario, echar un vistazo a los movimientos de las cuentas bancarias. Ahora “todo es por internet” con lo cual el día que internet no funcione o, lo que es peor, deje de funcionar lo que está al otro lado, nos echaremos las manos a la cabeza y empezaremos a llorar. Una pregunta: ¿tenemos algún papel o justificante, aunque sea electrónico, del saldo de nuestras cuentas bancarias? Supongamos que mantenemos nuestras cuentas en un banco con el que operamos por internet. Si hubiera un fallo en sus sistemas informáticos y de pronto se alteraran nuestros saldos o desapareciéramos como clientes …¿cómo podríamos reclamar lo que es nuestro? Aunque no deja de ser un justificante electrónico, reproducible y falsificable con un poco de conocimiento, yo me guardo en mi ordenador todos los meses el extracto de mis cuentas, por si acaso, no vaya a ser que en algún momento me haga falta disponer de algo, no es mucho como digo este documento electrónico, que avale una posible reclamación ante alguien, aunque ya sabemos lo defendidos que estamos. Reproduzco aquí el texto de un gran “tweet”, emitido por Otis B. Driftwood esta semana: “Toda la vida mirando a nuestra espalda al sacar dinero del cajero para que no nos robasen, y resulta que había que mirar al frente”.

A lo que vamos. En mi revisión diaria de los movimientos de las cuentas, el pasado martes me encuentro dos cargos sospechosos, de 4,99 y 44,99 euros, procedentes de Google Play, esa empresa que nos brinda cientos de miles de juegos y aplicaciones para nuestros teléfonos inteligentes. Yo utilizo una VISA especial, permanentemente sin saldo, que recargo cuando voy a hacer alguna operación con el importe exacto de la misma. Es un latazo pero me aporta una enorme tranquilidad. Así que estos cargos tenían que venir por lógica del teléfono de mi mujer. Preguntada ésta me dice que no ha hecho ni comprado nada de forma voluntaria.

Comienza entonces un proceso de navegación y búsqueda por los registros de Google Play, muchos de ellos en inglés, hasta dar con el asunto. Tengo que agradecer que al menos esto quede registrado y consultable, aunque sea con algunas dificultades. Los cargos son debidos a la “compra” de “coins-monedas” para un juego instalado en el teléfono que se llama “Subway Surfers”. El juego es gratuito y se instala en el teléfono sin coste, pero en alguna de las partes del mismo se pueden comprar, literalmente comprar, monedas para el juego, que representan un coste efectivo y real. Hay que decir que el teléfono tiene activada la petición de clave para autorizar las compras en Google Play pero eso solo es válido para las compras directas, no para los casos que estamos comentando.

Recordando fechas y situaciones, no retrotraemos unos días atrás en el que celebrábamos un cumpleaños familiar. Mi mujer dejó el teléfono a un sobrino de seis años para que jugara con ese juego. El niño compró, sin saberlo o creyendo que estaba jugando, dos partidas de 65.000 y 500.000 monedas, lo que supuso los cargos en la cuenta que hemos comentado. Limpio, cómodo y fácil. Menos mal que no se le ocurrió seguir comprando moneditas, que nos podía haber vaciado la cuenta en un par de pulsaciones. Es de suponer que se aburriría o le quitamos el teléfono para algo. Se me ponen los pelos de punta.

Con todos los respetos, esto no me parece de recibo. Te crees que el juego es gratuito y que el niño solo puede entretenerse y jugar un rato y estás dejando la cuenta llena de telarañas. Y menos mal que, como he dicho y casi a diario, tengo la costumbre de revisar los movimientos, uno a uno y con detalle. Se me ocurre otra pregunta… ¿si el cargo hubiera sido solo el de 4,99 lo hubiera detectado el común de los mortales? Creo que la respuesta es no, porque nos fiamos mucho de quién precisamente no tenemos que fiarnos. En estos días, un gran banco nacional ha tenido un problema en sus sistemas informáticos que ha provocado el cargo por duplicado de los costes telefónicos de 80.000 clientes de diversas compañías telefónicas, no solo en las cuentas propias de ese banco sino en las de otros. Algunos clientes, más de una semana después, aún están esperando que les devuelvan su dinero.

La primera reclamación, por correo electrónico, ante Google no tuvo efecto. Ellos son meros intermediarios y no tienen ninguna responsabilidad ni pueden hacer nada en el asunto, por lo que tenemos que dirigirnos directamente a la compañía propietaria del juego, una compañía alemana, cuyo e-mail al menos nos facilitan. Decidí efectuar una única reclamación del importe más alto, el de 44,99 euros, para no liarla, dando por perdidos los 4,99. Realizada directamente la solicitud de devolución del importe ante la empresa en cuestión, en perfecto castellano, tengo que decir que contestaron en menos de veinticuatro horas accediendo a la reclamación, sin poner ninguna pega, diciendo que en el plazo de una semana nos devolverían nuestro dinero. Estamos a la espera de ello, pues todavía no ha transcurrido la semana.

Uno debería estar agradecido a esta empresa si al final atienden la reclamación y nos devuelven los euros. Pero no estoy de ninguna manera agradecido, sino muy cabreado con estos sistemas que te obligan a emplear tu tiempo en reclamaciones por unas actuaciones más que discutibles, avaladas por Google con poco o ningún control.


sábado, 8 de junio de 2013

donPedroSainzRodriguez


Hemos estado treinta años juntos en este mundo y quince de ellos relativamente cerca, y yo sin saber nada de él. Al igual que yo, me temo que muchas de las personas que lean esta entrada no tendrán ni la más remota idea de quién fue este señor de nombre y apellidos tan comunes. Me consuela el que, preguntados algunos amigos, excepto uno, nadie había oído hablar de este singular personaje.

En curso monográfico sobre “El Exilio Español” que estoy realizando en estos días en la Universidad Carlos III de Madrid, el profesor, don Ángel Bahamonde Magro, nos recomendó entre otras muchas la lectura del libro titulado “Don Juan”, de Luis María Anson, que devoré en un par de días y que he comentado en una reseña en el blog amigo de “A leer que son 2 días”. En este libro, el personaje central es don Juan de Borbón, padre de nuestro actual rey, fallecido en 1993 pero es una excusa para hablar de muchos otros, entre los cuales figura don Pedro Sainz Rodríguez, un completo desconocido para mí hasta hace unos días. No es que a fecha de hoy le conozca mucho, pero tras la lectura el libro y por las vicisitudes en él comentadas sobre este personaje, me he interesado y he intentado descubrir algo más sobre uno de los personajes que quizá fueron claves en lo que se ha dado en llamar “Restauración” de la monarquía en España tras los cuarenta años de dictadura de Francisco Franco tras la Guerra Civil española de 1.936.

Enseguida haremos un pequeño recorrido recordatorio por la vida de don Pedro, pero para ir abriendo boca, recojo un hecho detallado en el libro comentado que nos puede dar una idea de la personalidad de este hombre, cuando participaba en uno de los consejos privados de don Juan. Don Pedro estaba decidido a no acudir a ningún encuentro más con otro consejero, Eugenio Vegas, mientras estuviera el rey delante, desde que Eugenio le recordó agriamente que había sido ministro de Franco y que por eso su política era tibia y no tenía la “dureza” que requería la ocasión. “La dureza ---gritó don Pedro ante don Juan--- solo es imprescindible en una ocasión, cuando te dispones a joder. Y puedes estar seguro, Eugenio, que entonces no fallo una: se me pone la polla como un jade. Pero darle cada día una patada en los huevos a Franquito con la bota del Rey es una torpeza histórica. El “pájaro” no va a caer y me juego contigo mi Quijote de Ibarra que vale un huevo y la yema del otro, a que te vas a tomar el turrón tú aquí en Estoril, mientras Franquito se lo zampa en El Pardo. Y a ver si dejas de joderme con lo del ministerio que yo sé muy bien por qué lo hice y algún día lo explicaré.” Sainz Rodríguez se levantó, inclinó la cabeza ante el rey, cerró la puerta con ira y se fue “con viento fresco”, dejando a todos plantados.

Pedro Sainz Rodríguez nació en Madrid en 1897 de familia pudiente. En sus estudios destacó en letras, llegando a ser catedrático de literatura en la universidad de Oviedo, donde conoció al comandante militar gallego Francisco Franco en las cenas locales mientras este estaba a la caza de doña Carmen Polo, que con el tiempo sería su mujer. De vuelta a Madrid, sus inquietudes políticas le llevaron a salir diputado monárquico en las Cortes Constituyentes de 1931 y, siempre al tanto de todo lo que se cocía, anduvo metido en unos y otros fregados durante la República y el Alzamiento hasta verse convertido en ministro de Educación en 1938 en el primer gobierno de Franco, siendo el Plan de Bachillerato impulsado por él y vigente muchos años, hasta 1963, uno de sus logros. Por disidencias profundas con Franco, emigró voluntariamente en 1941 antes de que le echaran, yendo a recalar en Portugal, donde con el tiempo se convirtió en uno de los integrantes del consejo privado de don Juan, no cortándose un pelo y yendo siempre a contracorriente con los integrantes este consejo y del propio don Juan, dados sus conocimientos profundos de la personalidad del caudillo. Siempre tuvo claro que “Franquito”, como él le llamaba, no soltaría el puesto mientras viviese “ni con agua caliente”. Trabajó durante estos años por la restauración de la monarquía en España, pero viendo que con don Juan era imposible, maniobró hábilmente para “engañar” al generalísimo en la figura de don Juan Carlos. Para mejor llevar a cabo esta misión, pidió sumisamente el poder regresar a España en 1969, dedicándose desde entonces a su faceta humanista, su especialidad en la mística española de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Trajo consigo desde Portugal hasta su casa en el Parque de las Avenidas de Madrid su biblioteca integrada por alrededor de 25.000 volúmenes, doce toneladas según sus propias palabras.

Gordo, tremendamente orondo y comodón, fue acusado en su época de ministro, y por ello destituido, de desplazarse a los burdeles en el coche oficial. “No iba a ir andando” fue su escueta respuesta al asunto. Consultado en alguna ocasión sobre su soltería empedernida, respondió: “Es lo mismo que cuando me preguntan por qué no me he casado. Yo siempre contesto: por lo mismo que no me he hecho cura. Porque no he tenido vocación. Antes que ser un mal casado he preferido ser un solterón y eso me ha permitido hacer siempre lo que me ha dado la gana. He tenido unos “flirts” con algunas señoritas, lo cual me ha corroborado más en mi idea. Es una lata tener que llevar a la mujer al teatro. Los niños, la casa, todo eso obliga a cualquier padre a cometer cerdadas más o menos gordas para sacar la familia adelante. Por ejemplo, si yo me hubiera casado no hubiera podido mandar a paseo al general Franco.”

Miembro de las Reales Academias de la Lengua y de la de Historia, dedicó la última etapa de su vida a la docencia, la escritura y la investigación. A pesar de su gordura y de haber llevado una vida antihigiénica según sus propias palabras, falleció en 1986 a la edad de ochenta y nueve años. Sus restos se encuentran en el cementerio de San Justo de Madrid.

Para rematar esta entrada, una frase suya, de las muchas y muy buenas que pronunció a lo largo de su dilatada vida, para hacernos pensar un poco: “Forjémonos ideales nuevos y unánimes para hacer algo colectivo dentro de una vida digna y libre. Entonces seremos una nación, no un rebaño disperso por los egoísmos individuales que sólo podría ser unido por la oprobiosa cayada del pastor”.

sábado, 1 de junio de 2013

PAQUEADOS



Paso por varias gasolineras a diario y no me había fijado hasta la semana pasada en un hecho curioso, bueno, digo curioso por no decir chocante. El precio del gasoil básico, y supongo que de los demás productos, pega un bajón considerable en su precio los lunes para el día siguiente martes ponerse otra vez a tono con lo que es corriente e ir subiendo poco hasta alcanzar un buen precio el fin de semana. Estamos hablando de unos centimillos de euro, esos que ahora nuestros sesudos dirigentes quieren eliminar porque dicen que se pierde dinero al ser coste de metales y manufactura de las propias monedas superior a su valor.

Ahora utilizo poco el coche pero en años anteriores no me quedaba otro remedio que meterme cerca de 110 kilómetros diarios para desplazarme al trabajo. Yo que me tiré más de treinta años haciendo esos kilómetros en transporte público, al final tuve que claudicar y coger mi coche privado por que el desplazamiento por medios públicos llegó a ser inviable. Menos mal que siempre tuve la posibilidad y la suerte de poder utilizar mi coche, porque se me ponen los pelos como escarpias al ponerme en el lugar de otras personas que no tengan esa posibilidad y tengan que sufrir si o si el traslado en medios ajenos sin poder disponer de los propios.

A lo largo de esos más de quinientos kilómetros semanales y mediante su apunte preciso y diario, fui detectando diferencias en rendimiento de hasta cincuenta kilómetros por cada llenado de depósito. Con el gasoil básico con el que menos kilómetros hacía era con el de la marca CEPSA. Siempre con las mismas condiciones y desplazamientos, con el que más recorrido obtenía era con el de CAMPSA, que según me enteré con el tiempo era el mismo que el de PETRONOR y REPSOL. Ahora CAMPSA ha desaparecido y si quiero seguir teniendo el mismo tipo de gasoil no me queda más remedio, en mi zona, que pasar por las expendedurías de REPSOL, una empresa a la que no tengo mucho cariño desde que me robara el gas haciendo la vista gorda ante determinadas prácticas, más extendidas de lo que parece, de algunos de sus repartidores de bombonas a domicilio, y que ya relataba en mi entrada ENCERRADOS de este blog.

Pero, volviendo al tema, en esto de fijarme con detenimiento en el precio del gasoil básico, además de esa bajada drástica de los lunes he observado otra cosa que me resulta curiosa: en dos gasolineras de la marca REPSOL distantes entre sí poco más de diez kilómetros, los precios oscilan llegando al alcanzar en algún momento los 2 cts. de euro. No voy a entrar en si dos céntimos son mucho o poco dinero pero lo que es escamante es que, estando dentro de la misma comunidad por aquello de que no todos somos iguales, los precios sean diferentes. Supongo y algo de esto me contaron hace tiempo, es que aunque la “bandera” o el logotipo que reza en los exteriores de la gasolinera sea REPSOL, es posible que la gestión sea diferente, estando la más barata gestionada directamente por la propia compañía y siendo la otra, la más cara, una gestión privada pero que paga por utilizar la marca de la “gran compañía” como modo de atraer a sus clientes y que no piensen que están repostando combustible en la gasolinera de Piriquitín Sánchez.

En suma, estamos paqueados a siniestro y a diestro. Nos engañan sin conmiseración, día tras día y en todo lo que se puede y más. ¿Por qué se baja el precio del gasoil los lunes? Esto es un hecho cierto y alguien sabrá las razones, que a buen seguro existen aunque las desconozcamos el común de los mortales. Puestos a aventurar, se me ocurre que han detectado que es el día que menos combustible se gasta o bien que es el día en el que nuestro Instituto Nacional de Estadística toma los precios para calcular esos índices que si bien son oficiales no nos creemos nadie. Y es que cuando las cosas no cuadran y día tras día sentimos que no es oro todo lo que reluce, tenemos tendencia a generalizar y pensar que todo es una engañifa. Y es que esto que comento no es un caso aislado, viene siendo la política generalizada desde hace varios años, en lo que parece que vale todo.

Contaban una historia de un pueblo en el que todos estaban locos menos uno. Este ser solitario, en su cordura, veía como todos los demás, locos de remate, se divertían, bailaban, reían, jugaban… Al final no le quedó más remedio, que claudicar y convertirse en un loco más para “disfrutar” de la vida. Yo, por el momento, me resisto.