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sábado, 26 de julio de 2025

CRUZADA

Sigo de forma regular artículos de algunos escritores, catedráticos o profesores en diferentes medios tales como Antonio Muñoz Molina, Irene Vallejo, Eduardo Juárez Valero, Leonardo Padura, Ignacio Morgado, Ignacio Sánchez Cuenca, Lola Pons, Santiago Alba Rico, Antonio Elorza, Gutmaro Gómez Bravo o Najat El Hachmi entre otros. Muchos de ellos tienen libros publicados y en ellos, supongo que, por la maquetación y las correcciones orto tipográficas de las editoriales, las dobles comillas empleadas en sus textos son las recomendadas por la Real Academia Española en su manual de Ortografía de la Lengua Española, esto es, las conocidas como comillas angulares, también llamadas latinas o españolas (« »). También aparecen nominadas como francesas.

Desconocidas para mí entonces, en 2013 me topé con este signo de puntuación trabajando sobre un libro de Pedro Sainz Rodríguez titulado «Un reinado en la sombra». De la pelea que mantuve con las dichosas comillas y de la solución para incorporarlas al teclado del procesador de textos Word dejé constancia en la entrada de este blog titulada «COMILLAS» accesible en este enlace.

Desde entonces mantengo una cruzada particular abogando por el uso correcto de las mismas. Alguna satisfacción he cosechado no solo en terrenos digamos particulares sino también en ámbitos literarios o universitarios. Sin embargo, los artículos de algunos de los autores referidos en el primer párrafo, cuando son publicados en el diario «El País» aparecen siempre con las comillas inglesas (" "). En alguna ocasión he logrado contactar con alguno de ellos y la respuesta, cuando ha tenido lugar, ha sido ambigua o evasiva por lo general. Menos en un caso en que se me aclaró que no era cosa suya sino de «El País».

Omitiendo el nombre de este autor, catedrático y con varios libros publicados, consigno a continuación las ideas esenciales del correo que le dirigí:

Lo primero de todo es pedir disculpas por mi atrevimiento al dirigirle este correo electrónico.

Sigo con interés sus magníficos artículos en el diario «El País»; de hecho, los voy coleccionando y me construyo con ellos —para un uso estrictamente personal— un libro electrónico para poder leerlos en mi lector electrónico.
El motivo de este correo es comentar con Vd. el uso de las dobles comillas ("…" o “…”) en los mencionados artículos.

Supongo que es un tema derivado del uso del procesador de textos, probablemente Word, que no permite un uso fácil de las que modestamente entiendo y según la Academia y el Diccionario Panamericano de Dudas serían las correctas, es decir, las llamadas comillas angulares, latinas o españolas («…»). Aunque se va generalizando muy lentamente su uso, artículos como los suyos en «El País» —también de otros escritores que sigo como Antonio Muñoz Molina o Irene Vallejo entre otros— siguen utilizando las mencionadas “…”. He visto que, en sus libros, por ejemplo «xxxx yyyy», se utilizan las angulares supongo que debido a correcciones en la editorial.

Es una pequeña cruzada contra la globalización de nuestra lengua que inicié personalmente en un ya lejano 2013. Es muy sencillo incorporar nuestras comillas angulares al programa Word (y me imagino que a cualquier otro procesador de textos) como ya contaba en la entrada «COMILLAS»…

Como letraherido y aficionado a temas de lingüística, me gustaría conocer (para mi uso exclusivamente personal), su opinión más que autorizada sobre este asunto. Ya en los años setenta del siglo pasado me peleaba con los americanos por el uso indebido de la «Ñ» en temas informáticos, como puede verse en esta otra entrada de mi blog titulada precisamente «Ñ», accesible en este enlace

Agradecido enormemente por su atención y su tiempo, reiterando de nuevo mis más sinceras disculpas por este atrevimiento, reciba un cordial saludo.
Este catedrático y escritor tuvo la enorme deferencia de contestarme y aclararme lo que yo venía sospechando.

Le agradezco su mensaje, que sea lector de mis artículos y, qué bonito el detalle, que los esté seleccionando y antologando. Es emocionante. Uno escribe sin saber quién está al otro lado, y cuando los lectores se encarnan en personas concretas, con nombre y apellidos y con preocupaciones e inquietudes, se despeja un poco el horizonte de sombras y dan más ganas de seguir.

Ángel, ocurre con esto de las comillas que es el sistema del periódico. Es una cuestión de cada medio. Tengo una pequeña colaboración mensual en otro medio en el que sí usan las angulares o españoles y nunca las inglesas. Yo escribí mi tesis doctoral usando las inglesas, sin haber reflexionado sobre eso, pero los años me han hecho más cuidadoso con los detalles (y más maniático) y ahora a mis discípulos les exijo comillas españolas (y hasta el punto de los ordinales: 2.ª, 3.º... se ríen como quien aguanta el hábito senil de alguien venerable). De hecho, ahora estoy terminando de escribir un nuevo libro y directamente he puesto como método abreviado de teclado el uso de las angulares, para no tener que rebuscar en el comando de «Insertar Símbolo». En suma, le digo que estamos juntos en el mismo frente de esta cruzada. Y, con la nostalgia y el realismo propios de los perdedores, le anticipo mi convicción de que en esta cruzada vencerán los otros.

En esta semana me he animado a escribir a la Defensora del lector de «El País»:

Estimada Defensora del Lector:

Tras la lectura del artículo «Cuando la edición falla: el desafío de escribir bien en tiempos de inmediatez» me animo a escribir este correo para comentar la machacona insistencia por parte de «El País» de no utilizar correctamente las «dobles comillas».

Explico el calificativo de machacona porque he comentado esta extrañeza con colaboradores de artículos en el periódico y me han manifestado que no es cosa suya sino de la maquetación y tratamiento de los textos por parte del diario.

A pesar de su ausencia en el procesador de texto Word, el uso recomendado por la Academia de la Lengua, la Fundeu o el Diccionario Panhispánico de Dudas, entre otros, las comillas que se deberían utilizar primeramente en los textos en español son las conocidas como «Comillas angulares o latinas (« »)». El uso generalizado en «El País» de las inglesas (“ “) no deja de ser una (posible) anomalía, aunque poca gente es consciente de ella.

Es una «cruzada» particular que doy por perdida desde el año 2013 en que me topé con este asunto y escribí en mi blog la entrada «COMILLAS» donde se cuenta entre otras cosas una manera sencilla de incorporar al procesador de textos Microsoft Word el uso de las mismas.

La contestación de la Defensora del Lector de «El País» ha sido clara y demoledora. Juzgue cada cual las razones esgrimidas por el diario para no atender a las normas de la Academia.

EL PAÍS se rige por su Libro de Estilo y en él se especifica: "Se usan comillas inglesas o dobles, así como las simples, pero nunca las francesas o angulares".

El manual es una elección de estilo que hace el periódico y no tiene ningún afán de querer imponer nada, simplemente de establecer unas normas internas, que no siempre van atadas a lo que establecen las academias.

Esta elección está vigente desde la fundación del periódico y se ha convertido en un elemento característico, que se explica en que las comillas inglesas ocupan menos matrices y hacen que los textos sean más limpios en términos de diseño, y por lo tanto facilita la lectura. 

«CRUZADA», en la acepción sexta del DRAE significa «actos para conseguir un fin». Yo manifestaba en 2013 que… «No nos hemos dado cuenta y estamos haciendo las cosas quizá mal, llevados por la tecnología global, de fuerte componente inglés o americano, donde ciertas peculiaridades van siendo asumidas y aceptadas en aras a no complicarnos la vida».

Pues eso, pequeños actos ─correos electrónicos, entradas en el blog, conversaciones…─ para luchar contra los elementos. Todavía me sigo admirando de que los teclados de todos los ordenadores tengan la españolísima letra «Ñ».