En un viaje relámpago por tierras
asturianas para visitar a unos amigos, tuve la oportunidad de acercarme al Cabo
de Peñas donde pude dar un corto paseo con magníficas vistas del litoral y
visitar el pequeño museo que alberga la casa adosada al bello faro que puede
verse en la imagen. Por cierto, en primer plano una placa del club Rotary que ya he visto en otras
localizaciones y es un tema sobre el que habrá que volver e indagar un poco,
pero quede aquí para abrir boca la presentación de sus objetivos: «En Rotary, vecinos, amigos y personas
dispuestas a solucionar problemas se reúnen con otros líderes para intercambiar
ideas y tomar acción con el objetivo de traer al mundo un cambio duradero».
Mientras paseaba por la zona, un
soniquete venía de forma repetitiva a mi mente…
Estaca de Bares, Peñas y Machichaco en el cantábrico,
Creus, La Nao, Palos y Gata en el mediterráneo…
Peñas es el cabo más septentrional o lo
que es lo mismo, más al norte de Asturias ─que no de España─, y aparecía en la
asignatura de geografía de España que cursábamos los de mi época en primero de
bachillerato. El profesor de la asignatura, don Lucas, nos enseñaba pueblos,
comarcas, ríos y cabos con una cantinela musical que facilitaba el aprendizaje
y la retentiva y es por ello que medio siglo después se han rememorado estos
estudios en mi mente.
El diccionario define bachillerato como «estudios de enseñanza secundaria que
preceden a los superiores». El corriente en la época en que cursé mis
estudios a mediados de los sesenta del siglo pasado, estaba prácticamente
vigente desde el 20 de septiembre de 1938, si bien había tenido pequeños
ajustes en 1953, 1957 y 1967 que no afectaban a su parte esencial. Geografía de
España se estudiaba en primero de bachillerato, cuando el alumno contaba con 11
años y al año siguiente, en segundo, se estudiaba Geografía Universal. Todo ha
cambiado mucho en estos cincuenta años transcurridos pero las cuestiones
básicas en cuanto a lo nacional siguen vigentes, pues las provincias y regiones
españolas se integraron sin demasiado ruido en la nueva estructura autonómica
de la que disfrutamos en la
actualidad, que iba a servir para mejorar la vida de los españoles con
dirigentes cercanos que se preocuparan por sus problemas. Mis opiniones en este
asunto quedaron reflejadas en la entrada «AUTONOMÍ…suyas» a la que remito al lector si está interesado.
Pero volvamos la geografía, o mejor, al
bachillerato. El plan de 1938, vigente tantos años, fue debido a una figura
poco conocida, Pedro Sainz Rodriguez, amigo de Franco solo al principio, y
Ministro de Educación en aquella fecha. Hay una pequeña semblanza de este más
que interesante personaje en la entrada «donPedroSainzRodríguez» de este blog. En sus palabras, “El bachillerato es
la gimnasia imprescindible para formar la musculatura intelectual que permita
elegir luego la carrera acorde con las facultades de cada alumno». El plan
de bachillerato estuvo vigente más de treinta años, con pequeñas
modificaciones, hasta 1970 cuando se promulgó la L.G.E., Ley General de Educación,
que empezó a introducir cambios profundos de forma paulatina y abrió la veda a
las muchas posteriores como LOGSE, LOE y LOMCE, no sé si se me olvida alguna,
que a mi juicio han estropeado más que arreglado el panorama educativo al
introducir cuestiones políticas en la educación y retirar poco a poco las
asignaturas de humanidades en favor de las tecnológicas.
Yo no formo parte de esa «Generación EGB» que proclama en su libro Javi Nieves, ni de la serie de cuatro libros de Javier Ikaz titulada «Yo fui a EGB», aunque algo me tocó
porque fui uno de los «agraciados» que no realizaron el curso denominado
preuniversitario debido a su sustitución por el llamado C.O.U., curso de orientación
universitaria. Los planes actuales, la ESO, se nos escapan a los que ya peinamos
canas, pero lo que constatamos, al menos yo en mis conversaciones con mi hija a
punto de entrar en el bachillerato actual de dos años, es que tiene poca idea
por no decir ninguna de geografía, tanto española como universal. Vamos, que lo
de «Machichaco» le suena a canción moderna en lugar de a un cabo importante del
norte de España. Por lo menos sabía lo que era un cabo como accidente
geográfico. Y tengo que decir que va sacando los estudios, los planes actuales,
con buenas notas.
Según las tendencias actuales, no se sabe
si es buena idea aprender de memoria los accidentes geográficos o las
provincias o regiones españolas. Todos llevamos casi hasta en la ducha un apéndice
electrónico que nos permitiría consultar en un pispas este tipo de datos con
mucha información adicional. Pero, exagerando, si seguimos estos
planteamientos, tampoco sería necesario saber sumar ya que el mismo aparatito
nos solucionaría la operación. Solo habríamos de tener en cuenta que cuando no
dispusiéramos del teléfono inteligente, o bien este estuviera sin pila o sin
conexión a internet, nos habríamos convertido en unos tontos integrales.