El «Quijote», ese libro magnífico escrito por Miguel de Cervantes y Saavedra hace más de cuatrocientos años, es una fuente inagotable de enseñanzas, muchas de ellas de actualidad a pesar del tiempo transcurrido. Su colección de refranes es para tenerla presente. Hoy me viene a la memoria uno: «Con la Iglesia hemos topado, Sancho». Pero…
—Pues guíe vuesa merced —respondió Sancho—; quizá será así; aunque yo lo veré con los ojos y lo tocaré con las manos, y así lo creeré yo como creer que es ahora de día.
Guio don Quijote, y habiendo andado como doscientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo:
—Con la iglesia hemos dado, Sancho.
Como
curiosidad diré que la frase que todos conocemos no está en el Quijote
exactamente igual, como puede verse en el extracto del párrafo anterior tomado de
la edición electrónica de la RAE. La expresión que realmente figura en el texto
es «Con la iglesia hemos dado, Sancho». E iglesia en minúsculas, con lo que se refiere a un edificio y no a la institución.
Aunque en el Quijote tiene un significado literal —se toparon con el edificio de la iglesia de San Antonio Abad, en El Toboso— el refranero y uso popular lo aplica normalmente cuando surge algún problema o inconveniente con algún tipo de estamento o autoridad de cierto peso, pudiendo ser no solo eclesiástico sino también y por extensión, gubernamental, militar… Las actuaciones corren el riesgo cuando menos de retrasarse…
Desde hace ya más de tres años un grupo de familiares —somos ya dieciocho por herencias— estamos tratando de vender un inmueble que compró mi abuelo poco antes de la Guerra Civil de 1936. No lo pudo disfrutar mucho porque marchó exiliado con toda su familia al pueblo valenciano de Alacuás donde falleció. El inmueble, construido en 1774 por el Duque de Arcos, ha pasado por muchas vicisitudes hasta llegar a la actualidad, sufriendo modificaciones, ventas parciales y muchos cambios en su estructura interior, no así en la exterior, siendo uno de los (muy) contados edificios que conservan su aspecto externo original en el casco antiguo de San Lorenzo de El Escorial. Para el curioso lector ya dediqué una entrada en este blog titulada «EXQUISITOS» en febrero de 2023.
Han transcurrido tres años de problemas y más problemas con «estamentos oficiales» como Ayuntamiento y Comunidad de Madrid. Diferentes compradores se han interesado por el edificio, pero todos ellos han ido encontrando trabas y más trabas para realizar cualquier intervención. No a todo, por parte de los servicios municipales, que en muchas ocasiones ni siquiera han atendido la petición de celebrar una reunión para tratar el asunto.
Por fallecimientos, con las correspondientes herencias, la actividad estos años ha sido frenética en Notarías haciendo escrituras y en el Registro de la Propiedad cuando se iban a registrar las mismas. Lo dieciocho propietarios con porcentajes variables de propiedad que van desde el 11,11% hasta el 0,55%, un verdadero galimatías. Por no hablar también del asunto de las Plusvalías en el Ayuntamiento. Heredas una casa y, aunque no se ha producido una venta real ni te ha supuesto un ingreso, supone una transferencia de propiedad y hay que pasar por caja.
Parecía que en estos días íbamos a ver la luz tras una pista americana de obstáculos diseñada para el cuerpo de infantes más sofisticado. El comprador quiere la casa tal y como está, y punto. No sé si luego se peleará con organismos, pero de momento todo estaba dispuesto para firmar la escritura de compraventa y olvidar el asunto.
Pero… quia. La iglesia a la que se refiere don Quijote ha sido la notaría. Se entrega toda la documentación para la redacción de la escritura un martes. Desde la notaría se descuelgan pidiendo las escrituras de herencias de todos los implicados ¿Por y para qué? Aunque amigos e incluso un par de abogados consultados nos dicen que esta petición de escrituras es una práctica frecuente entre los notarios, sobre todo los de una cierta edad, no tiene ningún sentido. ¿Tiene alguna autoridad lo inscrito en el Registro de la Propiedad? En este estamento se presentan las correspondientes escrituras cuando se ha producido un cambio de propiedad. El Registrador bastantea las escrituras e inscribe la nueva propiedad. Se supone, aunque ya tengo duda de todo, que el Registro es competente para certificar la propiedad de un inmueble. Pues parece ser que no. Los notarios tienen acceso a estos certificados, pero aun así… piden papeles y más papeles.
A lo largo de la semana hemos llevado a la notaría toneladas de escrituras de propiedad, de herencias, de apoderamientos, nota simple oficial del registro… Menos mal que este exquisito notario no pidió «todas» las escrituras desde la construcción de la casa, allá por 1774. Curiosamente tenemos copia de la escritura original gracias a la eficiente archivera del archivo municipal que localizó la escritura entre los montones de legajos magníficamente conservados bajo su supervisión. La imagen que encabeza esta entrada es el inicio de esa escritura.
Pues, no se lo pierdan, pasada una semana, el notario —o su oficial o el sursum corda— nos llama por teléfono y se descuelga con que se trata de una escritura muy complicada y que no se hace cargo de ella, por lo que pasemos por la notaría a recoger toda la papelería y ¡Santas Pascuas!, que nos busquemos otro notario.
Nuestra capacidad de asombro ha alcanzado cuotas impensables. ¿Puede un notario rechazar la confección de una escritura de compraventa? Pues sí, puede, como de hecho lo ha hecho y por informaciones que hemos podido recabar, no es la primera vez. Debe ser que le sobra el dinero o le falta profesionalidad y vergüenza torera, o todo a la vez. Hay que decir que, en caso de una escritura de compraventa, la notaría operante la designa la parte compradora que, además y para más inri, había comunicado esa notaría en concreto a su banco porque en el mismo acto se firmaría la concesión de una hipoteca. Nos hemos quedado todos con cara de haba como se debió quedar don Quijote cuando dio, que no se topó, con la iglesia de El Toboso.
Un asunto intricado… para esta notaría. Esperemos que la parte compradora encuentre otra con más solvencia, profesionalidad y disponibilidad a la mayor brevedad posible.