Dos sucesos muy similares ocurridos en el intervalo de una semana me han disparado las alarmas. Como reza el título de esta entrada, han sido dos atropellos, vocablo que significa, dicho de un vehículo y según la acepción tercera del diccionario, «alcanzar violentamente a personas o animales, chocando con ellos y ocasionándoles, por lo general, daños». En un caso los daños han sido leves, pero en el otro la cosa, sin llegar a la gravedad, se ha complicado.
En la imagen una visión desde atrás del SEAT 127, primer vehículo que tuve allá por los años setenta del siglo pasado. Mi interés en esta imagen son los asientos delanteros: espartanos, sin reposacabezas, sencillos a más no poder. Digamos también que, aunque la imagen puede verse el espejo lateral izquierdo, los espejos laterales no venían de fábrica, pero era costumbre comprar aparte el espejo del conductor para evitar el ángulo muerto, especialmente en los adelantamientos. Hay que recordar que autopistas y autovías había muy pocas en España en aquellos años setenta…
Cuando me disponía a dar marcha atrás, lo corriente era, tras meter la reversa, echar el brazo por encima del asiento para girar completamente el cuerpo todo lo posible al objeto de tener una visión lo más completa posible de la trasera del coche y sus alrededores. Sin embargo, con esto no estabas exento de tener algún percance. El más sonado que recuerdo es tener el coche aparcado en un campo, mirar, no ver nada, poner la marcha atrás y justo en ese momento, «alguien» puso un árbol justo en el centro: menos mal que en aquella época los parachoques eran metálicos y bastante resistentes, pero aún así y todo se abolló considerablemente.
Esta operación de echar el brazo por encima del respaldo hoy en día es imposible. El tamaño de los asientos y el reposacabezas es enorme y no lo posibilitan. Como mucho hay que girar el cuerpo y la cabeza todo lo posible y aún así la visión no es muy amplia que digamos. Sin embargo, los coches más modernos están dotados de todo lo inimaginable para facilitar las maniobras, especialmente la de marcha atrás: espejo central panorámico, espejos laterales, sensores de proximidad e incluso cámaras de visión trasera y simulación de espacios 360º alrededor del vehículo.
Parece imposible dar a alguien o algo en una maniobra de marcha atrás. Sin embargo…
Zona de vacaciones, aparcamiento amplio, toda la familia despidiendo a un familiar que se reintegra a sus quehaceres laborales de la vida normal. Maniobrando con mi coche nuevo, que tiene todas esas ayudas referidas, marcha atrás, muy lentamente, mirando todo, oído atento y… ¡atropello! Golpeé a un familiar sin haberle visto ni por los espejos ni por las cámaras, y lo que es peor y más mosqueante: sin que sonaran los avisos de los sensores de proximidad. Parece increíble, pero simplemente ocurrió. Iba despacio, muy despacio, pero un golpe a una persona distraída con un objeto de casi dos toneladas en movimiento no es moco de pavo; cayó al suelo con raspaduras en brazos y rodillas. Gracias a Dios, no ocurrieron mayores «averías».
Como digo, gran mosqueo con el asunto que motiva que ahora, cuando tengo que dar marcha atrás no me fío de nada. Cuando hay otros coches, o paredes o columnas, los sensores avisan en las pantallas con colores rojos además de emitir un sonido estridente que te pone sobre aviso. ¿Personas o animales no son detectados? No es cuestión de hacer pruebas, pero el hecho ahí está.
Así quedó la cosa, cuando al cabo de una semana, en otro entorno familiar en la zona, en una situación parecida, un familiar con un coche tan alicatado hasta el techo o más que el mío, dando marcha atrás golpeó ─atropelló─ a una anciana de la familia. La cosa ha sido más grave: rotura de fémur y diversas luxaciones, urgencias del hospital, requiere una operación e inmovilización tras la misma. Situación ya de por si comprometida con una anciana cuando se encuentra en su entorno para que ocurra estando de vacaciones lejos del domicilio.
Dos hechos tan similares en tan poco tiempo tienen que llamar la atención poderosamente. He buscado en internet por si hubiera más casos de este calado, pero sin éxito, lo cual no quiere decir que no hayan ocurrido. He encontrado el siguiente párrafo en una página web americana (la negrita es mía):
Uno de los choques más desgarradores es un accidente por atropello en marcha atrás causado por un vehículo, generalmente estacionado en una entrada al garaje o en un estacionamiento que retrocede sobre una persona invisible detrás del carro. La víctima suele ser un niño o una persona mayor. En 2022, según la organización sin fines de lucro Kids and Cars, 18 niños menores de 12 años murieron en incidentes por atropello en marcha atrás. Según un informe de 2022 de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras, el promedio de 5 años, de 2016 a 2020, fue de 264 muertes accidentales por vehículos dando marcha atrás.
Cualquier área alrededor del vehículo que el conductor no pueda ver, ya sea directamente o a través de un espejo lateral o retrovisor, se considera un punto ciego. Todos los vehículos tienen puntos ciegos, y el más ciego de todos está en la parte trasera del vehículo. Los niños son especialmente vulnerables cuando caminan o juegan detrás de un vehículo estacionado, ya que son pequeños y es poco probable que el conductor los note desde el interior del carro.
Es curioso que, en el caso de marcha hacia adelante, si nos acercamos peligrosamente a un objeto el propio coche es capaz de frenar bruscamente para evitar la colisión. Estamos hablando de coches actuales que tienen implementados los llamados ADAS ─Advanced Driver Assistance Systems─, conjunto de tecnologías diseñadas para mejorar la seguridad y comodidad al conducir un vehículo. Estos sistemas utilizan sensores, cámaras y radares para recopilar información del entorno del vehículo y proporcionar asistencia al conductor, ya sea a través de alertas o intervenciones automáticas.
En otra página web y en un apartado publicitario figura el siguiente texto:
Los estudios de seguridad vial han demostrado que una de cada cuatro colisiones de peatones con vehículos se produce con la parte trasera de estos. Cada año, las aseguradoras pierden también millones de euros para cubrir incidentes en maniobras marchas atrás y de aparcamiento.
Algo que podría verse reducido en consideración si se implantara de forma generalizada la tecnología de frenado de emergencia (AEB) pero para dar marcha atrás. Esta tecnología ya existe en los coches, y de forma obligatoria en Europa, al circular hacia adelante.
Las precauciones a tomar siempre serán pocas. Y por lo menos yo me fiaré lo justo o nada de espejos, cámaras y pitidos de aviso que en este caso no se produjeron. Hay casos especiales en que tienes que salir marcha atrás de un aparcamiento en batería en los que no tienes visibilidad por tener coches aparcados en los laterales y en el último momento se te cruza… ¡un joven en patinete! Apagar la radio, bajar las ventanillas para escuchar posibles ruidos o voces de aviso, ir muy despacio, mirar a todos los espejos, cámaras y directamente por la ventanilla de atrás… todos los consejos son pocos, pero no se pueden seguir a la vez con lo que una persona, animal u objeto en movimiento puede no ser detectado.
Al menos a mí, y espero que a los que lean esta entrada, me queda claro que las cámaras y los sensores no son una garantía absoluta en el proceso de dar marcha atrás.