Hay veces que a uno le da por hacer alguna excentricidad, eso sí, sin hacer daño a nadie y quedándose el experimento en una curiosidad personal. La tortilla de patatas es un asunto muy español y no hay que confundirla con la llamada tortilla española que es en realidad como se conoce en el mundo a la que nosotros llamamos aquí tortilla francesa.
En estos días pasados, en un restaurante de Madrid famoso precisamente por sus tortillas se ha producido una intoxicación de muchos clientes por salmonella. La noticia ha tenido relevancia en la prensa y el asunto todavía colea, porque los afectados al parecer están a la espera de satisfacción mientras que las autoridades comunitarias bendicen al establecimiento para relanzar su nombre.
Este plato típicamente español no siempre es conocido en el extranjero. En una visita hace años a una casa americana en Angleton, Texas, donde estuvo mi hija alojada un año escolar, sus integrantes no habían oído hablar nunca de este plato. Les hicimos una para una merienda y parece que les gustó tanto el sabor como la sencillez de su preparación. No sé si habrán vuelto a cocinar otras.
Hay mucha y muy variada información sobre la tortilla de patatas. En una página web he podido encontrar estos párrafos sobre su origen, no muy aclaratorios la verdad...
La tortilla de patata, es un «omelette» al cual se le agregan patatas previamente cortadas y troceadas, el cual es considerado el plato típico de la gastronomía española, encontrándose en cualquier restaurante del país.
Este plato tradicional fue inventado en Extremadura en 1798. Durante años, la leyenda del invento estuvo en Navarra, en el año 1835, cuando el general Tomás de Zumalacárregui en Bilbao durante la Primera Guerra Carlista estaba en la búsqueda de un alimento nutritivo y barato para sus tropas. Pero el mérito realmente es para la campesina a la que el militar le hizo el encargo, esto se sabe gracias a la investigación del experto Javier López Linage en el 2008.
Sin embargo, las fuentes documentales encontradas por este experto, ubican el origen conceptual de la tortilla de patatas en Villanueva de la Serena para el siglo XVIII. No obstante, la periodista gastronómica Ana Vega, en 2017, indicó que en España se hace la tortilla de patatas desde 1767, basándose en la documentación «Agricultura General y Gobierno de la Casa de Campo», donde se mencionan los «guisados» y las «tortillas».
Luego está la eterna controversia sobre el asunto de añadir o no cebolla en la tortilla. Para gustos hay colores y según con quién se hable se encontrará un acérrimo defensor de este ingrediente añadido o por el contrario un declarado enemigo. Luego tendremos si las patatas más cocidas o más fritas, la tortilla final más cuajada o menos… Con ello, los ingredientes son muy simples: patatas y huevo, si no incluimos el aceite y la sal por su generalidad en cualquier plato preparado.
Por todo esto, a pocas variaciones puede optar el cocinillas que ponga manos a la obra: el tipo de aceite —oliva, girasol…—, el tipo de huevos —clásicos, camperos, gallina libre o picasuelos…— y la patata. Es verdad que cuando están las patatas en plena fritanga se pueden notar diferencias en cuanto a la textura, entereza, resistencia y otras características. Patatas sí que las hay de muchas clases…
Es costumbre familiar que la cena de los viernes consista en una tortilla de patatas. Hay división de opiniones entre mis hijos en cuanto a sí o no a la cebolla. Pero, en todo caso, como tienen la terrible costumbre de poner kétchup, el sabor de la cebolla se queda bastante diluido. A lo mejor ponen ese tomate del demonio precisamente para evitar el sabor a cebolla. Chi lo sa.
Hace unos días en el diario «El Mundo» aparecía un artículo sobre uno de los ingredientes básicos, las patatas, titulado «Las mejores patatas para hacer una tortilla», que no sé si estará todavía accesible y libre en este enlace. En el se ofrecía información sobre las variedades de patata incidiendo en que en este tan sencillo plato «la patata juega un papel crucial». Se referenciaban cinco clases con sus características básicas, a saber: Kennebec, Agria, Monalisa, Liberta y Rudolph. Pero en otros artículos recomiendan una llamada Shutterstock.
Y fue en ese momento cuando se me ocurrió la excentricidad a la que hacía mención al comienzo de esta entrada. En este mundo actual en el que casi todo se puede comprar a través de internet... encargué un pedido de 10 Kg de patatas de la variedad Monalisa que al día siguiente tenía en mi domicilio.
La tortilla de esta semana ha sido confeccionada con esta nueva variedad de patata. No soy un experto, pero durante la fritura se han mantenido más enteras que otras y al final parece (solo puedo decir parece) que el sabor es diferente que otras. Buenas estaban las anteriores y buena estaba esta.
Cuando se me gasten no creo que las vuelva a encargar por internet, porque entre portes y otros asuntos no han sido precisamente baratas para ser unas simples patatas. Otra cosa es que estuvieran disponibles en el comercio habitual. A lo mejor más adelante se me ocurre intentar localizar alguna otra de las variedades descritas en el artículo periodístico...