Buscar este blog

domingo, 23 de junio de 2013

PROSAPIA

La Vanguardia, 22/06/2013

Hay cosas que parecen imposibles, y sin embargo ocurren. Ayer prácticamente todos los diarios de tirada nacional incluían la noticia y la misma fotografía, en la que pueden verse a dos de las personas que, hoy por hoy, más mandan en nuestro país, yo añadiría que maltrecho. La frase pronunciada por la segunda al mando en regir nuestros destinos debería quedar para la historia: “Ha llegado la hora del sacrificio de los políticos”. Yo ya he perdido la cuenta de los meses o años que lo llevan o llevamos pasando mal, muy mal, muchos ciudadanos de este país, pero siempre ha habido ricos y pobres. Y según las últimas estadísticas que he leído, el número de ricos en los últimos tiempos se ha incrementado en un 6%. De lo que se deduce que estas épocas de crisis son muy buenas para algunos…pocos. Una noticia complementaria es que uno de los índices que no han bajado sino todo lo contrario son los que reflejan las ventas de coches….de gama alta. Por si quedaba alguna duda.

Veo poco la televisión y menos la prensa, pero en algún momento, mientras tengo el ordenador bloqueado realizando algunos procesos pesados, lo único que me funciona con cierta fluidez es el acceso a internet, por lo que caigo en la tentación de asomarme por las portadas electrónicas de los periódicos. Cuando en el primero que accedí vi la noticia, me dejo patidifuso, por lo que accedí al resto a comprobarla, pudiéndome dar cuenta que efectivamente estaba en todos.

No se enteran de que va esto. Están en sus pedestales y nos ven al resto de los humanos desde su atalaya y tienen bien claro que la historia no va con ellos. Voy a reproducir a continuación una carta al director de otro diario, que no tiene desperdicio:

Mi padre, que hoy tendría 86 años, tenía un compañero que le contaba que de niño vio, en la plaza de su pueblo extremeño, cómo llegaba montado a caballo el capataz de las tierras del señor de la zona y elegía a los hombres, de entre el sombrío grupo que esperaba desde el alba, que ese día tendrían la suerte de trabajar de sol a sol por una peseta. Cuando escogió a los afortunados, uno de los hombres que ese día no fue elegido, se acercó al capataz y le dijo en voz baja “señor, yo lo hago por dos reales” (para los jóvenes: la mitad de una peseta). El capataz descartó a un hombre de los elegidos y se lo llevó. Cuando yo de pequeño oía esa historia se me encogía el ánimo, pero, con todo, me consolaba pensar que ese mundo miserable estaba enterrado en el pasado. Ahora, nada menos que el gobernador del Banco de España le propone “excepcionalmente” ese modelo a la nieta de mi padre, mi hija de 18 años. Qué gran capataz de nuestros señores. José Luis Martorell (Madrid) 4/06/13

Habría montones de cartas como esta, muchas que no se escriben y otras que no llegan a ver la luz, porque estas historias no son aisladas. Una sobrina mía, con su carrera terminada y a punto de acabar un máster lleva realizadas en los últimos tiempos cerca de ochenta entrevistas donde la ofrecen, sin ningún pudor, condiciones leoninas insoportables cuando no el, directamente, trabajar gratis.

Pero hasta ahora, por lo que se ve, la cosa no iba con los políticos, si nos atenemos a la frase de nuestra sesuda dirigente, no olvidemos en ningún momento que con mayoría absoluta en el Congreso para hacer lo que la dé la gana, a ella y a su compañeros. Y es que yo no me creo que vayan a hacer nada que directamente les afecte, pequeños retoques en cosas sin importancia que sirvan como cortina de humo para distraer la opinión de los ciudadanos y a que todo sigua igual.

La situación es grave y graves son por tanto las decisiones que hay que tomar. Y no estoy hablando de la llamada crisis económica que con el tiempo pasará para volver cíclicamente dentro de unos años. Me refiero a la crisis moral, la crisis de valores, la crisis derivada de cargarse de un plumazo cuestiones básicas de convivencia que ha costado muchos años lograr y que, como se pagan con dinero, se retiran esgrimiendo que “la cosa está mal”. Esta mal para algunos, pero no para otros, que siguen igual o si cabe mejor.

Cuestiones básicas como la educación y la sanidad son el día a día de muchos españoles que no pueden pagarse con sus exiguos salarios, los que los tienen, educaciones o sanidades privadas. Y la cobertura social que hasta ahora se tenía o ha desaparecido o casi. En mi época, yo no pude estudiar una carrera universitaria porque mi familia no tenía dinero para costeármela. Estudié el bachillerato a trancas y barrancas, con alguna beca ministerial, pero la carrera ya fue imposible, ni siquiera con beca. Esto, que parecía que había desaparecido, vuelve con fuerza. Les invito a leer esta reflexión de un profesor sobre uno de sus alumnos, con un título un poco irreverente que es pura realidad que hace caer el alma a los pies.

Pero, hasta ahora, los políticos no “se han sacrificado”. ¿Lo harán a partir de ahora? Miau y remiau.