No siempre los términos informáticos admiten una traducción al castellano que refleje de forma directa e inequívoca la operación o proceso del que estamos hablando. He asistido a muchas disputas acerca de la conveniencia o no de «españolizar» todos o la gran mayoría de los términos, pero no siempre es factible o siquiera conveniente. El utilizado como titulo de esta entrada es perfectamente entendido por personas relacionadas con el mundillo de la informática pero puede no serlo tanto para el resto. Una traducción aproximada sería «copia de seguridad» o «copia de respaldo» de los datos.
En mayor o menor medida, en ordenadores, teléfonos o tabletas, todos estamos inmersos en el mundillo de la informática. Y me da la impresión de que no dedicamos el tiempo suficiente a preocuparnos de sacar copia de nuestra información. Solo aquellos que hayan sufrido algún desastre en sus tarjetas, discos duros o cualquier otro dispositivo de almacenamiento de datos sabrán, en carnes propias, de lo que estoy hablando.
Simplificando, podríamos hacer una división de los ficheros o datos que manejamos en nuestros ordenadores en dos grandes grupos: «
recuperables» y «
no recuperables». Me explico. Los ordenadores o dispositivos de proceso están gobernados por un sistema operativo (Windows, Linux, Unix, Android, Ios …) que controla su funcionamiento, más una serie de programas o aplicaciones adicionales para realizar cometidos específicos y que nos permiten interaccionar para conseguir los resultados que queremos y, por lo general, almacenarlos. Pues bien, ese sistema operativo y esos programas podrían ser recuperados pues son comunes a todo el mundo y bastaría con obtenerlos de nuevo, mediante compra o descarga según de lo que se trate. Por simplificar, un disco comercial de música o una película siempre será posible volver a tenerlos disponibles porque son los mismos para todo el mundo. Este tipo de información o datos son los que se etiquetarían como «recuperables» aunque a nadie se le oculta que la dificultad o coste de esta recuperación estará en función de lo previsores que hayamos sido a la hora de tener guardados y controlados los programas que vamos instalando en nuestros ordenadores o dispositivos.
Pero el verdadero problema viene con los datos que he denominado como «no recuperables». Unos ejemplos: esa foto que tomamos en el viaje de vaciones de verano, un trabajo que hemos hecho para el colegio o la relación de los libros o discos que tenemos en nuestra biblioteca. Si perdemos estos datos, nadie nos los podrá restituir porque son únicos y salvo que hayamos pasado una copia a alguien se habrán perdido para siempre.
Sobre este tipo de datos «no recuperables» son los que deberemos extremar el cuidado de tener una o varias copias para poder recuperar la información en caso de catástrofe. Y a pesar de la fiabilidad de los ordenadores y los dispositivos, las pérdidas se producen: los «pendrives» se pierden, los discos duros se estropean con el tiempo, los ordenadores portátiles dejan de funcionar o nos los roban…
Deberíamos estar mucho más preocupados, si es que tenemos interés en su conservación, de obtener un «back-up» de nuestros datos no recuperables con asiduidad, la que determinemos, y llevar con precisión y pulcritud espartana el hacerlo y no procrastinarlo. En mi caso, la secuencia de copias es quincenal y de dos tipos. Una de ellas a un disco externo que guardo en mi casa alejado de la zona donde está el ordenador y otra a otro disco que es el que puede verse e la imagen que acompaña a esta entrada, que alojo en un maletín chapucero relleno de goma espuma para su traslado fuera de casa a otra ubicación. De esta forma y con estas dos secuencias, dispongo de dos copias quincenales que me permitirían recuperar la información en gran medida en caso de ocurrir una desgracia, que puede ser por rotura o fallo, por robo o incluso porque al vecino de arriba se le salga el agua de la bañera y me ponga la casa perdida y afecte a mis equipos informáticos.
Pero la acción de sacar copias no es sencilla, ¿Cómo se hace? Estaremos de acuerdo en que la forma manual es muy imprecisa y laboriosa, pues es imposible acordarnos de las modificaciones, altas o bajas que hemos realizado desde la última copia obtenida. Para hacerlo bien y con garantías será necesario elegir un método y apoyarnos en un programa que nos haga lo que se ha dado en llamar desde hace tiempo «
gestión del almacenamiento». Hay muchos y variados, gratuitos o de pago, que se encargan de revisar nuestro disco duro y obtener una copia de lo que se haya modificado desde la última vez. Esto de la gestión del espacio es un mundo y quién se haya dedicado a ello profesionalmente, como mi amigo Miguel Angel, sabe que no es un tema baladí. Se pueden sacar copias completas, incrementales, sincronizadas, en un sentido o en los dos… Resumiendo y no por no extenderme, es un asunto al que hay que dedicarle tiempo y que empieza por tener una buena estructura de niveles de carpetas y ficheros que nos permita acometer las tareas de guardado con garantías.
En mi caso y tras mucho deambular por este mundillo, hace años tomé la decisión de confiar estas tareas a un programa profesional que adquirí religiosamente por un precio irrisorio en comparación con lo que me aporta, lo bien y rápido que funciona y las prestaciones que me brinda, además de que sus desarrolladores lo mantienen en constante mejora y sin «
pesetear» con la licencia, pues me lo han actualizado en varias ocasiones, la última no hace ni un mes, sin reclamar pago alguno. Tiene un pequeño o gran inconveniente: no hay versión en español. Esta maravilla, para mí, de programa se llama
VICEVERSA PRO. Estoy seguro que no le saco todo el partido que tiene, pero tengo generados una veintena de perfiles diferentes que me permiten manejar mis datos de una forma automatizada. Una de las acciones que realizo con él es sincronizar los datos más ligeros entre el PC fijo de sobremesa y los portátiles mío y de mi mujer. Una forma de copia más que considerar a las dos quincenales que he comentado.
¿Cómo lleva Vd. sus sistemas de copia y respaldo de datos?