Cuando disponemos de palabras apropiadas en nuestro rico castellano no me gusta utilizar extranjerismos y menos en el título de las entradas de este blog. Pero el título debería ser, en negrita y con mayúsculas, una palabra francesa, “
BOUCHON”, que me tuvo todo el día de ayer martilleando la cabeza sin cesar. “
Bouchon” es el término que utilizan los franceses para designar los atascos o retenciones de tráfico. No tengo un diccionario a mano pero parece que por las búsquedas en internet el término tapón es la mejor traducción. Durante todo el día de ayer, los paneles informativos de la autopista solo ponían
“bouchon, bouchon y bouchon”.
Uno pensaba, hasta ayer, que las autopistas de peaje, por ser de peaje, son carreteras especiales, seguras y rápidas, que los automovilistas eligen para desplazarse mejor que por las carreteras convencionales, y por ello asumen el pago de una cuota, peaje, que les haga más placentero y rápido el viaje. Lo de seguras es probable, lo de rápidas…jejeje.
Ayer, sábado, íbamos a desplazarnos desde el norte de España a una localidad gerundense para pasar unos días y conocer la zona. Los navegadores de tráfico, cuyo nombre omito para no hacer propaganda al mío porque son unos peseteros, e incluso el Google Maps, que sí especifico y le hago propaganda por su gratuidad y buen funcionamiento, marcaban como ruta principal el hacerlo por la autopista A61 que transcurre paralela a los Pirineos por el sur de Francia. La alternativa española era desviarse en Bilbao hacia Logroño y Zaragoza para desde ahí vía Lérida alcanzar el punto de destino. La diferencia en kilómetros era pequeña, sobre unos cuarenta kilómetros más por la vía española que por la francesa, en un recorrido total algo superior a ochocientos kilómetros. Un pueblecito especial en el recorrido nos hizo decidirnos por Francia: Carcassonne estaba en el recorrido y era una opción de parada para visitarle dado que habíamos estado hace muchos años en esa preciosa ciudad patrimonio de la Humanidad.
Así que dicho y hecho, por Francia. Saliendo prontito e incluyendo las preceptivas paradas cada dos horas en las que se pone gasolina, se visita al amigo Roca, se come el bocadillo en una de las muchas y estupendas áreas de servicio francesas y se visitaba la ciudad de Carcassonne, esperábamos llegar al apartamento de destino sobre las seis de la tarde con tiempo suficiente para instalarnos y descansar del viaje. Pero el hombre propone y Dios dispone.
Antes de seguir una aseveración: no es de recibo que los puestos de control para abono de los peajes en una autopista provoquen retenciones, atascos, tapones, congestiones, embotellamientos, aglomeraciones, en definitiva y en francés, “
bouchones”.
Pues así empezamos, Nada más entrar en Francia dos retenciones de veinte y veinticinco minutos en los dos primeros peajes que son de alrededor de dos euros. Luego y a lo largo de todo el día con paradas frecuentes, circulación más que lenta y peligrosa con tirones y frenazos y el peaje de Tolouse ya fue la bomba: cuarenta y cinco minutos. Cuando nos salimos en Carcassonne para hacer la visita eran más de las cuatro de la tarde por lo que íbamos ya con cierta premura y ni pudimos disfrutar de esta ciudad de cuento. Vueltos a la carretera, más de lo mismo y en cantidades industriales. Hasta llegar a Narbonne un continuo dolor. Luego tuvimos un poco de fluidez, pero acercándonos a la frontera y por mor de las salidas de la autopista donde los listillos no esperan la cola y como en España se quieren meter en el último momento, llegando prácticamente a bloquear una autopista de tres carriles. Ya digo, como en España, en todas partes cuecen habas. Cuando entrábamos en España, el “
bouchon” en sentido contrario menos mal, para entrar en Francia era de unos quince kilómetros llenos de coches y camiones completamente parados. Casi a las nueve de la noche, cansados y cabreados, llegábamos a nuestro destino. ¿Qué pasaba en Francia ayer sábado 17 de agosto? Supongo que lo mismo que pasará en España pero hoy domingo, cambio de quincena, puente y todo lo demás. No estuvimos atentos.
Supongo que es clamar en el desierto pero se debería estudiar alguna ley que metiera mano a los concesionarios de las autopistas en el asunto de las retenciones provocadas por los peajes. Si no son capaces de gestionar el cobro con fluidez y provocan retenciones de pongamos cinco o diez minutos, ponerles la obligación de abrir el paso de forma libre y gratuita durante un tiempo a modo de sanción.