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domingo, 4 de enero de 2015

«PROPÓSITOS»



Según estudios de los desconozco su nivel de fiabilidad, la mitad de la población dedica los últimos días de un año que termina a hacer elucubraciones sobre unas cuantas intenciones a realizar en el comienzo del nuevo año. Se piensan, se repiensan y se toma la decisión de acometer uno o varios proyectos en cuanto comience el año, el mismo día 1. Llegada la fecha, se procrastina y se decide demorar un poco el comienzo efectivo «hasta que pasen las fiestas» y una vez dejadas estas atrás, inmersos en la vorágine, se olvidan. Todos los años la misma cantilena aunque sabemos por experiencia que raramente se cumplen.

Por lo general, las intenciones tienen relación con temas de salud personal, tales como hacer una dieta para perder peso, dejar de fumar o beber, hacer ejercicio de forma regular o similares, aunque también se barajan temas como contactar con amigos o conocidos a los que hace tiempo que no ves,  estudiar inglés o alemán de una vez por todas, ser más amable con la gente,  colocar ese cajón lleno de papeles o subir con decisión al trastero y vaciarlo de cachivaches inservibles.

La realidad es que pocas de esas intenciones firmemente decididas tienen éxito; muchas de ellas ni se llegan a poner en marcha y las que se inician, por lo general, se diluyen y acaban sucumbiendo a las pocas semanas. Los compromisos con uno mismo o con los familiares y amigos que nos rodean suelen tener poca fuerza.

Y es que cuando uno tiene que hacer cosas que se consideran importantes y que por ello requieren un esfuerzo, cualquier día del año es bueno para comenzarlas. Pongamos el ejemplo de una dieta para perder esos kilos de más que nos atormentan desde hace siglos. Un buen momento para comenzar sería antes de las navidades, pero lo que es común es postergar su inicio para después y con esa excusa aprovechar las comilonas navideñas para ponernos ciegos. Y como digo, luego nada de nada, nuestras debilidades florecen por encima de nuestras fortalezas y esa mal llamada fuerza de voluntad no aparece ni por asomo. Pero ya se sabe, un año tras otro, que somos débiles y la experiencia no nos sirve para de una vez por todas abandonar esta práctica de los propósitos del Año Nuevo.

Y es que lo importante sería incorporar en nuestra vida diaria esos cambios que queremos llevar a cabo de forma que sean una cuestión normal sobre la que no haya que estar tomando decisiones acerca de si se acomete o se deja de acometer. No me imagino a nadie tomando la decisión diaria acerca de si cepillarse o no los dientes ese día o ducharse u otras actividades que realizamos a diario de una forma automatizada. La idea es incorporar de forma gradual pequeños cambios que se vayan añadiendo a nuestro devenir que de una forma natural, sin esfuerzo y sin darnos cuenta estemos consiguiendo esos beneficios derivados de los mismos.

En la red hay numerosos consejos acerca de este tema. De este enlace he extraído estos nueve

 » Elegir una meta realista y específica
 » Centrarse un solo propósito
 » No esperar justo a la víspera del Año Nuevo
 » Comenzar poco a poco
 » Evitar la repetición de los errores cometidos en el pasado
 » Recordar que el cambio es un proceso
 » No dejarse vencer por un pequeño desliz 
 » Buscar apoyos
 » Renovar la motivación

Aunque ya estamos avanzados en el milenio, en su día se establecieron también a nivel internacional propósitos para el mismo, concretamente ocho, que relaciono a continuación. Hemos entrado en el año quince, o dieciséis que nunca está claro, del milenio y me temo que su pleno desarrollo está todavía por llegar.

» Erradicar la pobreza extrema y el hambre 
» Lograr la enseñanza primaria universal 
» Promover la igualdad de género y empoderar a las mujeres 
» Reducir la mortalidad infantil 
» Mejorar la salud materna 
» Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades 
» Garantizar la sostenibilidad ambiental 
» Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

 Un propósito que todos los años se acerca a mi mente es dejar de escribir semanalmente en este blog, porque las ideas se van agotando. Pero, una vez más, he desechado la idea y seguiré intentando juntar unas cuantas letras para aburrir un poco a los lectores que se acerquen por aquí.