Aunque todo es subjetivo, el progreso no siempre marcha
hacia adelante, ya que hay cosas, según mi criterio personal, que van para
atrás como los cangrejos a medida que pasa el tiempo. Nos hacemos de cruces con
ellas, pero como ocurren de Pascuas a Ramos las aguantamos de forma estoica y
las dejamos pasar. No nos compramos un ordenador portátil cada dos días, de
hecho y desde que existen estos trastos, yo he comprado dos en toda mi vida, el
primero hace más de siete años y ahora el segundo.
Respecto del primero, que sigue funcionando aunque
secuestrado por mi hijo, venía de fábrica con un sistema preinstalado con el
que sufrí de lo lindo por sus continuos fallos y deficiencias para las
aplicaciones y programas que me interesaban. Se trataba del Windows VISTA que
fue famoso no precisamente por su buen funcionamiento sino por el rechazo
generalizado que tuvo. Tanto fue así que en relativamente poco tiempo, la
compañía de Redmond puso en el mercado la versión Windows 7 que era como de la
noche al día. A pesar de que la compatibilidad del ordenador con esta nueva
versión no estaba nada clara y de que los drivers necesarios no estaban
asegurados, mi necesidad de cambio como mi rechazo al VISTA me impulsaron a
tirarme a la piscina sin flotador y sin comprobar siquiera si había agua. No
solo no me estrellé sino que el cambio fue un éxito y me encontré con un
ordenador nuevo y potente que me funcionaba muy bien para mis necesidades. Años
más tarde, un poco de cirugía cambiándole el disco duro por un moderno SSD le
dieron vida y hoy en día está como un chaval.
La han vuelto a hacer. Windows 8 u 8.1 se está revelando
como una «castaña» que genera auténtico rechazo en los usuarios, con o sin
razón. No hace falta más que darse una vuelta por la red «googleando» un poco y ver la enorme cantidad de usuarios que
preguntan o cuentan sus aventuras sobre como hacer lo que en término inglés se
conoce como «downgrade», que no es
otra cosa que actualizar para atrás, esto es, bajar de la teórica versión
superior 8 a la ya veterana 7 con la que estamos, al menos yo, tan contentos y
familiarizados. Hay que reconocer, por otro lado, que algunas voces se alzan
diciendo que todo es cuestión de acostumbrarse y tener un poco de aguante en
los primeros momentos pero por el contrario en alguna web he visto la oferta de
un programa que permite trabajar bajo Windows 8 confiriendo el aspecto de
Windows 7. Por algo será. En mi caso personal, quiero utilizar el ordenado para
hacer cosas productivas y no para estar a puñetazo limpio con el sistema
operativo y el software intentando encontrar donde están y como funcionan las
cosas.
Con estos preámbulos y ahora contaré la historia, he tardado
casi veinte días en poner mi nuevo portátil de la forma que lo quiero para mi
uso. No he conseguido todo lo que quería pero si una aproximación bastante
cercana a lo pretendido. Lo primero que me he encontrado es una «cosa avanzada»
que se denomina UEFI y que es una implementación segura de la tradicional BIOS
que gobierna la placa de cualquier ordenador. La pelea ha sido dura y sin
conseguir vencerla del todo la he llevado «casi» a mis planteamientos. Me
resultó curiosa la conversación telefónica con el servicio técnico de la marca
donde un caballero, de forma educada, me dijo que la BIOS tradicional (legacy)
estaba por debajo pero que no me iba a contar como verla, aunque me dio pistas
para modificar ciertos parámetros de la UEFI que me dejaran hacer «casi» lo que
yo quería. No es cuestión de profundizar en lenguaje técnico pero lo que me ha
sido imposible es arrancar desde otro disco que no sea el interno.
Había descubierto hace unos meses la existencia de unas
piezas denominadas CADDY que permiten de forma fácil sustituir el DVD de un
portátil por un disco duro. Ojo, que los hay de dos grosores y deberemos elegir el adecuado. Mi idea original era hacer esta operación, poner un
disco SSD en lugar del DVD e instalar en él el sistema operativo WINDOWS-7 en este disco
adicional, de forma que en el momento de arranque del ordenador pudiera escoger
entre arrancar con Windows-7 o con el original Windows-8.1. Por los tejemanejes
de la BIOS-UEFI no ha podido ser, con lo cual la siguiente era desmontar el
ordenador y sustituir el disco interno por el que pensaba montar fuera y poner el
interno en el lugar del DVD.
Poco a poco, con mucha tranquilidad y consultas al
maravilloso mundo de la red, he encontrado tutoriales donde se detallaba paso a
paso como hacerlo. Dicho y hecho, en la fotografía se puede ver el portátil
desmontado con acceso para el cambio al DVD y al disco HDD. Una vez sustituidos
estos, lo demás ha sido coser y cantar siempre cuando controlemos un poco todo
el tema de arranques e instalaciones. Una cosa ha sido más difícil de solventar
y no está conseguida del todo y es el dichoso tema de los drivers necesarios
para que funcionen correctamente todos los componentes del equipo.
Antaño, cuando se compraba un ordenador, venía acompañado de unos cuantos CD’s con el sistema operativo y los drivers de los componentes de los que constaba. Entre otras cosas lo habíamos pagado y teníamos derecho a ello. Ahora, todo mucho más moderno y seguro que mejor para usuarios que no se quieran complicar la vida, viene todo «dentro» en particiones de recuperación y programas para efectuar la recuperación y dejarlo en lo que se ha dado en llamar «a modo de fábrica». En ningún sitio hay documentación detallada de la placa que lleva ni mucho menos detalle de los componentes, información esta necesaria para buscar por la red los drivers en este caso «desactualizados» para Windows-7. Por supuesto en la web de Toshiba se llaman andanas a este asunto y facilitan los drivers para Windows 8.1 pero del Windows-7 no quieren ni oír hablar. ¿Tendrán comisión de Microsoft?
Nuevamente en la red hay solución para (casi) todo. Numerosos programas de chequeo de drivers y/o actualización de los mismos ayudan en la tarea. Son muchos de ellos de coste, aunque no mucho, pero he encontrado uno que en su versión gratuita me ha solucionado el 99% del asunto, por lo que le menciono aquí en justa correspondencia y agradecimiento: SlimDrivers.
Pensar, mirar, leer, buscar, requetepensar… Han sido veinte
días de lucha pero al final ha merecido la pena porque tengo el ordenador como
yo quería tenerlo, con mi Windows 7 con el que me manejo muy bien, todo controladito
y limpito, sin decenas de programas que te quieren hacer la vida mejor y en mi
caso, rebelde yo, me la hacen imposible. Me viene a la memoria esa frase que
tanto me gusta que dice que «como no sabían
que era imposible, lo hicieron». Está bien que Toshiba y similares quieran
facilitar la vida a usuarios no avezados y cubrirse las espaldas pero lo que no
es de recibo es que nos la complique a aquellos que intentamos mantener un espíritu
«GEEK».