Hace ya bastantes años que los usuarios de telefonía fija en España disfrutamos de lo que se ha dado en llamar «tarifa plana» en nuestras llamadas a teléfonos fijos de todo el territorio nacional. Aunque en la conciencia de muchos se instala la palabra «gratis» relacionada con este sistema, hay que decir que no lo es, pues pagamos por ello nuestra correspondiente cuota mensual, aunque sí que es cierto que es una bendición el despreocuparse, no como antaño, del tiempo de llamada asustados ante la factura que nos podría corresponder.
Pero también desde hace varios años algún «listo» inventó los «números 900», esos números especiales que en realidad no existen pero que no son incluidos en las tarifas planas y que pueden implicar un coste para el usuario: salvo los 900 que son gratuitos, los 901, 902 y consecutivos implican unos euros en las facturas mensuales pues no están incluidos en el concepto de teléfono fijo a pesar de que realmente lo son.
No creo que haya nadie que no despotrique contra estas prácticas, abusivas a todas luces, y que han sido adoptadas principalmente por las empresas con la cancamusa de ofrecer un mejor servicio a sus clientes. Lo que no dicen es que de paso se embolsan unos euritos por las llamadas a unos servicios, algunas veces de averías, que deberían ser gratuitos completamente. Pero el tiempo pasa y no se acaba de solucionar el asunto; parece que a los mortales no nos cuestan las llamaditas a los «novecientos» y tragamos con todo lo que haya que tragar. Esto no es nuevo y ya hablaba yo de ello en este mismo blog en la entrada «900» publicada hace tres años.
Desde mucho antes, desde siempre, mantengo un particular guerra contra estas prácticas. No soy el único ya que hasta hay iniciativas en la red como la página nomasnumeros900 donde los usuarios pueden tratar de averiguar el número de teléfono fijo real que se esconde tras un 900. Insisto en que el «900» no existe y es solo un puente a efectos de tarificación. Hay mucha información de muchas empresas, pero no siempre actualizada, amén de que algunas de ellas llevan sus planteamientos hasta detectar que número has utilizado en la marcación, soltándote un mensaje de que utilices el 9xx para esa consulta porque el otro, que es el mismo, está reservado para bla, bla, bla…
En una campaña, una empresa de cierta relevancia que se preocupa y ocupa de los derechos de los consumidores, FACUA, ha lanzado su consulta para elegir a la «peor empresa del año»; las nominadas son en esta ocasión Endesa, Iberdrola, Movistar, Vodafone y Bankia, porque hay que elegir algunas entre otras muchas de parecido o peor calado moral en sus prácticas. Hay que decir que estas cinco son «repetidoras», pues ya ostentaban este dudoso honor el año anterior. En la misma campaña se elige el «peor anuncio del año» y la «peor práctica empresarial del año». En este último apartado, una de las cinco propuestas reza así: «Líneas 902 de atención al cliente. Muchas empresas y organismos públicos cuentan con estos carísimos teléfonos, que no están incluidos en los bonos y tarifas planas de las operadoras. Incluso hay empresas de telecomunicaciones que utilizan 902 para la atención de las consultas y quejas, lucrándose a costa de sus propias incidencias y averías.»
Lo de «sostenella y no enmendalla» es una constante en muchas de las actuaciones humanas, asumiendo costes morales en aras a conseguir beneficios pecuniarios. No importa lo que piense el cliente que se ve forzado a efectuar llamadas, por lo general largas por aquello de «todos nuestros operadores están ocupados, permanezca a la espera, enseguida le atenderemos». Es curioso que algunas empresas que nos quieren incluso capturar como nuevos clientes nos inciten a llamar a este tipo de números con coste a nuestro cargo. Pero cuando lo hacen será porque les funciona con lo que pienso que hay gente por la vida muy despreocupada que no se fija en las consecuencias de sus acciones y entre ellas los euros que se pueden detraer de su bolsillo. En mi caso, no entro en que sean muchos o pocos, el simple hecho de tener que abonar un céntimo por estos conceptos me pone en guardia.
Como no hay soluciones globales, parece que algunas empresas han optado por ofrecer a sus clientes la posibilidad de usar los números alternativos. En la imagen vemos algunos casos donde se ofrecen de forma conjunta las dos posibilidades de llamada, aunque en la segunda hay que encontrarlo a la derecha y no dejarnos llevar por el anuncio de la izquierda. Hay más casos, aunque no siempre tratados de forma explícita, por lo que hay que esforzarse en encontrar el número que no nos va a suponer un aumento de euros en nuestra factura. O bien no llamar si no no es estrictamente imprescindible.