Cada vez estamos más rodeados de símbolos que suponen un
apoyo en nuestra actividad diaria, pues no en vano el dicho «una imagen vale más que mil palabras»
aquí si es perfectamente aplicable para poder representar mediante un dibujo
todo un concepto que nos permita relacionar de forma rápida lo que estamos
haciendo con empresas o cuestiones reales. El diccionario define símbolo como «Elemento u objeto material que, por
convención o asociación, se considera representativo de una entidad, de una
idea, de una cierta condición, etc.». Un sinónimo que podría haber servido
para titular esta entrada es LOGOTIPO, muy usado hoy en día en el mundo
empresarial y que es definido a su vez como «Símbolo gráfico peculiar de una empresa, conmemoración, marca o
producto».
Aunque en muchas ocasiones no nos damos cuenta, los símbolos
representan un apoyo en nuestro devenir diario, pues nos permiten tomar
decisiones rápidas a la vista de una imagen. Supongamos que vamos buscando una
oficina bancaria para realizar una operación monetaria. Prestaremos atención a
los logotipos de las entidades financieras que conocemos o deseamos encontrar.
Al hilo de este ejemplo me viene a la memoria el logotipo de la extinta Caja de
Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, empresa ya desaparecida o convertida en
otra, cuyo logotipo evolucionó mucho en los veinte años en los que estuve
laborando en ella. De ser la silueta del oso y el madroño representativa de la
ciudad de Madrid, se pasó a una imagen que remedaba una hucha en la que la zona
derecha era una silueta estilizada de un oso. Posteriormente se seleccionó la
zona derecha, la figura del oso y se tiñó de verde, para luego dejar la parte
superior con bordes rectos y por último redondear estos bordes. Hay que decir
que cada cambio de logotipo dejaba un buen caudal de dinero a la empresa
especializada que diseñaba y justificaba el cambio, a las empresas que
realizaban los paneles para los frontales de las oficinas, a las empresas de
construcción que los instalaban y a las imprentas que tenían que producir
nuevos impresos con el logotipo actualizado. A mí siempre me pareció un gasto tan
enorme como innecesario, pero ya se sabe que hay que mover el dinero como sea
para que, siendo mal pensado, algunos billetes se queden por el camino en
bolsillos agradecidos.
Hay muchos símbolos con los que convivimos a diario y en los
que no reparamos en su significado, no solo comerciales, sino de otros ámbitos
como puede ser la bandera de un país, emblemas religiosos como una cruz en el
caso de los cristianos o hasta las señales de tráfico que nos permiten circular
con mayor seguridad por las carreteras. La carga conceptual que el uso diario
va acumulando en las personas, según la cultura y los usos sociales de cada país,
va calando hasta quedar grabados a sangre y fuego en las concepciones de las
personas. Muchos de ellos son internacionales y procuran una sensación de
seguridad en los viajeros que aunque no dominen un idioma pueden desenvolverse
con cierta facilidad. Imaginemos que tenemos una urgencia de salud: el
vislumbrar los símbolos de farmacia u hospital nos permitirán un acceso rápido
en nuestro estado de necesidad. En otro ejemplo más común, pensemos en cuantos turistas
acuden a comer a uno de esos famosos e internacionales «burguers» dado que sus interiores y sus formas de funcionar son
iguales o muy parecidos en todo el mundo, con lo que ya tenemos ganado un plus
para desenvolvernos en ellos. Otro ejemplo muy significativo es esa manzanita
con un pequeño mordisco que todos conocemos aunque no seamos usuarios de los
productos de esa empresa.
Con la proliferación de los teléfonos inteligentes, esto de
los símbolos ha tenido un impulso especial. Cuando un amigo nos habla de tal o
cual aplicación para el teléfono y nos ponemos a buscarla en el «market», nos aparecerán cientos de ellas,
tras lo cual preguntaremos a nuestro amigo, mostrando las imágenes
representativas de las mismas, cúal es exactamente de la que estamos hablando. Haga
un prueba que es un caso real que me ocurrió hace unos días: entre en el
mercado de aplicaciones de Android y busque «analizador wifi». Salen unas
cuantas y las imágenes representativas serán las que nos lleven a elegir
exactamente la que estamos buscando. En este mismo mundo de los teléfonos
inteligentes y esa otra aplicación generalizada… ¿quién no utiliza emoticonos o
iconos para aderezar sus mensajes? Una carita puede representar de forma fiel
un estado de ánimo de una forma directa.
En todo caso es fundamental que los símbolos
que se utilicen tengan un significado claro, conciso y que no admita dudas. Ya
he reflejado algunas diatribas acerca de esto en otras entradas, como por
ejemplo en «SEXOS», en diciembre de 2010, donde me hacía eco de un comentario
de mi buen amigo Miguel Ángel acerca de, entre otras cosas, los símbolos
utilizados en los baños de lugares públicos para distinguir los de caballeros y
los de señoras.
La imagen que acompaña a esta entrada está en la puerta de
un baño en un sitio público, un museo, por el que pasan cientos de personas a diario.
Vd. que diría, ¿caballeros o señoras? Reconocerá que cuando menos la cosa está
peliaguda. Anote en un papelito lo que ha pensado y siga leyendo…
Pues aquí está la solución: se trata del baño de caballeros.
Sería bueno hacer una encuesta para saber cuántos lectores de este blog han
respondido ¡señoras! Para dejar constancia de la realidad una nueva imagen al
final. Estos baños están situados en el Palacio Real de El Pardo, Madrid, un
edificio histórico que data de los tiempos de Felipe II y que ha estado
dedicado en tiempos pasados a residencia de un Jefe del Estado Español de cuyo
nombre no quiero acordarme, pero cuya visita merece muy mucho la pena.
Para terminar, solo decir que los símbolos que se utilicen
deben de ser claros, representativos y sobre todo unívocos para no inducir
errores en lugar de facilitar las cosas, que es su cometido primordial.