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jueves, 30 de agosto de 2012

DESCARGAS



Si uno se aventura a buscar en el diccionario oficial esta palabra encontrará a buen seguro una serie de definiciones entre las que no se encuentra la que últimamente tiene. Siendo una traducción más o menos libre de la inglesa “download”, se utiliza para referirse a las piezas digitales que a través de internet alojamos en los discos duros de nuestros ordenadores.

Aunque la connotación por defecto que lleva asociada es el adjetivo “ilegal”, no todas las descargas de ficheros que se utilizan en la red son ilegales. Yo me descargo las facturas de mis proveedores o los movimientos del banco, amén de otros ficheros igualmente legales como pueden ser libros, discos, fotografías o películas que han sido puestos en libre circulación por sus autores en la red. Solo algunos ejemplos para aseverar esto. Un estupendo libro de Linde Waidhofer con increíbles fotografías de la Patagonia puede descargarse legalmente en varios idiomas desde este enlace o este otro libro reciente, de un tema candente que me toca las narices, titulado “EL OCASO DE LAS AUTONOMÍAS. El libro que ningún partido político quisiera ver publicado” de Joaquín Javaloys que puede descargarse libremente en pdf desde este enlace aunque también está a la venta con coste en papel, una fórmula ya utilizada por Enrique Dans con su libro “Todo va a cambiar” obtenible desde aquí. Y así numerosas y bellas piezas electrónicas están a nuestra disposición, como por ejemplo este cuidado documental titulado “El mal del cerebro” que puede verse o descargarse libremente aquí.

Hay numerosísimos ejemplos de descargas legales y de hecho es un medio utilizado por empresas y particulares para mudar las cosas de un lugar a otro, de forma cómoda, moderna y rápida. Pero el quid de la cuestión son, cada vez más, las “otras” descargas. Si, esas, las “ilegales”, las descargas en las que los mal llamados “piratas” obtienen piezas protegidas por derechos de autor.

La cosa se mueve. No hace mucho asistimos al golpe dado a Megaupload, comentado en la entrada de este blog titulada “CONVULSION” y hacíamos comentarios acerca de estos mismos aspectos en “REARME”. Lo que parece claro es que la cultura del “todo gratis” no puede seguir así. Pero las enormes posibilidades de la red hacen posibles multitud de orificios de difícil taponado por los que hacer fluir la información digitalizada entre unos y otros.

Leyes hay y habrá cada vez más en todos los países, con grandes dificultades en su aplicación. Ya se sabe aquello de que un preso dispone de 24 horas al día para diseñar como escaparse de la cárcel, tiempo del que no disponen sus guardianes ni los que diseñan las prisiones. A orificio tapado, nuevo agujero abierto. A Megaupload cerrado, resurgimiento del P2P con viveza. Y que siga fluyendo la información.

Otra forma de atacar el problema es el miedo. Aparecía esta semana la noticia de una cuantiosa multa de más de medio millón de euros, o serán dólares, impuesta a un internauta en EE.UU. por descargar canciones protegidas por derechos de autor (aquí el enlace que no sé por cuanto tiempo estará disponible). Y esta misma semana unos parientes me referían lo ocurrido a ellos mismos en Alemania. El hijo de estos parientes vive en Madrid y se desplazó a Alemania a pasar unos días con la familia. Estando allí, utilizó la conexión inalámbrica, con clave facilitada por sus padres, para seguir conectado a internet igual que lo hace en su casa española. Pero se bajó, descargó o “downloadeó” un disco musical. A los dos o tres días se hizo con un par de películas. El chico estaba con la mentalidad española operando en un hogar alemán. Al cabo de un tiempo, un bufete de abogados se puso en contacto con la familia, titular de la línea ADSL, para comunicarles sendas multas de 850 euros por el disco y 1400 euros por cada película, con un 25% de descuento por pronto pago, de acuerdo y sin armar ruido. Y con la información precisa de fecha, hora y contenido descargado, obtenido supongo del proveedor de ADSL o de algún tipo de fisgoneo en la red.

Un bufete de abogados no tiene capacidad legal de imponer una multa. Pero si tiene la capacidad de denunciar el incumplimiento de una ley, que existe, y promover un juicio que con toda seguridad ganará, costando un pico al demandado por el tema de las costas y demás. Así que, mi pariente se rascó el bolsillo, no sé si se lo cobró a su hijo, y encima seguro que no escuchó las canciones ni vio las películas.

Bien es verdad que muchas de las descargas, legales o ilegales, sirven para alimentar nuestro mayor o menor síndrome de Diógenes, ese de acumular y acumular cosas que nunca vamos a utilizar y que al poco tiempo hasta olvidamos que las tenemos. Conocí antaño compañeros de mi oficina que acumulaban CD’s musicales o películas hasta la extenuación. CD’s que nunca han escuchado ni escucharán y pelñiculas que nunca han visto ni verán. Pero ahí las tienen, en su poder, por si acaso. Bien es verdad que en este tema de las películas, muchas de las antiguas y clásicas solo es posible obtenerlas en la red, ya que no se encuentran de forma comercial.

Me viene a la mente ese dicho de que cuando las barbas de tu vecino veas pelar…

sábado, 18 de agosto de 2012

MEDIOCRIDAD


Con mucha frecuencia circulan por la red a base de correos electrónicos determinados textos atribuidos a determinados autores, por lo general de renombre en el panorama nacional. Que yo recuerde ha pasado con Arturo Pérez Reverte, con Alfonso Ussía y con muchos otros. Es muy sencillo coger algo de la red, cambiar la autoría y airearlo a los cuatro vientos por medio del correo o de las redes sociales. Los textos en sí serán buenos o malos en función de quién los lea y de su coincidencia o no con la opinión personal sobre la materia. El hecho de atribuírselos a un determinado personaje no solo les da relevancia sino que carga las tintas en determinados aspectos, amén de darles una fama que posiblemente de otra forma no tendrían.

Me llega un texto atribuido al genial humorista Forges, de sobra conocido por todos por su larga trayectoria en el mundo de las viñetas . Y es que las personas que destacan en una determinada faceta no tienen por qué ser nulas en otras, en las que por lo general se suelen defender bien. El texto se titula “El triunfo de los mediocres” y es una reflexión acerca de lo que supone esta característica, como se llega a ella y la propone como una explicación de las causas que nos han llevado a la situación actual, no solo en materia económica sino en otras muchas materias.

La nota aparece fechada al principio el doce de mayo del presente. Indagando un poco en la red, me encuentro con este texto publicado en un blog con fecha anterior: veintiocho de febrero. Sensiblemente anterior. El blog es de David Jiménez y contiene este mismo texto en esta entrada. Ahora nos quedamos con la duda de quién es el verdadero autor, pero eso me resulta indiferente porque lo que yo quiero resaltar aquí es el texto en sí, su contenido, su reflexión profunda sobre la mediocridad y los mediocres.

Desde hace años venimos oyendo en muchos ámbitos de la vida eso de que “todo vale”. En el laboral se huye de los especialistas en pro de los generalistas, los que saben hacer de todo pero que nuca podrán hacerlo tan bien como alguien que se dedique específicamente a ello. En la calle, en casa, en los medios… todo vale, todo sirve. Y vamos cayendo poco a poco en esa mediocridad que nos pone ante nuestros ojos este texto que reproduzco a continuación. Y es que ser mediocre es un estado que se consigue a base de años de ir dejando pasar las cosas y conformarse, en hacer del “todo vale” una filosofía de vida. Así nos luce el pelo.

¿ De qué país estará hablando?

EL TRIUNFO DE LOS MEDIOCRES

Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo.

Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general.

Reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel.

Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente.

Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros.

Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre, reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.

Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura.

Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional.

Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.

Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.

Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada.

Es Mediocre un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.

martes, 14 de agosto de 2012

RECAMBIOS


Varias cosas me impresionaron cuando tuve la oportunidad hace más de una década de conocer La Habana, capital de un país que lleva muchísimos años en una situación peculiar. Por muchas razones, entre ellas su forma de gobierno, se ve aislada en un bloqueo económico que lleva a sus habitantes a situaciones que superan a base de ingenio y …paciencia. Una de las cosas que más llaman la atención es la gran cantidad de coches que circulan por sus calles con más años que el propio Matusalén. No es que esos vehículos lleguen a la edad que supuestamente tuvo este personaje, pero si contaban en aquella época de mi visita con alrededor de cuarenta años. Y había unos cuantos. Y estoy por asegurar, más de diez años después, que muchos de ellos siguen en activo.

Eran grandes coches americanos de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Lo sorprendente es que siguieran funcionando con esos años y con la previsible falta de piezas y repuestos para mantenerlos en marcha, no solo por el bloqueo comercial sino por que seguramente estarían fuera de la circulación y el fabricante no querría saber nada de ellos. Con motivo de un desplazamiento por la isla, en que contratamos de forma particular a un médico que por las tardes se dedicaba a hacer de taxista pirata para los turistas, pudimos conocer de primera mano la causa, sorprendente, de que los coches, no solo los grandes modelos americanos sino muchos otros, siguieran funcionando. El que nos sirvió de taxi era un Seat o Fiat parecido al 124 que debía de andar cerca de la treintena de años.

Según nos contó nuestro improvisado conductor, los cubanos se las ingeniaban para “fabricar” sus propias piezas. Desde una chapa de un refresco hasta una lata de sardinas eran materias primas para elaborar piezas a medida que posibilitaran que los coches siguieran andando. Al parecer el combustible no era problema, aunque todo es un problema en la isla, por el suministro ruso, dado que este país, lógicamente, no secundaba el bloqueo por razones de todos conocidas.

Así pues, cualquiera que pudiera hacerse con un coche tenía no solo que hacer trabajillos extras de estraperlo para mantenerlo andando en unas condiciones medianamente soportables, sino también aguzar el ingenio y aprender a ser no solo mecánico sino fabricante improvisado de piezas.

Mi primer coche, allá por los comienzos de los años setenta, fue un Seat 127. Me entretuve muchas horas con él haciendo de mecánico improvisado, instalando accesorios y haciendo mantenimientos básicos como cambio de bujías o de aceite, instalación de accesorios o cosas por el estilo. Pasé buenos ratos estudiando su circuito eléctrico y haciendo cosas como poner luces en los ceniceros –se fumaba en los coches y mucho- o en el maletero. Hoy en día todas esas cosas vienen de fábrica y además es bastante complicado ponerse a hacer bricolaje con un coche, no solo por los conocimientos sino porque en muchos casos son necesarias herramientas especiales e incluso ordenadores para poder leer los parámetros de muchos de los componentes, gobernados de forma electrónica. Por poner un ejemplo, muchos de los tornillos tienen una cabeza especial para la que hace falta un destornillador especial.

La llave que se puede ver en la fotografía es el mando a distancia de apertura de mi coche que se acerca a cumplir los ocho años. Está en un estado lamentable que se va deteriorando más y más con el paso del tiempo. Pero por cabezonería personal me niego a cambiarlo. Las zonas donde se presiona para abrir o cerrar el coche son botones de goma que con el paso del tiempo y del uso han quedado para el arrastre. No me quejo de ello, ya que todas las cosas tienen su desgaste. Quizá desde aquí recomendar a quienes tengan un mando de este tipo que presione con cuidado y con la yema de los dedos cada vez que lo utilicen. El hacerlo con las uñas implica un desgaste superior y su rotura en un menor número de usos.

Y es que como se pueden suponer el repuesto en cuestión no es precisamente barato. Según me informaron en la casa, hay que cambiar todo el mando, no solo la carcasa con las gomas nuevas, lo que implica una reprogramación del sistema y patatín patatán. Resumiendo, cerca de doscientos euros del ala. Han leído bien: doscientos. Como será la cosa que han aparecido numerosos fabricantes de piezas clónicas de diversos precios que sirven para salir del paso de forma airosa por mucho menos dinero de esa cantidad exorbitada o que al menos a mí me lo parece.

Cada vez es más frecuente en los aparatos que para cambiar una pieza que se ha desgastado sea necesario cambiar medio aparato. Fundamentalmente por que no es posible encontrar suelta la pieza que necesitamos.

Yo por el momento me las apaño utilizando la punta del bolígrafo que siempre me acompaña para abrir el coche y presionando el trocito de cuero que se sujeta con el papel cello para cerrarlo. Llegará el día que para cerrarlo tenga que utilizar también la punta del bolígrafo, pero lo haré en aras de mantener mi cabezonería y no claudicar ante el tremendo expolio que supone el que tenga que pagar un dineral por una gomita que no vale un real y que, con el tiempo, lógicamente, se ha deteriorado.

Añadido en Sep-2013 Esta historia tiene continuación, y final feliz, en la entrada RECAMBIOS-2.

martes, 7 de agosto de 2012

URDON


Hace ya muchos años, diecinueve para ser exactos, vi encima de la mesa de un compañero de oficina una postal que me llamó poderosamente la atención. Con el tiempo la compré a mi vez pero en estos momentos no sé donde la tengo. Representaba un camino que subía en zig-zag por la ladera de una montaña. Cuando le pregunté por la zona me contó que se trataba de la ruta conocida como la “Garganta de Urdón” que salvaba un gran desnivel para enlazar el desfiladero de La Hermida con el montañoso y escarpado pueblo de Tresviso, en el corazón del parque nacional de los Picos de Europa.

Desde aquel mismo instante pensé en realizar la ruta algún día. El tiempo ha ido pasando y por unas razones u otras nunca llegaba el momento. A medida que van cayendo años a las espaldas, acciones como esta que requieren de un cierto esfuerzo físico van siendo más difíciles de superar y no estaba dispuesto a que esta quedara en el apartado de los sueños no realizados.

Ayer, un lunes de agosto, fue el día elegido. Se anunciaba un tiempo fresquito, de 12 grados a las ocho de la mañana, nublado y con pocas posibilidades de lluvia hasta bien entrada la tarde. El comienzo de la ruta está situado, como ya hemos comentado, en el desfiladero de la Hermida, esa hermosa carretera que juega con el río Deva entre las localidades de Panes y Potes. Uno de los grandes problemas de la realización de esta ruta es el del aparcamiento. Hay muy pocas plazas disponibles y se suelen ocupar a muy temprana hora, por lo que era necesario el madrugón, y además sin ninguna garantía de que al llegar hubiera sitio. Accedíamos mi mujer y yo a los alrededores de la pequeña central hidroeléctrica de Urdón a eso de las siete y media de la mañana, encontrando plaza para dejar nuestro coche debidamente aparcado y prepararnos con tranquilidad para la ruta. Una opción posible es utilizar un familiar o amigo, o contactar con algún taxi, que te acerque por la mañana y a golpe de llamada te recoja por la tarde en el mismo sitio o mejor en Tresviso, el final de la ruta, para evitarte la bajada.

A las 07:57 iniciábamos la marcha en una cota de 92 mts. sobre el nivel del mar. Una ruta preciosa y tranquila en sus primeros momentos, en la zona conocida como “Entrelospuentes”, al existir tres de ellos que permiten a la ruta coquetear con el río. Pronto llegan las hostilidades al entrar en la zona conocida como “La Bargona”, un serpenteante camino de pendiente notable encajonado entre las montañas para llegar a la cota de los 400 mts. Las grandes pendientes y la existencia de mucha piedra suelta hacen necesario un calzado adecuado en forma de botas de montaña que mantengan el pie sujeto y los tobillos asegurados, además de tener que mirar con mucho cuidado donde se pisa para evitar resbalones y tropezones que pudieran resultar peligrosos. Superada esta zona se sale a una zona abierta conocida como “El Balcón de Pilatos”, la más famosa en las fotografías, donde el camino alcanza 650 mts de altitud y permite disfrutar de unas vistas preciosas que ensanchan el espíritu, eso sí, con cuidado pues el firme sigue siendo muy irregular y hay que mirar donde se pisa. Superado este tramo, nos adentramos por unos cientos de metros en una zona ya más llana y verde que nos lleva a los “Invernales de Prías”, unas casas semiderruidas en las que disponemos de una fuente y que son la base para el último repecho hasta alcanzar el pueblo de Tresviso, cuya base está situada en una cota de 877 metros. Nuestro GPS indicaba que habíamos salvado un desnivel de 785 metros en una distancia de 7,433 km en dos horas y nueve minutos de marcha real más un tiempo añadido de 42 minutos de descansos y paradas para recuperar el resuello, beber algo de agua y reponer fuerzas a base de frutos secos. Sin embargo, los datos oficiales de la ruta hablan de una distancia de 5,800 km, por lo que desconozco a que será debida la diferencia.

La experiencia de la subida fue dura pero positiva por aquello del sueño cumplido. Vagueamos un rato por las empinadas calles de Tresviso y sus casas de piedra preparadas para resistir los rigores del invierno hasta la hora de la comida en que se acercaron nuestros dos hijos a comer con nosotros en el único bar-restaurante de la localidad, lleno hasta los topes y en que tuvimos mesa por ser de los primeros en llegar por la mañana y poder reservar. Ya dice el refrán que “al que madruga Dios le ayuda”. Mis hijos llegaron en coche a través de una tremenda vuelta que hay que dar llegando desde Panes hasta Arenas de Cabrales y ahí tomando el desvío a Presa Poncebos para continuar a Sotres y Tresviso por una serpenteante carretera que cruza el corazón de los Picos de Europa y cuyo estado de conservación depende de la comunidad que vele por ella. Como en los viejos tiempos se notaba el cambio de provincia en las carreteras, aquí se nota el cambio de comunidad autónoma.

Tras la comida se imponía el regreso, en el que nos acompañó mi hija Irene. No es lo mismo subir que bajar, decía. Pero tengo que decir que para mí el descenso fue poco más o menos que horroroso, mucho peor que el ascenso. El hecho de que haya tantos cantos sueltos y las fuertes pendientes obligan a tener mucho cuidado para evitar resbalones y pasos en falso que pueden resultar peligrosos y dependiendo de los sitios, fatales por los precipicios al lado del camino. Las rodillas sufren mucho más que en la subida.

Un sueño cumplido que deriva en una satisfacción personal unida a los dolores por el esfuerzo, que en este caso son recibidos de forma agradable y que serán olvidados en un par de días.