Ya
está, pasaron y benditas vayan las elecciones municipales y autonómicas que
tuvieron lugar el domingo pasado y que han dejado esto que no hay quién lo
reconozca. Los que han ganado, eso dicen, no las tienen todas consigo y los que
llegan nuevos tienen un mundo por delante al que enfrentarse, que hasta el rabo
todo es toro. Y ya que nos ponemos a «refranear», vocablo incorrecto por el
momento, me he dado una vuelta en clave política por el libro titulado «Diccionario de refranes» de Luis
Junceda, haciendo una lectura rápida y seleccionando aquellos que me ha
parecido que podían tener algo que ver o podían ser aplicables al mundillo que
rodea a la política y los políticos. Los refranes, sentencias contundentes de
la sabiduría popular, tienen sus interpretaciones y aplicaciones a diversas
situaciones, así que mis criterios de selección son míos y pueden no estar en
sintonía con los de cualesquiera.
He
seleccionado ciento sesenta, con mejor o peor criterio, tratando de escoger
entre todos ellos uno que mayormente reflejara lo vivido en estos últimos días.
Tarea difícil, pues en una primera pasada me quedaron veintisiete. Pero como
por alguno había que decidirse, dejando traslucir algo de mi personalidad pícara,
el que pueden ver en la imagen ha sido el que se ha llevado la palma. No nació
con un trasfondo de aplicación a contextos políticos, pero quién sabe, a mí me
parece que algo de ello hay.
A
continuación la lista de los seleccionados, sin ningún orden ni concierto,
excepto que los primeros han sido los seleccionados en una primera instancia; cortesía
para aquellos lectores faltos de tiempo que no quieran leerlos todos. Muchos de
ellos son generales y conocidos, otros no tanto, y su aplicación al mundillo de
la política y los políticos es dependiente en gran medida de los pensamientos
de cada uno. Habría mucho que discutir, pero ahí quedan.
Nadie diga de esta agua no
beberé.
Ahora que tengo potro pongo
la vista en otro.
Bien barre la escoba nueva,
pero pronto se hará vieja.
Tres españoles, cuatro
opiniones.
Al alzar de los manteles,
haremos cuentas y pagaredes.
Calumnia, que algo queda.
Quien quiera saber lo que
vale un potro, venda el suyo y compre otro.
Al que yerra, perdónale una
vez, más no después.
Aunque duela, salga la muela.
Quién amaga y no da, miedo ha.
Malos reyes, muchas leyes.
No mires quién te lo dice,
sino lo que se te dice.
Alcalde de aldea, el que
quiera que lo sea.
Quién con un cojo pasea, al
año cojea.
¿Quieres ser muy conocido?
Pues mete ruido.
Perdones hacen ladrones.
No hay cosa escondida que al
cabo del tiempo no sea bien sabida.
No apruebes hasta que
pruebes.
Nunca faltan rogadores para
putos y malhechores.
Tanto decís que creo que
mentís.
Quién de traidores se fía, lo
sentirá algún día.
Parlamento, charlamento;
cuanto allí se habla se lo lleva el viento.
No quiero, no quiero, pero
échamelo en el sombrero.
Más enseñan los desengaños
que los años.
Nada sabes si no saben que lo
sabes.
Unos dicen lo que saben y
otros saben lo que dicen.
Quién tiene el tejado de
vidrio no lance piedras al de su vecino.
En boca del mentiroso, lo
cierto se hace dudoso.
Entre bellacos, virtud es el
engaño.
Piensa el ladrón que todos
son de su condición.
Primero yo, después yo, y
siempre yo.
Quién malas mañas ha, tarde o
nunca las perderá.
Quién más tiene más quiere.
Quién un mal hábito adquiere,
esclavo de él vive y muere.
Reprende vicios ajenos quién
está lleno de ellos.
Ruin habilidad, meter mentira
para sacar verdad.
El truhan y charlatán,
mintiendo ganan el pan.
Al agradecido, más de lo
pedido.
Bien predica Fray Ejemplo,
sin alborotar el templo.
Una cosa es predicar y otra
dar trigo.
Amigo reconciliado, enemigo
doblado.
Quién tiene dineros tiene
compañeros.
Viose el perro en bragas y no
conoció a su compañero.
Cuando quise, no quisiste; y
cuando quieres, no quiero.
Jefes y burros viejos, lo más
lejos.
A galgo viejo, echadle
liebre, no conejo.
A perro viejo, no hay tus tus.
Jaula abierta, pájaro muerto.
Mal ladra el perro cuando
ladra de miedo.
Por la boca muere el pez.
¡Y vuelta la burra al trigo!
Las zorras de mi lugar son
como las de los demás.
Antes son mis dientes que mis
parientes.
La avaricia rompe el saco.
El pan, pan; y el vino, vino.
Mudanza de tiempo, bordón de
necios.
En la iglesia manda Dios y en
el campo los pastores.
El que no es para estudiar, dedíquese
a arar.
A las doce, el que no tenga
pan, que retoce.
Dame pan y dime tonto.
De paja o heno, el pancho
lleno.
Los duelos con pan son menos.
Hay más días que longanizas.
Menos mantel y más que comer.
Ni amigo reconciliado ni
asado recalentado.
A camino largo, paso corto.
A lo hecho no hay remedio; y
a lo por hacer, consejo.
A palabras torcidas,
respuestas derechas.
A quién lo quiere celeste,
que le cueste.
Antes que acabes no te alabes.
Cada uno cobre según lo que
obre.
Consejos vendo, que para mí,
no tengo.
Cuando las barbas de tu
vecino veas pelar, pon la tuyas a remojar.
Del dicho al hecho hay largo
trecho.
Hacer bien a gente ruin, buen
principio y mal fin.
Lo mejor de los dados es no
jugarlos.
Manzana podrida pierde a su
compañía.
Más vale prevenir que curar.
Más vale tarde que nunca.
Más vale un «toma» que dos «te daré».
Ninguno que tenga nariz llame
a otro mocoso.
No te cases con tu voto, mira
lo que dice el otro.
Las palabras y las piedras
sueltas no tienen vuelta.
Por dónde se peca, se paga.
Quién del pez huye, contra si
arguye.
Quién hace mal, que espere
otro mal.
Quién mucho habla, mucho
yerra.
Quién mucho te alaba, te la
clava.
Quién siembra vientos recoge
tempestades.
Quién te engríe, de ti se ríe.
Si conoces que vas perdido,
muda consejo y camino.
Siéntate en tu lugar y así no
te han de levantar.
A dineros pagados, brazos
quebrados.
A la bolsa sin dinero, dígole
cuero.
Administrador que administra
y enfermo que se enjuaga, algo traga.
Caridad con trompeta, no me peta.
Costumbres y dineros hacen a
los hijos caballeros.
Compra con el rumor y vende
con la noticia.
Dinero bien huele, salga de
donde saliere.
Donde hay saca y nunca pon,
pronto se acaba el bolsón.
No hay tal compañero como el
dinero.
De los amigos me guarde Dios,
que de los enemigos ya me guardo yo.
Puta la madre, puta la hija y
puta la manta que las cobija.
Haga el hombre lo que debe y
venga lo que viniere.
Hombre ruin, más ruin cuanto
más din.
Oficio de concejo, hora sin
provecho.
Una ola nunca viene sola.
Hoy casamiento y mañana
cansamiento.
Caga el rey, caga el papa;
sin cagar nadie se escapa.
Como se vive se muere.
Por grande que sea el barco,
se lo traga el charco.
Al mejor cazador se le escapa
la liebre.
Arrieros somos y en el camino
nos encontraremos.
Ayer vaquero y hoy caballero.
Maestro Ciruela, que no sabía
leer y puso escuela.
Ni al rico debas ni al pobre
prometas.
Agua pasada no mueve molino.
Cada cual en su corral.
Confianza sin tasa
empobrecerá tu casa.
Juega con el macaco pero no
le tires de la cola.
Ni todo se ha de callar ni
todo se ha de hablar.
Quién promete en deuda se
mete.
El español da tiza después
que pifia.
Lo que natura non da,
Salamanca non presta.
No se ganó Zamora en una hora.
Quién lengua ha, a Roma va.
Quién necio es en su villa,
necio es en Castilla.
Quién se fue a Sevilla perdió
su silla.
Salir de Guatemala y entrar
en Guatepeor.
La tierra de Jauja, donde se
come, se bebe y no se trabaja.
El abad, de lo que canta,
yanta.
¡Fíate de la Virgen y no
corras!
Con un mucho y dos poquitos
se hacen los hombres ricos.
Haz rico a un asno y pasará
por sabio.
¿A mí con esas cañas, que soy
el rey de las castañas?
Buen calamar, en todos los
mares sabe nadar.
Cagajones y membrillos, todos
amarillos.
La experiencia es la madre de
la ciencia.
Nadie nace enseñado si no es
a llorar.
No aprovecha lo comido, sino
lo digerido.
Para aprender es menester
padecer.
Unos saben lo que hacen y
otros hacen lo que saben.
Nadie se acuerda de Santa
Bárbara hasta que truena.
Tres santas y un honrado
traen al pueblo agobiado.
A tu casa no venga quién ojos
tenga.
Cenizas no levantan llama.
Quién se tira de la barba
solo a sí se engaña.
Al almendro y al villano, con
el palo en la mano.
Mal hace quién nada hace.
Nunca faltan rogadores para
putos y malhechores.
Qué bueno es no hacer nada, y
luego descansar.
Quién ruin es en su casa,
ruin es en la plaza.
Tan mala memoria tengo que,
si te vi, no me acuerdo.
Ciegos y mancos, todos santos.
En boca del discreto, lo
público es secreto.
La ingratitud embota la
virtud.
No basta con ser bueno, hay
que parecerlo.
Pronto y bien, rara vez se
ven.
Quién guarda, halla.
Todo se pega menos lo bonito.