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sábado, 12 de febrero de 2011

900


Dicho así no deja de ser un número cualquiera de los infinitos posibles que existen en el universo matemático. Pero aplicándolo al contexto telefónico español, a más de uno se le hincharán las venas del cuello, se le removerán las bilis y le subirá la bilirrubina a causa de la ira que genera.

Como ya hemos comentado en otras entradas de este blog, las empresas que deberían velar por el bien común, incluso manteniendo un compromiso entre sus servicios y sus ganancias, no dejan de inventar para sacarnos los cuartos y hacernos no solo ver sino comprobar los agujeros de nuestros bolsillos. La “pela” es la “pela” se decía antes y ahora se sigue diciendo, con mucha más intensidad, el “euro” es el “euro” y todo vale con tal de incrementar las cuentas de resultados y por ende las de beneficios. Los costes “morales” se soslayan con mucha facilidad cuando no se ignoran abiertamente y la “imagen” que tiene la compañía o empresa ante clientes y público en general importa poco y se valora menos.

Cuando gran parte de los usuarios disponemos de una tarifa, no gratuita por cierto, que nos permite hacer llamadas a teléfonos fijos nacionales sin un coste adicional, la “timofónica” se inventa los números 900 para que sigamos pasando por caja. Bueno, no todos los 900 ya que el propio prefijo 900 es gratuito pero no así el 901 y el tan temido 902. Sabemos que los números 901 y 902 son “virtuales”, esto es, no existen en realidad, estando apoyados en un número fijo convencional. Si conocemos el número fijo que se esconde detrás de uno de ellos, llamaremos sin coste adicional, repito que no gratis, pero si no somos capaces de dar con él nos costará unos dineros.

Las empresas se llenan la boca de decir que es por una mejora en su atención. Pero… ¿a quién engañan? La empresa que da servicio a la acometida de agua potable a mi domicilio, Aqualia, a la que yo y todos los vecinos hacían llamadas locales con o sin coste, cambió hace tiempo a un 902 alegando que era para una mejoría en el servicio. Se lo habrán creído ellos, porque lo que es los usuarios, no. Detrás de estos 90x están los ya conocidos como famosos CAU’s, traducido como centro de atención a usuarios, regidos y mantenidos incluso por personas externas a la propia compañía, ubicados en cualquier lugar del planeta donde salga más barato, y que en algún caso se hacen difíciles de entender, pues su castellano o español no es precisamente de España. Creo que todos sabemos a lo que me refiero.

Mantengo un particular cruzada contra los 902 y trato por todos los medios de averiguar el número de fijo se esconde detrás. Para ello me apoyo en búsquedas en Internet o accediendo directamente a una web dedicada específicamente a este asunto que es http://www.nomasnumeros900.com/ . en donde no siempre el teléfono obtenido es válido, ya que me ha ocurrido que llamando al fijo, la señorita “XXX” te dice que no te puede atender y que tienes que llamar al correspondiente 90x y cuando llamas a continuación a ese 90x que te ha indicado, la misma señorita “XXX” te atiende perfectamente.

En la empresa en la que estoy trabajando ahora, las llamadas a números 901 y 902 están inhibidas, no siendo posible realizarlas. Si el horario de trabajo coincide con el horario de atención al cliente, ya sabes, o buscas una cabina o un bar cercano si es que disponen de teléfono público, lo cual es muy raro, o te toca utilizar el móvil con lo cual es coste es, como decía mi abuela, para “mear y no echar gota”.

Porque no olvidemos que la rica lengua castellana tiene sinónimos para todo incluso para los números 902. Es broma esto de los sinónimos para los números aunque siempre el 15 ha sido “la niña bonita”, pero en mi caso el sinónimo para el 902 es “todos los operadores están ocupados, por favor espere… pagando vd.” que suele ser con demasiada frecuencia la realidad de lo que ocurre al llamar a un 902. Y cuando llevas cinco minutos esperando, te llevan los demonios y no sabes si colgar e intentarlo a otra hora mientras juras en arameo o seguir en la espera. Algunas empresas, pocas, informan del tiempo aproximado que falta para ser atendido e incluso te dicen los operadores que están en atención y las llamadas pendientes que hay en el momento antes de la tuya. Para que te hagas una idea, pero no dejan de ser meros parches al problema.

El último episodio de mi particular cruzada ha sido con la aseguradora ASISA. Les he dirigido un correo electrónico pidiéndoles expresamente el número fijo que esconden tras su 902.010.010. El informado en la web nomásnúmeros900 no lo cogen. Me han contestado con que son lentejas, que el 902 permite una mejor atención, y etc. etc. Lo de siempre, como si nos chupáramos el dedo.

Algunas empresas van entrando por el aro y facilitan los dos teléfonos, uno al lado del otro, para que sea el usuario el que decida a cual llamar. Un ejemplo es la conocida empresa de repostería Martínez que facilita en el envase de sus productos el 902.585.677 o 938.409.202 como teléfono de atención al consumidor y que si vas a su web te encuentras con la sorpresa de que te brinda el 900.101.968, totalmente gratuito. Mercadona también facilita un 900 gratuito. Hay más ejemplos y a ver si van aprendiendo todos y esto se convierte en una práctica común.

Pero también los hay que te tocan las narices en el sentido contrario. Por ejemplo, otra de las empresas del país que debieran dar ejemplo, Iberdrola, querida por algunos y odiada por los más, informa en su web de un 902 para atención al usuario pero justo debajo y pegadito aparece un 900 para atención al accionista. Que se os ve el plumero, majetes.

Seguiré con mi cruzada todo lo posible, y no tanto por el coste, que lo es, sino por erradicar de la factura de mis servicios de telefonía esas molestas líneas de información relativas a los odiados 90x que me veo forzado a utilizar.