A aquellos lectores que se hayan acercado con asiduidad a este blog no les habrá pasado desapercibido mi interés, entre otras muchas cosas, por temas del lenguaje. Me parece un asunto fascinante y un pozo sin fondo de posibilidades de incrementar el conocimiento de nuevas palabras, nuevas formas de expresión y estar al día e todo lo que se cuece, que no es poco, en un idioma que utilizan a diario, tanto en forma hablada como escrita, millones de personas en todo el mundo.
El tratamiento de textos en los ordenadores es un tema al que se le han dedicado muchos esfuerzos y podríamos aventurar que todavía está en mantillas. En el caso de los libros con textos narrativos, la creación de libros electrónicos digitalizados permite su investigación por programas informáticos; a modo de ejemplo podemos saber que en uno de los libros más famosos de todos los tiempos, de cuyo título no puedo acordarme pero que salió de la pluma de nuestro universal Miguel de Cervantes Saavedra, el vocablo «Quijote» es mencionado dos mil setecientas cuarenta y ocho veces mientras que «Sancho» aparece en dos mil trescientas sesenta y cinco ocasiones, aunque hay que aclarar que la versión analizada es la de Francisco Rico que contiene numerosos comentarios, explicaciones y adiciones y alcanza la cifra total de quinientos dieciséis mil vocablos, unos miles por encima de los trescientos sesenta mil que contiene el Quijote original.
Hace ya unos meses confeccioné un programa, que todavía no está rematado del todo, que permite contar y estructurar los vocablos de un libro. Aunque el tratamiento electrónico de asuntos del lenguaje no es sencillo, el programa me permite una primera estructuración del léxico utilizado por el autor y división en preposiciones, artículos, pronombres, etc. etc. Aunque no estoy de acuerdo en que no sirva para nada, a algunos autores con los que tengo contacto les he remitido el estudio de sus libros y cuando menos les ha resultado curioso cuando no sorprendente a tenor de sus respuestas. En algunos libros, antes de leerlos, ya se puede aventurar el tono y el tema al hacer un recorrido previo por las palabras y los verbos no auxiliares más utilizados.
Otro asunto que me fascina en el último año es el de los cursos MOOC que ya he tratado en anteriores entradas de este blog. Aunque hay poca disponibilidad en español, he realizado ya un par de cursos de la Universidad de Navarra y de la Universidad de Barcelona sobre temas de lenguaje que me han resultado muy interesantes y provechosos en mis conocimientos. Hay uno nuevo anunciado, una segunda parte en la Universidad de Barcelona del profesor Santiago Alcoba y titulado «Corrección y estilo en español» que trata sobre el léxico empleado en el libro, en varias traducciones del libro, «El guardián sobre el centeno» y que promete ser tan interesante como el primero. Hay algún curso más en español sobre estos asuntos pero son de la Universidad mejicana de Monterrey, con lo que de especial puedan tener en cuanto al uso de español.
Sí que hay mucho y muy variado en idioma inglés. Es un problema para los que no dominamos este idioma, pero mis escasos conocimientos me permiten asomarme con aprovechamiento a muchos de ellos. Los textos siempre pueden ser traducidos mediante herramientas de ordenador tipo Tradukka o similares y por lo general los vídeos, base central y fundamental de estos cursos, constan de subtítulos siempre en inglés y a veces en español, castellano, que posibilitan seguirlos con éxito.
Mañana lunes treinta de abril de dos mil quince tiene comienzo un curso de la universidad de Leiden titulado «Miracles of human language: an introduction to linguistics», un título de por sí explicativo que no necesita traducción. El hecho de que la universidad de Leiden esté radicada en los Países Bajos y no sea inglesa, y de que no lo sea el director del mismo, Marc van Oostendorp, pone un punto añadido de interés porque yo al menos entiendo mejor el inglés de cualquier hablante que no sea nativo que el de los propios ingleses. El video introductorio de poco más de tres minutos de duración pone la expectación en niveles muy altos y ya estoy deseando que pasen unas horas para poder empezar a sumergirme en el primer módulo que trata de generalidades sobre el lenguaje humano.
Una cosa que al menos a mí me produce vértigo es, según reza en la imagen del correo electrónico que me han remitido tras mi inscripción, el ser uno de los más de 33.000 alumnos de 186 países que vamos a realizar el curso. Como digo me resulta fascinante. No quiero ni pensar en la enorme cantidad de mensajes que se pueden generar si nos ponemos todos, en inglés, a reflejar nuestras experiencias e inquietudes en los foros y/o comentar las de otros alumnos.
Estamos al borde de un precipicio virtual, muy apetecible de recorrer, en temas de educación, formación y conocimiento. Las barreras físicas y el número de alumnos por clase están desapareciendo; aunque queda mucho camino por recorrer, estas nuevas formas de enseñanza sin aula están muy avanzadas y nos van a permitir descubrir mundos fascinantes en muy pocos años. Las posibilidades están todavía por intuir y la velocidad a la que se llevan a la práctica es vertiginosa. Un mundo se abre entre nosotros y yo lo que espero es estar a la altura de conocimientos y habilidades para poder disfrutarlo. No quepa ninguna duda que me esforzaré en ello.