Nunca hasta ahora se ha generado información con tanta profusión y con una distribución casi instantánea a cualquier parte del mundo. Si disponemos de un cachivache con acceso a internet tenemos a nuestra disposición miles y miles de sitios para poder informarnos casi de todo lo que se nos ocurra y más. Una abundante sobreinformación que a veces más que aclarar nuestras ideas puede confundirnos si no tenemos los suficientes criterios para acertar en la diana que tenemos que poner nuestra atención y para desechar todo lo demás.
Si nos trasladamos a una época no tan lejana como son los años setenta, es un ejemplo, del siglo pasado, el XX, dos cadenas de televisión estatales en blanco y negro, periódicos matutinos —y vespertinos en algunas ciudades más importantes—, cadenas de radio, algunas revistas semanales y… poco o nada más. No me voy a enumerar la cantidad de medios existentes hoy porque la lista sería interminable.
Pero la sobre-información puede ser sinónimo de des-información. Supongamos que por un azar del destino hemos participado o tenido acceso a una noticia de cierto alcance. Si nos asomamos a las páginas de los cuatro periódicos (más) nacionales es posible, muy posible, que nos encontremos con cuatro informaciones sobre el suceso completamente distintas y, lo peor, ninguna coincidirá verazmente con lo ocurrido. Cada periódico con su línea editorial, y cada periodista con sus conocimientos y directrices darán un cierto tufillo al asunto para agradar a sus lectores, que también tienen sus tendencias. Un buen profesor universitario decía que o bien hay que leer todos o, en caso de que no sea posible, los «contrarios» para saber de qué pie cojea el «enemigo».
Hoy en día tenemos decenas de cadenas de televisión que hacen lo mismo que lo anteriormente comentado de la prensa con sus informativos y telediarios. Y lo mismo con las cadenas de radio «oficiales». He oído con mucha frecuencia en reuniones con familiares y amigos eso de «es que no les aguanto» refiriéndose a los telediarios de TVE-1 o los informativos de «La Sexta», las cadenas «SER» o «COPE» en emisoras de radio o «El Mundo» o «La Razón» en diarios. Son ejemplos y cada cual tendrá los suyos en función de sus afinidades o rechazos.
No sé si afortunada o desgraciadamente, hoy podemos ir más lejos. Además de lo mencionado, las redes sociales, los blogs, las radios por internet, las emisiones en directo en canales como Youtube o páginas web de Fundaciones o diarios digitales nos permiten contrastar las informaciones que facilitan unos y otros. Por ejemplo, si en algunos medios leemos información acerca del número de asistentes a una manifestación, a buen seguro que en las redes sociales podemos encontrar fotos que nos permitan hacernos nuestra propia idea del tema o hemos podido ver en plataformas como Youtube los casos de violencia policial en EE.UU. grabados por ciudadanos anónimos. Se puede intentar mediatizar u ocultar las cosas como se hacía antes, pero cada vez es más difícil.
Y no he mencionado hasta ahora otra fuente de abundante información: Los Podcasts. En agosto de este año escribía la entrada «REY». Hay mucha información sobre el Rey Emérito en todo tipo de sitios, incluso libros y revistas publicadas, pero siempre podemos dar una vuelta de tuerca con el podcast «xREY» al que se aludía en esa entrada para asentar nuestras conocimientos o percepciones sobre el tema.
Hablando de podcast… En estos días ha salido el tema de los desaguisados de Bankia con una sentencia de la justicia en la que se reconoce el delito, pero, simplemente, no hay culpables. El propio diario «El País» tienen un podcast denominado «Caso-Bankia» además de otros muchos. Apunto uno para aquellos lectores inquietos y que quieran ir más allá: «El Vórtice» con informaciones más que jugosas de Rafael Bueno.
Para mentes curiosas e inquietas, ávidas de información y conocimiento, hay numerosas fundaciones que emiten semanalmente conferencias con prestigiosas personalidades versadas en muy diferentes materias. Hay cursos MOOC para todos los gustos. Hay libros, hay revistas, hay grabaciones en Youtube casi de todo lo que podamos imaginar. Acceso a una información prácticamente ilimitada con el peligro de que se convierta en des-información o cuando menos información tendenciosa. Debemos dedicar atención y tener cuidado no creyendo a pies juntillas todo lo que nos llega.
Quién no se informa hoy en día es porque no quiere, salvado el asunto del acceso a internet, pero siempre hay bibliotecas o lugares donde el acceso es gratuito y libre. Evidentemente, hay que dedicar tiempo para ir buscando información en varios sitios de forma que podamos contrastarla nosotros mismos y extraer nuestras conclusiones. Pero, claro, lo más cómodo es dejarse llevar por lo que digan —hablando de prensa como ejemplo— «El Mundo», «El País», «ABC» o «La Razón» adaptando sus informaciones a nuestras querencias e intereses.