Aunque queramos nosotros mismos pensar lo contrario, estamos desarrollando de forma progresiva una dependencia de lo que se ha dado en llamar “vivir conectados”. Con la generalización de los dispositivos móviles, que lo que menos son ahora es teléfonos, disponemos en la palma de nuestra mano de internet y todas sus “consecuencias”: correo electrónico, redes sociales, mensajería instantánea, acceso a la web y otras cosas que son también interesantes como navegador terrestre para andar, correr o ir en coche, multitud de juegos, acceso al diccionario de la lengua y un montón de aplicaciones que nunca acabaríamos de enumerar pues crecen exponencialmente día a día.
Pero para que todo esto tenga lugar y pueda ser posible, necesitamos una cosa fundamental: conectividad en nuestro dispositivo. Acostumbrados a tener en casa y en muchos lugares públicos o privados redes locales o WIFI para alimentar la necesidad de conectividad de nuestros “
achiperres” , cuando salimos de nuestros entornos habituales entramos en un “sin vivir” si no sabemos si dispondremos de “alimento” para nuestras conexiones. Es frecuente en casi todos los establecimientos públicos como hoteles encontrar redes “wifi” cuya clave nos facilitan, e incluso he encontrado ya en algún restaurante donde la clave está añadida en un papelito a la carta, como aquellos que normalmente se utilizan para las recomendaciones del día, esas que suelen venir sin precio y que nos deparan sorpresas a la hora de la cuenta.
El hecho de pasar las vacaciones de verano recurrentemente en un mismo lugar nos puede hacer anticiparnos a nuestros posibles problemas de conexión. Así me ha ocurrido y en vista de las vicisitudes del año anterior he decidido anticiparme y acudir provisto del correspondiente MODEM-USB con su tarjeta SIM para pasar unos días sin sobresaltos. Ya había preguntado a vecinos de la zona que tipo de conexión sin cables usaban y todos ellos me habían contestado que la de la grande, ya saben, “timofónica”. Como ya habrán podido deducir los lectores asiduos de este blog, de esa empresa no quiero nada, ni siquiera regalado. Pero las circunstancias obligaban y he tenido que claudicar, bien sea de forma temporal, durante las vacaciones. Pero no me ha servido de nada.
Las percepciones de las personas van en función de su conocimiento de las cosas y en esto de las últimas tecnologías, salvo excepciones, el vulgo suele tener poco interés. Los vecinos no me informaron de que sus conexiones eran de tipo “GRPS” (*), el más lento que existe equivalente a los primeros módems de línea telefónica con los que trabajábamos hace veinte años. Un horror. Para mandar o recibir un correo electrónico con poco texto, vale, pero como tengas un amigo pesado que te manda media docena de correos diarios acompañados de presentaciones con fotos y música, acabáramos, horas para recibir los envíos. Y si quieres acceder a páginas modernas, esas plagadas de contenidos multimedia que se creen que todos los que se asoman a verlas disponen de una conexión de alta velocidad, te pueden entrar los siete males.
Encontrarse con dificultades y hacer todo lo posible por solventarlas es la mejor manera de aprender. Consultas al gran “google”, un poco de lata a los amigos -gracias Juanlu-, y algo de tesón y cabezonería, me han llevado a encontrar una muy buena conectividad de mi modem-usb, sacándolo al exterior con un prolongador, en una ventana concreta del piso de arriba. Pero curiosamente no con la grande cuyo nombre no voy a repetir, sino con una de las chiquititas, cuyo sombre si voy a mencionar: SIMYO. Solo en esa y en ninguna otra ubicación obtengo conectividad “HSDPA”(*), la mejor posible por ahora. Y va como un tiro, así se puede trabajar.
¿Y la antena que se ve en la fotografía en el alfeizar de una ventana? Pues es para “chuparle la wifi” al vecino o vecinos que se dejen. No todas las redes que nos llenan el aire de ondas están protegidas y algunas de las que están protegidas no lo están demasiado bien, vamos, que se puede averiguar la clave con un poco de ojeo, “sniffando”o esnifando que se dice en el lenguaje informático coloquial. ¿Que cómo se hace esto? Pues, preguntando a Mr. Google, trasteando un poco, mucha paciencia, y echando algunas horas a la investigación. Pero tengo que reconocer que tengo suerte y una de las redes que entran por mi antena es la “wifi” de mis cuñados, -muchas gracias a ellos por compartir su clave-, que cuando no está caída es una delicia.
GPRS - General Packet Radio Service. Permite como mucho 80 Kbps, o sea 0,08 “Megas” de velocidad. Similar a un viejo modem telefónico de los que ya no se usan.
EDGE o EGPRS - Enhanced Data rates for GSM of Evolution Tasas de Datos Mejoradas para la evolución de GSM, es decir, el anterior mejorado, permite hasta un máximo de conexión de 236 Kbps, es decir 0,236 “Megas”.
3G o UMTS, - Universal Mobile Telecommunications System- la tercera generación de sistemas para móviles (3G). Permite velocidades de conexión de hasta 2 Mbps (2 megas en el lenguaje coloquial) pero esto sólo en condiciones óptimas, claro.
HSDPA - High Speed Downlink Packet Access- es la optimización de la tecnología espectral UMTS/WCDMA, pudiendo alcanzar velocidades de bajada de hasta 14 Mbps en teoría en condiciones óptimas. Tal vez este sea el límite actual que nos ofrece el sistema de internet móvil.