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domingo, 15 de noviembre de 2015

IMPORTADO




«A la cama no te irás sin saber una cosa más» reza un conocido refrán que suele ser cierto aunque no nos demos cuenta en nuestro trajín diario. Pero a veces sí que nos damos cuenta sobre todo cuando nos aplicamos aquel otro de «la letra con sangre entra» y el aprendizaje conlleva un cierto sufrimiento. Por seguir con los dichos, aquel de «pones un circo y te crecen los enanos» me ha resultado de aplicación esta semana, en la que los líos se me amontonaban y me caían unos encima de otros sin solución de continuidad.

Uno de ellos ha sido la (nueva) rotura del teléfono móvil de mi madre, persona ya entrada en una edad que se acerca a la «noventena», palabra que tengo que poner entre comillas españolas por no figurar en el diccionario, donde se localiza hasta cincuentena pero no se puede seguir adelante sin incurrir en error. Los teléfonos móviles para personas mayores tienen que estar dotados de algunas características especiales, que se convierten en muy especiales dependiendo del grado de interés que tenga la persona mayor en las nuevas tecnologías, cuando no el rechazo de las mismas, ya que por un lado quieren acceder a ellas pero por otro no están dispuestas a dejar a un lado su natural aversión por «estas cosas nuevas» como dicen ellas y aprender. Y lo digo con conocimiento de causa por una simple comparación entre mi madre y mi suegra, ambas de la misma edad y, comparativamente hablando, como la noche y el día en este asunto, especialmente por la predisposición.

Como tenía poco tiempo, la solución estaba en buscar de forma rápida algún sitio en internet, algún sitio de cierta confianza, para encontrar el mismo modelo, exactamente el mismo, que tenía mi madre y darle el cambiazo para que todo siguiera igual y no se requiriera ninguna explicación ni ningún esfuerzo, por mi parte y por la suya, en hacerse con los mandos y controles de un nuevo cacharro. Dicho y hecho, la solución la encontré en Amazon, empresa de la que ya he hablado varias veces de forma positiva en este blog y que funciona a las mil maravillas, con lo cual no tuve ninguna duda además de que el precio era el mejor. En menos de dos días —lo encargué el miércoles por la tarde y el viernes por la mañana lo tenía en mi poder— me disponía a configurar el nuevo teléfono para dejarlo exactamente igual que el estropeado en todos los temas de sonidos, agenda, etc. etc.

Soy persona que gusta de leer de forma exhaustiva los folletos y ya me sorprendió que en la caja estuvieran en los idiomas clásicos de inglés, francés, italiano y alemán e incluso holandés pero no estuviera el correspondiente al español. En fin, lo encontré sin ningún problema en la web del fabricante y leyendo en la pantalla en lugar de en papel, me dispuse a interaccionar con el teléfono una vez cargada su batería como mandan los cánones.

¡Sorpresa! Lo primero es dirigirse a la configuración de idioma y ahí pude constatar que no estaba el español. ¿Cómo es esto posible? Nueva consulta al manual, a la web del fabricante, incluso les mandé un correo al centro de soporte que por cierto todavía no me han contestado y todo ello sin ningún éxito por mi parte. Intenté configurar el teléfono en italiano pues el tiempo me apremiaba y quería dárselo a mi madre a toda prisa, no porque le hiciera una falta enorme a ella sino por quitarme la tarea de encima. Pero resultó imposible; el italiano, al menos en los controles de un teléfono móvil, o de ese en particular, no se parece en nada al español.

La cuestión estaba clara, a devolver el teléfono, cuestión sencilla en Amazon, pero que lleva su tiempo pues hay que obtener las etiquetas de devolución, ir a una oficina de correos a devolver el paquete o pedir que te lo recojan en tu domicilio… en fin, más tiempo a emplear en todo caso. Pero no quería quedarme con la mosca detrás de la oreja de no saber lo que había pasado exactamente, si simplemente se traba de un fallo de Amazon en su cadena de distribución o por el contrario había gato encerrado en el asunto, de forma que si lo volvía a pedir, ese u otro, me tocara sufrir de nuevo el problema.

Pues sí, había un gato encerrado del que me enteré llamando por teléfono al centro de atención al usuario, que es el 900 803 711 y que pongo aquí porque me llevó un pequeño tiempo el encontrarle. Amablemente me lanzaron todo el proceso de devolución reintegrándome el dinero y mandándome las etiquetas de evolución a mi correo electrónico, proceso que no es nuevo para mí y que ya me ha tocado realizar en otras ocasiones que como digo he referido en este blog y que pueden verse utilizando el buscador. Como adición, un amable operador me indicó cual había sido toda la causa de esa ausencia de español en los folletos y en el propio aparato.

La clave de todo este problema es ese vocablo que he resaltado en la imagen y que figura al final del texto del anuncio: «IMPORTADO». Según me explicó, cuando figura la palabra «IMPORTADO» se trata de elementos comprados fuera del territorio nacional en los que no se puede tener la seguridad de que estén adaptados de forma completa al español, no solo en temas del idioma de configuración sino en otros aspectos como la ausencia de letras «ñ» o similares. Si el teléfono hubiera sido para mi uso personal muy probablemente me hubiera apañado con el inglés e incluso con el francés, pero me dijo el operador que aunque el idioma inglés suele estar incluido en todos los aparatos, pudiera darse el caso de que en alguno muy especial ni siquiera este idioma estuviera presente. Convinimos en que en estos casos debería estar mucho más claro el asunto, de forma que ni Amazon ni los clientes perdiéramos un tiempo precioso amén de unos gastos en envíos y devoluciones, que bien es verdad que sufraga la propia Amazon pero que deberían de evitarse.


Así que ya sabe, mucho cuidado con la palabra «importado» al final de la descripción de un elemento que piense comprar, al menos en la web de Amazon.