Esta es una entrada inusual en cuanto a su longitud, por lo que pido disculpas a los lectores asiduos u ocasionales que se acerquen por este blog. Como explicación, que no como justificación, ando muy mal de tiempo y no quería faltar a mi cita semanal, así que aprovecho para darme un auto homenaje.
Hacía varias décadas, casi cuatro, que no veía el guarismo «siete» en el extremo izquierdo cuando me asomaba a las ventanas de estos diabólicos aparatos llamados básculas.
Sobran las palabras. Algunos amigos se alegrarán casi tanto o más que yo aunque a otros quizá les dé un poco de envidia…