Hace algo más de tres años, una amiga que iba a publicar un libro me pidió que escribiera unas letras para utilizar como prólogo del mismo. Nunca antes, ni después, me he visto en esa situación, desde mi punto de vista algo comprometida. Ya dijo una vez un amigo que “no hay soluciones técnicas a problemas políticos” y por mor de estos últimos, las primeras páginas del libro fueron cedidas a otra persona, de más renombre, supongo porque la editorial impondría sus condiciones o vaya Vd. a saber. El caso es que aquel prólogo, escrito con cariño y esfuerzo, nunca llegó a las primeras páginas de la publicación.
No tiene ninguna importancia el título del libro, ni la autora, pero si quiero mencionar que ella era una persona que había padecido un largo episodio de acoso laboral en su empresa, eso denominado ahora con el anglicanismo “mobbing”. Cuando estaba saliendo de tan larga y penosa marcha se decidió a escribir un libro que versaba sobre su peregrinaje. Este es el prólogo que en su día, hace algunos años, escribí.
En primer lugar quiero, estimado lector o lectora, darte las gracias y la enhorabuena por dedicar unos minutos a leer el prólogo de este libro. No siempre se leen los prólogos de los libros, si bien es verdad es que no siempre es interesante su lectura. Porque prólogos los hay de todos los tipos. Si bien su misión debería ser el aportar información adicional e interesante al lector sobre la lectura que se dispone a realizar, estas piezas iniciales suelen ser utilizadas para todos los fines, desde darse importancia el propio prologuista hasta informar de cosas tangenciales que nada tienen que ver con el asunto.
Trataremos, juntos, de que este sea, además de breve y conciso, interesante y productivo.
Tienes en tus manos una herramienta de sanación. Sí, ya sé que solo es un libro, pero los libros sirven para multitud de cosas. Una de las últimas sería para encender una chimenea, pero desde que se empiezan a concebir su función es muy variada. Los libros van dirigidos a los lectores, que en función de sus propios contextos y estados de ánimo, incluso de las épocas en que se lean y relean, obtendrán unos beneficios de su lectura y unas enseñanzas, bien positivas bien negativas, que les servirán en adelante. En este caso, el libro ha servido ya desde su concepción y preparación a fines muchos más profundos, que han permitido a su autora emprender un retorno hacia la recuperación de su personalidad, su autoestima y, en el fondo, de su vida.
Porque no sé si sabrás, estimado lector o lectora, que la autora, en los momentos en que escribía estas líneas que ahora tienes en tus manos, era una persona acosada. Acosada laboralmente. Sufría “mobbing”. Intenso, fuerte, penetrante …. agotador. Últimamente se está dando forma y conocimiento a esta palabreja inglesa que es corta pero cuyos efectos son muy desagradables y muy continuados en el tiempo. La persona acosada laboralmente se convierte en un pelele de la vida, y en los primeros momentos, en que no sabe lo que le pasa, sufre una serie de somatizaciones físicas que la dejan hecha una piltrafa, incapaz de rendir con eficiencia en su trabajo e incapaz de llevar su vida particular de una forma normal.
Felizmente, día a día se va sabiendo más y más sobre esta funesta forma de relación laboral y diversas asociaciones, profesionales, medios de comunicación, internet y publicaciones van dotando a los acosados de información y medios y recomendaciones para dejar atrás esta lacra. Pero, cuando las personas han caído en el fondo del pozo, con ataques de ansiedad, de depresión, sin poder dormir, con las relaciones, no ya profesionales, sino familiares y de amistad profundamente deterioradas, no es tan sencillo salir adelante.
Y por ello digo que este libro es una herramienta de sanación. Los acosados tiene que tocar fondo y decidir, por ellos mismos, con ayuda, pero con su clara y firme determinación, ir hacia arriba. Recuperar su autoestima, su vida, sus ganas de ser ellos mismos y volver a su actividad, al menos en el terreno extra-laboral. Una forma es desarrollar aquellas capacidades que estaban ocultas y decir al mundo, además de a ellos mismos, que son válidos, que si sus jefes o sus empresas no quieren usar su conocimientos y su valía, allá ellos.
La autora de este libro ha elegido el camino de la pluma para retornar al mundo, para convertir el acoso en un recuerdo, en una cuestión dominada con la que puede, incluso, convivir en su día a día. Y de esta pluma salen estas historias preciosas que estás dispuesto a comenzar a leer. Tienen un trasfondo y, ahora que sabes el ánimo desde el que se han escrito, puedes, estimado lector o lectora, darlas un valor añadido. Además de las enseñanzas que puedas obtener de ellas, en el momento de su escritura estaban cumpliendo una función como es devolver a la persona que manejaba la pluma, o el teclado de su ordenador, a una realidad placentera y a unas ganas de volver a vivir, poco a poco, lejos de ansiedades y depresiones, de noches sin dormir, de pensamientos negativos recursivos, de no entender el porqué me ha tocado a mí.
La autora de estas historias ya ha obtenido una gran ayuda de estas líneas. Ha sido necesaria, créeme, una fuerza de voluntad férrea y tenaz para tomar la decisión de empezar a trazar letras sobre el papel y dar forma a estas historias, preciosas, enternecedoras y llenas de sensibilidad. Ahora te toca a ti obtener los beneficios y enseñanzas que sin duda serán los frutos de su lectura.
El QUIZOTE
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