Cuando yo empezaba a conducir, hace ya algunos años, e incluso antes cuando me fijaba en los conductores, solo había en las inmediaciones de mi residencia una autovía dotada de tres carriles. El resto era o de dos o bien carreteras normales con circulación en ambos sentidos.
Una cuestión me resultaba curiosa: algunos conductores, nada más incorporarse a la autovía y sin haber tráfico, se incorporaban inmediatamente al carril central y allí permanecían impasibles, vista al frente, hieráticos, hasta que llegaban a su destino o se acababan los tres carriles.
En la autoescuela nos habían enseñado, por activa y por pasiva, que se circulaba por la derecha, siempre por la derecha. Había otros países, Gran Bretaña por ejemplo, donde la circulación era por la izquierda y por ello sus coches están adaptados, con el volante en la parte derecha de los vehículos.
Cuando lo comentaba con alguna persona mayor y conductora, incluso con algunos que realizaban esa, repito que para mí curiosa, operación, salían por los cerros de Úbeda alegando cuestiones tan peregrinas como seguridad, que el carril derecho estaba machacado por los camiones, que ya había un tercer carril para que les adelantaran y zarandajas por el estilo. Normalmente las personas, cuando realizamos alguna acción indebida, soslayamos los “contras” y buscamos todo tipo de justificaciones para los “pros”, refugiándonos en afirmaciones que nosotros sabemos que no son válidas pero que defendemos a capa y espada incluso ante nosotros mismos, en un juego que no deja de ser una especie de autoengaño autoconsentido.
Han pasado ya bastantes años. Hay mucho más tráfico, muchas más autopistas y autovías, mucha más información, las autoescuelas disponen de más medios y los alumnos salen teóricamente más preparados para enfrentarse a la jungla que es el tráfico.
Ya disponemos en el entorno en el que me he referido al principio de este escrito de varios kilómetros de autopistas con cuatro carriles en cada sentido. Curiosamente muchos conductores y conductoras siguen realizando la misma operación. Cuando se incorporan a la autopista se desplazan sin dilación al tercer carril. Con la autopista vacía, se instalan cómodamente en él y ahí me las den todas, incluso a velocidad anormalmente baja, por debajo del límite autorizado. La autopista vacía y el cochecito circulando por el tercer carril sin ningún pudor. Pero es que es frecuente ver a muchos camiones y autobuses, y no digamos las furgonetas de reparto esas que van como balas, circulando por el segundo carril, dejando libre el de la derecha, como si estuviera de adorno.
Entonces, cuando tu vas circulando por la derecha y avistas una de estas situaciones… ¿Qué hacer? Si sigues por el carril derecho y adelantas a los que claramente circulan infringiendo las normas, tú también pasas a tu vez a infringirlas, con el consiguiente peligro que supone adelantar por la derecha si los que circulan mal deciden un cambio y lo hacen sin mirar a los espejos y sin avisar con antelación mediante el uso de esos eternos olvidados que son los intermitentes. La solución es pasar del primer carril al cuarto, adelantar y volver a tu carril derecho como mandan las normas. Una veces se hace y otras no.
El resultado es que en una autopista con varios kilómetros de cuatro carriles en cada sentido la circulación es espesa, densa y ….. peligrosa. Me atrevería de calificarla de muy peligrosa, dado que todo el mundo circula por donde le parece, cambia de carril, adelanta por la derecha o por la izquierda, en fin, lo que podía llegar a ser y es un caos.
He tenido la suerte, ahora y desde hace años, de hacer bastantes kilómetros por carreteras europeas. En las autopistas alemanas, donde más placer he sentido en la conducción, hay enormes carteles de vez en cuando que te recuerdan el que debes circular por la derecha. En Gran Bretaña es un placer ver como todo el mundo en general circula por su izquierda cambiando de carril cuando es necesario adelantar y volviendo al izquierdo en cuanto es posible. En fin, en todos sitios habrá de todo y en otras caras de la moneda, Portugal o Grecia son un poco caos en sus carreteras y en sus modos de conducir, a mi modesto entender. Espero que hayan ido mejorando.
Hoy día tenemos palabras para todo. La conducción insegura y con miedo se denomina “amaxofobia”. He disfrutado mucho y disfruto conduciendo pero en esas autopistas de cuatro carriles, incluso con poco tráfico, cuando esos conductores circulan como les viene en gana, llevando su retrovisores de adorno y más pendientes de la radio o incluso el teléfono móvil, no dejo de sentir un poco de amaxofobia en la conducción.
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