¡¡Y un cuerno!! Llevo ya varios días oyendo una serie de comentarios en diferentes ámbitos que me sacan de quicio. Ya días antes de la huelga general que tuvo lugar la semana pasada, muchas de las razones esgrimidas para no hacerla se basaban en que la ley que regulaba la pérdida masiva de derechos de los trabajadores ya había sido aprobada y que no había nada que hacer, la huelga era una pérdida de tiempo. Argumentando esta “poderosa razón” se aprovechaba para atacar a los convocantes de la misma diciendo que debían de haberla convocado antes.
Quizá hubiera que ponerse a pensar si sería bueno engrasar los mecanismos que permitieran convocar una acción de este tipo y envergadura de un día para otro. En vivo y en caliente, que luego pasa el tiempo y se enfría la cuestión. Pero en lo que quiero centrarme es en la idea que nos quieren grabar a sangre y fuego de que “esa” ley va a misa y por los siglos de los siglos, amén.
Y que este argumento se sigue repitiendo machaconamente por todos lados. En la radio, en tertulias en televisión, en periódicos y revistas… como digo, por todos lados. Y parece que tenemos tendencia a aceptar lo que nos dicen como un dogma, como su fuera verdad de la buena, sin cuestionarnos nada y actuando como borregos dejándonos llevar. Y así nos luce el pelo.
Porque digo yo que esta ley, que ya incluso antes de aprobarse muchos han experimentado en propias carnes a través del decreto previo, se ha cargado otra ley anterior, y el Estatuto de los Trabajadores, y muchos logros conseguidos a lo largo de los años a base de lucha, sufrimiento y penalidades. Me vienen a la memoria recuerdos casi olvidados cuando, entre otras, un día participé en una manifestación en la que se cortó el tráfico en la Castellana de Madrid, y cuando estábamos sentados en el asfalto llegaron unidades de la policía nacional, los famosos “grises” de aquella época, montados a caballo. Debíamos ser pocos y estar muy esparcidos porque los caballos pasaron varias veces muy despacito entre nosotros, haciéndonos muy pequeñitos, como hundidos bajo la mirada amenazadora de sus jinetes que, porra en mano, parecían decirnos que no nos moviéramos ni un milímetro, que se podría armar y gorda y podíamos acabar malparados, bien por un porrazo, bien por un pisotón de caballo.
Estas cosas ya no se hacen, están mal vistas y salvo algunos sectores que ya les han tocado suficientemente sus narices y sus bolsillos, las manifestaciones son ordenadas, pacíficas, un paseíto por la calle, una arenga final por un orador de turno y todos a casita.
Y es que donde dije digo, digo Diego según me convenga. Historias las hay para todos los gustos. Hace años, cuando en el gobierno estaban otros que no están ahora, se aprobó una ley denominada LOPS que regulaba las profesiones que podían ser consideradas sanitarias. Aquella ley dejó a muchos psicólogos, que estaban dentro, fuera del sistema sanitario pues la psicología no era considerada una cuestión de salud. No sé de qué otra cosa se puede considerar. Pero bien que llaman sin dilación a un equipo de psicólogos para atender a los heridos y familiares de las víctimas cuando se produce alguna catástrofe de cierto tamaño. Pues bien, los que ahora están en el gobierno y que en aquella época lógicamente estaban en la oposición, que aquí solo tenemos dos, de quita y pon, apoyaron a los psicólogos en contra del gobierno para conseguir la derogación de la ley. Pasó el tiempo y ahora que están en el gobierno y podían hacerlo, según pedían antes, no lo hacen mientras que los que la aprobaron, ahora en la oposición, exigen al gobierno que la cambie. ¿Se entiende algo? Sí, que cada uno va a lo suyo y se aprovecha de los demás según le conviene.
Y volviendo al tema, pongamos nombres. El PP pide que se derogue esta nefasta ley que sirve para despedir y no para crear puestos de trabajo, como estamos viendo y seguiremos viendo por mucho tiempo, porque el trabajo se crea cuando la economía marcha y la gente sin trabajo no mueve la economía y los que lo tienen, por miedo y previsión, tampoco. Cuando en un tajo ponen en la calle a unos cuantos trabajadores, los comerciantes y empresas adyacentes en la zona pierden sus clientes. Esto es una bola y ahora más gorda con esto de la economía global. Pero si da la casualidad que dentro de unos años el PP llega al poder, no tengan ninguna duda de que no tocaran para nada esta ley y en ese preciso momento, los que la aprobaron, es decir, el PSOE, empezará a exigir que se derogue.
Una ley no es para siempre, como ha quedado demostrado y cabe por tanto la posibilidad de hacer otra que modifique la anterior. Así pues, que no nos quiten esta pero que hagan otra con seso y mesura que rescate los derechos ganados a lo largo de muchos años y perdidos de un plumazo por el poco cerebro y la poca imaginación de los que gobiernan nuestros destinos.