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domingo, 6 de septiembre de 2009

PASTELITO-2


Mi amigo Félix ha respondido al envite que le realicé hace un par de meses acerca de los "pastelitos". A continuación viene su reflexión y al final, para que quede todo en un mismo conjunto, repito el envite que le hice en su día.

Referido a cualquier acción, real o imaginaria, a la que se aspira en un futuro, lo más próximo posible, y cuyo deseo se ha idealizado por la creencia de ser algo bastante improbable de conseguir, bien por falta de medios propios, bien por estar prohibida o, simplemente mal vista socialmente, etc. y, de repente, te encuentras su realización al alcance de tu mano. Ni que decir tiene que, en este caso, habrá que tenerla ya prevista para poder aprovecharla. En caso de no tenerla prevista, será muy posible que desperdiciemos la ocasión, puesto que al no ser esperado, nos puede crear una perturbación o bloqueo, no entendiendo que está pasando.

Hay pastelitos típicos. Pongamos el ejemplo del cincuentón, normal, que no se le han dado muy bien las mujeres cuando era joven , que es la época que supuestamente estás más interesado y le dedicas más tiempo para conseguir una pareja lo más atractiva posible. Por otro lado, físicamente, en la juventud, supuestamente estás en el mejor momento para ligarte a una chavala que estuviera cañón. Pero nunca llegó esa ocasión. Pero un buen día, a los 5n años, te das cuenta que esa chavala del pasado, se te aparece en el presente y se muestra encantada de estar contigo. Puede que aproveches la ocasión, pero posiblemente la rechaces por no creerte lo que te está sucediendo. Este ejemplo sirve también para las mujeres, aunque seguramente con otras motivaciones marcadas por la cultura.

Creo que encerramos en nuestro interior el deseo de muchos “pastelitos” que nos permiten imaginar situaciones placenteras (totalmente idílicas), que las normas y los miedos nos impiden, no ya realizarlos, sino que no intentaremos conseguirlos.

Cada persona tendrá sus “pastelitos” que con el transcurrir del tiempo, podrían ir apareciéndose como oportunidad de realizarse. Cada uno de nosotros tendrá su lista más o menos consciente (nudismo, divorcios, cambio de profesión, cambio de domicilio, emanciparte de tus hijos ya mayores, y una larga lista que cada uno llevamos dentro) y que, cuando te das cuenta que realmente es algo que no has realizado por miedo a salirte de la norma y ser rechazado socialmente, tomas la decisión, o no, de realizarla.

Que quede claro que los “pastelitos” no se refieren a los actos que transgredan los derechos y libertades de los demás.

Félix

Texto del envite publicado el 29 de Julio de 2009 bajo el título "PASTELITO"

Este texto va a ser corto, al menos en el momento de escribirse. Es una invitación a un buen amigo, Félix, que desde hace varios meses tiene pendiente redactar esta entrada. Como se pasa el tiempo y no me cumple con su obligación, apuntaré unas cosillas sobre ella y dejaré espacio para impelerlo a continuar.

El tópico del varón ya entrado en años que mira con lascivia de la cabeza a los pies a la mujer que se cruza en su camino es una realidad. Mientras paseábamos hace unos meses, surgió el comentario a raíz de una de estas situaciones.

¿vaya pastelito, eh?

Cuando yo era muy joven, me llamaban la atención los comentarios de los compañeros de trabajo, ya cuarentones, casados y con hijos, sobre este tema. No lo entendía muy bien, ya que entre otras cosas “disponían” de su mujer en casa para llevar a la práctica esas acciones que parecían echar de menos.

Pero la naturaleza humana es muy compleja. Cuentan una anécdota de un presidente de los Estados Unidos que fue con su esposa a visitar una granja. La visita fue realizada por separado. En la visita al gallinero, la esposa del presidente se fijó en un gallo que andaba por allí “trasteando” con las gallinas. Comentó el hecho con uno de los asesores del presidente que la acompañaba con la intención de que hiciera el comentario a su marido. Finalizada la visita, el comentario llegó a oídos del Presidente que devolvió la misiva envenenada con el siguiente comentario: “Haga observar a mi esposa que el gallo lo hace con varias, no con una sola”.

Hace años me encontraba conversando sentado a la puerta de su casa con un viejecito en un pueblo perdido de una de las provincias españolas con mayor encanto: Soria. Mientras charlábamos, las gallinas picoteaban por aquí y por allá delante de nosotros. En esto, salió un gallo altivo del gallinero, escogió una y…. ¡zas!. El viejecito sonrió y dijo:

“Que suerte tiene el gallo,
que en saliendo a la calle,
monta a caballo”.

Amigo FELIX, todo tuyo. Este texto se queda pendiente de tus reflexiones, sin duda acertadas, sobre los “pastelitos”.