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martes, 31 de julio de 2012

RADIO




La televisión llegó a la casa familiar cuando yo contaba catorce años. Hasta entonces, la reina del comedor, que no había llegado todavía a la categoría de salón, era una radio de las de válvulas, de color negro, que presidía la estancia desde una repisa en alto para que no llegáramos los niños a manipularla. Es la que está resaltada en la fotografía que acompaña a este texto. Mi madre y mi abuela, que trabajaban y muy duro cuidando de la familia, solían tenerla encendida en muchos momentos del día, especialmente por las tardes, tras la comida, horas que dedicaban a su costura y mientras sonaban aquellas novelas que fácilmente alcanzaban mil capítulos. En mi recuerdo rescato programas como “Matilde Conesa, Perico y Periquín”, “Los porretas” y “Ustedes son formidables”, que tantas y tantas veces oíamos en familia, así como las “reprimendas futboleras” que escuchaba mi padre los domingos por la tarde.

Con posterioridad, la radio ha sido compañera a lo largo de mi vida durante muchas horas y momentos. Y es que la radio tiene una virtud a mi juicio fundamental: te permite estar haciendo otras cosas mientras escuchas, cosa que no admite la televisión. Acompañado de las ondas, han sido muchas las horas haciendo bricolaje, revelando fotografía en el cuarto oscuro, paseando o desplazándome en coche. Siempre he usado el transporte público pero en los últimos años un cambio de lugar de trabajo lo hizo imposible, con lo que tuve que sumar dos horas diarias de desplazamiento enganchado a la radio, pues no soy amigo de música enlatada en el coche. Y poco a poco me quedé cómodamente instalado en una única emisora: Radio Nacional de España, no solo porque no tenía anuncios comerciales, sino por la calidad de sus programas. Por la mañana “En días como hoy” bajo la batuta de Juan Ramón Lucas y por la tarde “Clásicos Populares”, sustituido con posterioridad por “Ciudadano García” y sobre todo “Asuntos propios” con Toni Garrido. Excelentes programas de entretenimiento e información que escuchaba los ratos que podía.

Con motivo de una “Semana de la Ciencia” celebrada hace años, tuve la oportunidad de asistir en directo en los estudios de Prado del Rey a una edición completa de “Asuntos propios”. El conocer de primera mano como era por dentro me hizo apreciarlo todavía más. Toni Garrido estuvo en todo momento pendiente de y atento con nosotros, dándonos paso en directo en el propio programa y con una naturalidad pasmosa con sus ayudantes e invitados, como el que se está friendo unos huevos fritos o leyendo el periódico.

Por desgracia, la política se mete en todo. Y aprovechando las vacaciones, en una “agostía alevosa” adelantada a julio, la nueva cabeza pensante de RNE, nombrada por el nuevo desgobierno que padecemos, nos ha suprimido a estos dos excelentes comunicadores y alguno más de paso. Tras el verano veremos como se comportan los sustitutos pero durante mucho tiempo permanecerán los antiguos en el recuerdo. Tampoco es de extrañar que estos sesudos dirigentes que han entrado como elefante en cacharrería vuelvan a rescatar los anuncios comerciales con lo cual nos daremos cuenta de que hemos vuelto unos cuantos años atrás y nos habremos instalado de nuevo en la mediocridad que nos invade. Otro día hablaremos de ello, de la mano de un artículo del genial Forges, que no solo sabe dibujar.

La semana pasada he leído en un diario nacional, en la sección de cartas al director la misiva que reproduzco a continuación. Clara y concisa, para los que quieran entender.

¡Me han robado la radio!
Miguel Maldonado Cuesta. Getxo.Vizcaya.

Hace ya mucho tiempo que otros vándalos me convencieron, a base de aumentar los porcentajes de publicidad y degradar los contenidos, de que la televisión era un logro fallido de la mente humana. Me había refugiado en la palabra y, ahí, logré distribuir mi tiempo pendiente de tres voces amenas, plurales y profesionales que, amén de no machacarme con publicidad, me ofrecía Radio Nacional.

Por la mañana, por la tarde o en las mañanas del fin de semana, Juan Ramón Lucas, Toni Garrido y Pepa Fernández llevaban con plena eficacia las labores de informarme, entretenerme y culturizarme. Nunca les oí una palabra fuera de tono, con ningún invitado y, en todos los años que vengo oyéndoles, siempre me reservaron a mí y a la audiencia en general sacar nuestra propia opinión.

Jamás rehuyeron, como buenos periodistas, ningún tema de los que conformaban la actualidad. En los tiempos que corren, esos temas se nutren sobre todo de hechos como atropellos a desfavorecidos, incumplimientos de promesas electorales o fraudes “bankiales”; pero, para un buen periodista, la actualidad manda.

A mi no me engañan. Mariano, ¡has sido tú el que me ha robado la radio!

lunes, 23 de julio de 2012

CONECTIVIDAD


Aunque queramos nosotros mismos pensar lo contrario, estamos desarrollando de forma progresiva una dependencia de lo que se ha dado en llamar “vivir conectados”. Con la generalización de los dispositivos móviles, que lo que menos son ahora es teléfonos, disponemos en la palma de nuestra mano de internet y todas sus “consecuencias”: correo electrónico, redes sociales, mensajería instantánea, acceso a la web y otras cosas que son también interesantes como navegador terrestre para andar, correr o ir en coche, multitud de juegos, acceso al diccionario de la lengua y un montón de aplicaciones que nunca acabaríamos de enumerar pues crecen exponencialmente día a día.

Pero para que todo esto tenga lugar y pueda ser posible, necesitamos una cosa fundamental: conectividad en nuestro dispositivo. Acostumbrados a tener en casa y en muchos lugares públicos o privados redes locales o WIFI para alimentar la necesidad de conectividad de nuestros “achiperres” , cuando salimos de nuestros entornos habituales entramos en un “sin vivir” si no sabemos si dispondremos de “alimento” para nuestras conexiones. Es frecuente en casi todos los establecimientos públicos como hoteles encontrar redes “wifi” cuya clave nos facilitan, e incluso he encontrado ya en algún restaurante donde la clave está añadida en un papelito a la carta, como aquellos que normalmente se utilizan para las recomendaciones del día, esas que suelen venir sin precio y que nos deparan sorpresas a la hora de la cuenta.

El hecho de pasar las vacaciones de verano recurrentemente en un mismo lugar nos puede hacer anticiparnos a nuestros posibles problemas de conexión. Así me ha ocurrido y en vista de las vicisitudes del año anterior he decidido anticiparme y acudir provisto del correspondiente MODEM-USB con su tarjeta SIM para pasar unos días sin sobresaltos. Ya había preguntado a vecinos de la zona que tipo de conexión sin cables usaban y todos ellos me habían contestado que la de la grande, ya saben, “timofónica”. Como ya habrán podido deducir los lectores asiduos de este blog, de esa empresa no quiero nada, ni siquiera regalado. Pero las circunstancias obligaban y he tenido que claudicar, bien sea de forma temporal, durante las vacaciones. Pero no me ha servido de nada.

Las percepciones de las personas van en función de su conocimiento de las cosas y en esto de las últimas tecnologías, salvo excepciones, el vulgo suele tener poco interés. Los vecinos no me informaron de que sus conexiones eran de tipo “GRPS” (*), el más lento que existe equivalente a los primeros módems de línea telefónica con los que trabajábamos hace veinte años. Un horror. Para mandar o recibir un correo electrónico con poco texto, vale, pero como tengas un amigo pesado que te manda media docena de correos diarios acompañados de presentaciones con fotos y música, acabáramos, horas para recibir los envíos. Y si quieres acceder a páginas modernas, esas plagadas de contenidos multimedia que se creen que todos los que se asoman a verlas disponen de una conexión de alta velocidad, te pueden entrar los siete males.

Encontrarse con dificultades y hacer todo lo posible por solventarlas es la mejor manera de aprender. Consultas al gran “google”, un poco de lata a los amigos -gracias Juanlu-, y algo de tesón y cabezonería, me han llevado a encontrar una muy buena conectividad de mi modem-usb, sacándolo al exterior con un prolongador, en una ventana concreta del piso de arriba. Pero curiosamente no con la grande cuyo nombre no voy a repetir, sino con una de las chiquititas, cuyo sombre si voy a mencionar: SIMYO. Solo en esa y en ninguna otra ubicación obtengo conectividad “HSDPA”(*), la mejor posible por ahora. Y va como un tiro, así se puede trabajar.

¿Y la antena que se ve en la fotografía en el alfeizar de una ventana? Pues es para “chuparle la wifi” al vecino o vecinos que se dejen. No todas las redes que nos llenan el aire de ondas están protegidas y algunas de las que están protegidas no lo están demasiado bien, vamos, que se puede averiguar la clave con un poco de ojeo, “sniffando”o esnifando que se dice en el lenguaje informático coloquial. ¿Que cómo se hace esto? Pues, preguntando a Mr. Google, trasteando un poco, mucha paciencia, y echando algunas horas a la investigación. Pero tengo que reconocer que tengo suerte y una de las redes que entran por mi antena es la “wifi” de mis cuñados, -muchas gracias a ellos por compartir su clave-, que cuando no está caída es una delicia.


GPRS - General Packet Radio Service. Permite como mucho 80 Kbps, o sea 0,08 “Megas” de velocidad. Similar a un viejo modem telefónico de los que ya no se usan.


EDGE o EGPRS - Enhanced Data rates for GSM of Evolution Tasas de Datos Mejoradas para la evolución de GSM, es decir, el anterior mejorado, permite hasta un máximo de conexión de 236 Kbps, es decir 0,236 “Megas”.


3G o UMTS, - Universal Mobile Telecommunications System- la tercera generación de sistemas para móviles (3G). Permite velocidades de conexión de hasta 2 Mbps (2 megas en el lenguaje coloquial) pero esto sólo en condiciones óptimas, claro.


HSDPA - High Speed Downlink Packet Access- es la optimización de la tecnología espectral UMTS/WCDMA, pudiendo alcanzar velocidades de bajada de hasta 14 Mbps en teoría en condiciones óptimas. Tal vez este sea el límite actual que nos ofrece el sistema de internet móvil.



sábado, 14 de julio de 2012

CIUDADES



No soy lector de esa revista con título amable y sugerente, ¡HOLA! salvo en contadas ocasiones en que la hojeo en consultas de médicos y dentistas para echar un vistazo a la sociedad alta, la que aparece en ese tipo de revistas. Pero desde hace varios años por estas fechas, al comienzo del verano, la revista publica un especial de vacaciones en la que se pueden obtener pistas verdaderamente interesantes sobre muchos puntos de nuestra geografía nacional que merecen la pena ser visitados. En la edición de este año venía adjunta una revista adicional titulada “Escapadas por Europa” con indicaciones para visitas rápidas a veinte ciudades europeas, las de más renombre.

De una de las indicaciones españolas he tomado buena nota para darme una escapadita dentro de unos fines de semana por una comarca de la alargada y muy desconocida provincia de Burgos, aunque como era de esperar, los alojamientos recomendados en la revista estaban plenos de ocupación. No debo ser el único que la compre, la lea y trate de poner en práctica sus recomendaciones. Pero no es de nuestro turismo interior de lo que quiero tratar en esta entrada, sino del exterior.

Mi primera salida allende de nuestras fronteras ocurrió tras el verano de mil novecientos ochenta y tuvo como destino un hermoso y desconocido país como Bulgaria, con extensiones a las ciudades de Bucarest, Moscú y Estambul. Para bautizo no estaba nada mal pero fue un verdadero problema, ya que me picó el gusanillo de conocer mundo y desarrollar mi faceta de viajero. Cualquier momento era bueno para escaparse y conocer más lugares, en puentes, vacaciones e incluso ratos libres. En diciembre de ese mismo año conocí Londres y los años siguientes me lancé a la conquista de Europa. Tu propio coche, la tienda de camping, latas de sardinas debajo de los asientos y macarrones en la rueda de repuesto, fueron un buen sistema de hacer kilómetros y kilómetros por las carreteras europeas, conociendo ciudades maravillosas, lugares fantásticos y gente entrañable. A pesar de haber transcurrido tanto tiempo recuerdo con total nitidez multitud de lugares, nombres y anécdotas ocurridos en aquellos años de viajar intenso y disfrute insuperable.

En la revista y en la imagen que acompaña a esta entrada aparecen referencias a veinte ciudades europeas. Conozco todas ellas menos una, habiendo estado en algunas más de una vez. Todas tienen sus encantos y merecen la pena pero si me tengo que decantar por una de ellas, no tengo ninguna duda en la elección: San Petersburgo. Cuando yo la visité no se llamaba así, sino Leningrado. Era diciembre de mil novecientos ochenta y tres, en plenas navidades. La temperatura en la calle era de veinticuatro grados bajo cero, pero era una delicia pasear bien abrigado y ver como la gente hacía vida normal. La cena de fin de año en el hotel fue épica, añadiendo las ganas de fiesta tipo español a las de otras nacionalidades presentes y celebrándola dos veces, dada la diferencia horaria con España. Inolvidable el paseo posterior a las tres de la mañana por la playa cercana al hotel donde el mar si no estaba congelado al menos lo parecía en la oscuridad reinante, solo tamizada por los reflejos de las luces lejanas del propio hotel. Como digo una ciudad muy recomendable de visitar y disfrutar, sus paseos, sus canales, su museo del Hermitage, sus palacios, en fin, su todo.

Pero he comentado que hay una ciudad de la lista que no he visitado, todavía, aunque tengo muchas ganas de hacerlo desde hace varios años. He pasado cerca de ella en un par de ocasiones en viajes en coche, con lo que no hubiera costado mucho desviarse a conocerla, pero la tengo reservada para una última aventura que, lamentablemente, se va demorando con el tiempo: correr un maratón en ella. La ciudad no es otra que Berlín, que celebra a finales de septiembre uno de los maratones más afamados del mundo, donde se han conseguido los records de esa distancia en los últimos tiempos. Conocer lo que queda del famoso Muro de Berlín o pasar por debajo de la Puerta de Brandeburgo al finalizar la carrera tiene que ser una sensación para recordar. Esperemos que este blog siga vivo y que la carrera tenga lugar algún día para poderlo narrar.

domingo, 8 de julio de 2012

PROVERBIOS


En estos comienzos del verano me ha vuelto mi vena gramatical. Ya se ha dicho que el frío se combate con actividad y el calor con tranquilidad y reposo, lo que invita a la lectura y al pensamiento. De mi colección de frases célebres, me ha dado por recuperar aquellas etiquetadas como “proverbios”. Es curioso que por regla general nos suenen proverbios de muchos orígenes, principalmente chinos o árabes, y no nos suenen proverbios españoles. Yo quiero pensar que es porque a estos últimos los denominamos refranes, que viene un poco a ser lo mismo. Indagando por los diccionarios, el oficial y los otros, se define como proverbio a una “sentencia, adagio o refrán” mientras que refrán viene a ser “dicho agudo y sentencioso de uso común” o “sentencia de origen popular que expresa una enseñanza, un consejo, una crítica, etc.”.

En todo caso, da lo mismo una que otra acepción, así como su procedencia o etiquetado, ya que de lo que se trata es de sacar ese consejo, crítica o enseñanza que por lo general se encuentra escondido y condensado en esa frase, por lo general muy corta y con mucha enjundia, que nos debe hace reflexionar y tener bien presente en muchas ocasiones de nuestras vidas en las que tenemos que tomar decisiones. Hay una gran cantidad de ellos, a los que podemos unir aquel otro apartado de “frases célebres”, con lo que dispondremos de un buen acervo de conocimientos prácticos con los que aplicarnos el cuento en variadas situaciones.

Hay multitud de sitios en la red, con enormes cantidades de proverbios, refranes y frases, incluso ambientadas con fotos y música. A poco que busquemos en la red encontraremos sitios como este o este otro por citar un par de ellos en los que podemos curiosear un buen rato.

Ya he comentado que utilizo este blog a modo de documentación para mi mismo. Por ello me he permitido seleccionar ciento un proverbios, o refranes, que son los que me han llamado más la atención y que reproduzco a continuación. Omito la procedencia pues no siempre está muy clara y la fiabilidad de las fuentes no es contrastable. Por otro lado, lo que importa es el mensaje que transmiten, sea cual sea su origen. Puestos a ser un poco incisivo con el momento político y económico presente, pongo uno de ellos en negrita, sin comentarios. Estos son los seleccionados

Cuando los elefantes luchan, la hierba es la que sufre.

Si no tienes ningún enemigo dentro, los de fuera no te harán daño.

Si te gusta la miel, has de esperar que las abejas te piquen.

Dios da las nueces, pero no las casca.

El habla es plata; el silencio es oro.

Es cierto que no te quiero tanto como cuando éramos novios, pero es que a mi nunca me han gustado las mujeres casadas.

Si quieres miel no des puntapiés sobre la colmena.

Al perro que tiene dinero se le llama señor perro.

El mosquito puede dañar los ojos del león.

Las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan.

Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría.

Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.

Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación.

Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio: no lo digas.

Solo se tiran piedras al árbol cargado de frutos.

Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo.

Repara tu trineo en el verano, y tu carreta en el invierno.

Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa.

Colmillo de marfil no crece en boca de cerdo.

Cuando hagas favores no los recuerdes. Cuando los recibas, no los olvides.

Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta.

El buen caballo no vuelve la cabeza cuando corre.

El hombre que hace mucho se equivoca mucho; el hombre que hace poco se equivoca poco; el hombre que no hace nada nunca se equivoca.

El sabio no dice lo que sabe, y el necio no sabe lo que dice.

Estaba furioso por no tener zapatos. Entonces encontré un hombre que no tenía pies.

La comadreja felicita el año nuevo a las gallinas, pero sus intenciones no son buenas.

La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?.

La leña que se cortó en mil días puede quemarse en uno solo.

La tinta más pobre de color vale más que la mejor memoria.

No podrás evitar que los pájaros de la preocupación y la inquietud vuelen sobre tu cabeza. Pero eres capaz de impedir que aniden en tus cabellos.

Pregunta lo que ignoras y pasarás por tonto cinco minutos; no lo preguntes y serás tonto toda la vida.

Quién persigue ciervos no atiende a conejos.

Saber tolerar un momento de ira significa ahorrarse un siglo de arrepentimientos

Si no quieres que se sepa, no lo hagas.

Si quieres que algo se haga, encárgaselo a una persona ocupada.

Si te caes siete veces, levántate ocho.

Si tienes un problema y no tiene solución, para que te preocupas. Y si tiene solución, para que te preocupas.

Tigre y ciervo no van juntos de paseo.

A quien teme preguntar, le avergüenza aprender.

Invierte en todo aquello que un naufragio no pueda arrebatarte.

No temas avanzar despacio, teme no avanzar.

Si un buen leñador tiene solo cinco horas para talar un árbol, empleará cuatro afilando el hacha.

Jamás permitas que tus pies vayan por delante de tus zapatos.

A la larga la lima se come el hierro.

Casarse significa domesticarse.

El cadáver del papa no ocupa más que el del sacristán.

El silencio es el santuario de la prudencia.

La auténtica ciencia enseña sobre todo a dudar y a ser ignorantes.

Mucho sabe el marido de una mujer, pero mucho más sabe su amante.

No hay remedios contra la muerte, pero la muerte en sí es un remedio.

Nunca les falta quehacer, ni al cura ni al diablo, ni a la mujer.

Oculta tu odio y será más eficaz.

Un enemigo declarado es menos peligroso que un amigo ambiguo.

Una buena tela encuentra el comprador sin tener que extenderla.

Quien no sabe bailar dice que los tambores no valen para nada.

Dos perros pueden matar a un león.

No hay árbol que el viento no haya sacudido.

No puede impedirse el viento. Pero pueden construirse molinos.

Antes de juzgar a una persona, camina tres lunas con sus mocasines.

Sólo se tiran piedras contra el árbol que da fruto.

Un tropezón puede prevenir una caída.

Vale más ser cobarde un minuto que muerto el resto de la vida.

Es mejor un feo hago que un hermoso haré.

Renuncia sólo cuando estés bajo tierra.

Una vez terminado el juego el rey y el peón vuelven a la misma caja.

Aun el mono se cae a veces del árbol.

Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar.

Sólo en la actividad desearás vivir cien años.

Ya rías, ya llores, la vida dura lo mismo.

Hay que guardarse bien de un agua silenciosa, de un perro silencioso y de un enemigo silencioso.

La vida es un gorro; unos se lo ponen, otros se lo quitan.

No re acerques a una cabra por delante ni a un caballo por detrás, ni a un tonto por ningún lado.

Más confío en el trabajo que en la suerte.

Cuando tres marchan juntos, tiene que haber uno que mande.

La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces.

La luna y el amor, cuando no crecen, disminuyen.

La escalera ha de barrerse empezando por arriba.

Nadie ha sido nunca ahorcado con dinero en el bolsillo.

No es la ley lo que asusta, sino el juez.

Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla.

Si cada uno barriera delante de su puerta, ¡qué limpia estaría la ciudad!

Un libro es amigo sólo de quien sabe leerlo.

Las palabras son como las abejas: tienen miel y aguijón.

Cuando el carro se haya roto muchos os dirán por donde no se debía pasar.

El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos.

Nadie necesita ayuda para tener problemas.

La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía.

Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego.

Los perros que se pelean contra ellos, se unen contra los lobos.

Bajo una mata florida está la culebra escondida.

Cuando el dinero habla, la verdad calla.

El asno puede entrar en el templo, pero no por ello se convierte en monje.

Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto.

La liebre astuta tiene tres madrigueras.

No desesperes: de las nubes más negras cae un agua que es limpia y fecunda.

Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza.

Una liebre no come la hierba que está junto a su madriguera.

El que nada duda, nada sabe.

El amor y la tos no pueden ocultarse.

Una reputación de mil años puede depender de la conducta de una hora.

La mujer llora antes del matrimonio, el hombre después.

domingo, 1 de julio de 2012

BANKIA



Quién le iba a decir al Padre Piquer, aquel que por aquellos años de 1702 fundara el Monte de Piedad de Madrid, que tras trescientos años de andadura de “su” institución, unos cuantos dirigentes y políticos con otras miras e intereses muy diferentes a las suyas iban a dar al traste con su obra. En 1838 se constituyó lo que sería Caja de Ahorros como adición al monte, con lo que desde esa fecha la entidad se conoció con el nombre de Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, siendo el símbolo del ahorro de muchas generaciones de madrileños, amén de una empresa que, aun siendo financiera, colaboraba de forma espléndida en montones de obras sociales y culturales. Dado que no existían accionistas, los beneficios se destinaban íntegramente a mejorar la organización, las instalaciones, los servicios a los clientes y como ya hemos mencionado y recalco, a obras sociales y culturales.

Pero algo a empezó a cambiar desde principios de los ochenta. Yo contemplaba el cambio desde dentro pues no en vano era empleado desde 1972 y veía como ciertos cambios llevaban una tendencia que no me gustaba nada. Un dato: los equipos directivos nunca hasta esa fecha habían cobrado el famoso “sobre” de fin de año, ese abultado paquete de billetes que cobran sí o sí, cuyo montante nos hacía enrojecer a más de uno y que en el fondo servía para cabrearlos, por comparación, cuando se enteraban que el jefecillo del lado, cien veces peor que él, había cobrado una cantidad superior a la suya. Ni que decir que los criterios que se empleaban, si es que había alguno, no eran nada objetivos sino derivados del grado de afinidad o peloteo de cada uno con sus superiores.

Uno, que siempre ha sido un iluso, contra viento y marea y las opiniones del famoso ruso “todokiski”, decidió abandonar esa “potente” nave tras casi veinte años de servicio y buscar nuevos rumbos, pues el que estaba tomando Cajamadrid, nombre ya reducido por aquellas fechas, no era muy agradable. Pero en todas partes cuecen habas y ya lo dice el refrán popular “Mal de muchos,…epidemia”. Nunca me he arrepentido de aquel cambio pues me permitió renovar mis ilusiones, conocer gente nueva, hacer otras cosas y a la postre pasar por muchas empresas que no hubiera conocido de haber seguido allí, como les ha ocurrido a otros muchos compañeros y amigos que se quedaron. Muchos de ellos están ya jubilados, pre-jubilados o esperando que estos estados lleguen cuanto antes, pues en el puchero de la ahora Bankia “cuecen habas” y “no está el horno para bollos” aunque a todas luces son una empresa segura intervenida por el Estado e incluso, que nivel Maribel, por Europa, nada menos, ahí es nada. Esperemos que no se fundan los plomos y se apaguen las luces.

Una de mis obsesiones es la digitalización de todo lo que pillo susceptible de ser transformado en bits e incluido en el disco duro de mi ordenador. De vez en cuando doy una batida por los papeles archivados en el fondo del armario y saco algún documento antiguo que nunca vuelve a su sitio, pues tras pasar por el escáner va directamente a la papelera. Uno de los encontrados esta semana es una carta, iluso yo, que dirigí al entonces presidente de Cajamadrid con motivo de mi marcha de la empresa. Me da risa solo leerla, pero la transcribo a continuación. ¡Que iluso! ¡Que peticiones le dirigía!

8 de Febrero de 1.991

Sr.Dn. JAIME TERCEIRO LOMBA Presidente del Consejo de Administración de la Caja de Ahorros y M.P. de Madrid Plaza de Celenque, 2 28013-MADRID

Muy Sr. mío:

Cuando a principios del pasado mes de enero franqueaba la puerta del Edificio Central con el fin de solicitar mi baja como empleado de la Cala de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, me vino a la memoria la carta que, con motivo de las fiestas de Navidad, Ud. amablemente me dirigió a mi domicilio particular. Y es por ello y con el fondo de la mencionada carta que me permito dirigirle estas letras.

Atrás quedan casi diecinueve años de servicios a la Entidad, de ellos diecisiete en el departamento de informática, prácticamente desde su creación. No voy a referirle las razones que me han llevado a dar un nuevo rumbo a mí vida profesional, razones que, por otra parte, ni mis responsables directos en el Departamento de Informática ni en el Departamento de Personal, se han molestado en indagar. Pero, para evitar al menos ante Ud. lecturas falsas del hecho, si quisiera decirle que voy a otra empresa a realizar las misas funciones, en idéntico puesto de trabajo e incluso con algo menos de salario.

Lo que no es lo mismo es la ilusión por el trabajo bien hecho, ilusión que estaba comenzando a perder en esa empresa de su digna presidencia. Hubiera sido mucho más cómodo, y fácil por otra parte, dedicarse a "esperar la jubilación", pero cuento en la actualidad con treinta y cinco años y se me antojaba larga la espera. El fondo de su carta de navidad, de otras cartas y alguna que otra circular empezó a perderse, a mi modesto entender, allá por el comienzo de los años 8O. Pero como aún quedan en la Caja muchos compañeros g amigos me gustaría pedirle un favor: que recupere aquel espíritu, destierre la ambigüedad, ponga coto al favoritismo y sobre todo, haga recuperar la ilusión por el trabajo.

Siempre a disposición de la Caja, reciba un cordial saludo