Como
ya quedé emplazado por mí mismo en la entrada de la semana anterior, continúo
con mis divagaciones sobre el tema del ejercicio, ahora enfocadas a la segunda
de las patas que mencionada y que nos es otra que la referida al entrenamiento
del cerebro, de la mente. Es tan o yo diría que más importante que el ejercicio
físico, pues en las etapas finales de la vida es fundamental conservar una
lucidez en nuestro pensamiento que nos
permita seguir disfrutando de muchas cosas que se nos ofrecen hoy en día aún en
el hipotético caso de que estemos postrados en un sillón por incapacidad física.
Como
ya ocurre con las físicas, los ritmos de vida diarios en las sociedades
denominadas avanzadas han eliminado un sinfín de actividades mentales que
realizábamos a diario y que nos servían, sin darnos cuenta, para mantener
nuestro magín en estupendas condiciones. Cada uno en su trabajo ejercitaba de
muchas maneras la mente a lo largo del día. El ejemplo que ya tengo por clásico
cuando hablo de este asunto es el de los dependientes de un comercio que ahora
son casi todos cajeros —cajeros según el diccionario incluye a ellos y a ellas
por lo que me niego en redondo a mencionar expresamente a ambos—.
Cuando
mi madre antaño me mandaba a hacer la compra al mercado, al finalizar la misma
el tendero me decía que la cuenta subía a, por ejemplo, treinta y seis pesetas
con cuarenta céntimos. Yo le daba una moneda de cincuenta pesetas —había también
billetes pero circulaban muy poco— y el tendero empezaba con su retahíla que
servía para ejercitar la mente mientras me iba dando el cambio: con estos diez
céntimos hacen cincuenta, y cincuenta hacen treinta y siete, y tres más hacen
cuarenta y con estos dos duros las cincuenta que me has dado. Ejercicio puro y
duro para la mente del tendero y de paso para la mía verificando que todo era
correcto.
Ahora,
los cajeros teclean en la caja registradora la cantidad que les has entregado,
cuando no se paga con tarjeta, y la «maquinita» le dice el importe exacto que
te tienen que devolver. Nada de cálculos mentales ni de ejercitar la mente en
actividades diarias y simples como esta. Por ello, ahora, al igual que hacemos
con ir al gimnasio, tenemos que entrenar voluntariamente la mente, cosa que
muchos no hacen, con juegos en la Nintendo, «Apps» en el teléfono inteligente o
programas de ordenador. Y lo malo es, como digo, que la gran mayoría no lo
hacen.
He
referido en este blog en anteriores ocasiones mi acercamiento a los cursos MOOC. En uno recientemente
realizado titulado «Promoción del envejecimiento activo», auspiciado por la universidad
Autónoma de Madrid en la plataforma EDX, se hace hincapié en estos asuntos
dando mil y una razones para no descuidar este aspecto a lo largo de la vida,
pero especialmente en sus últimas etapas que es cuando las personas se abandonan
paulatinamente y sin querer se hacen amigas de personas poco gratas como el
alemán Alois Alzheimer o el inglés James Parkinson, entre otros menos
conocidos, lo que supone un deterioro en sus condiciones de vida y, no lo
olvidemos, de los seres queridos que les rodean.
Entre
otros muchos asuntos tratados en el curso, había una recomendación a las
plataformas en internet especializadas en tareas que desarrollan la mente y
evitan su atrofia. Una de ellas es COGNIFIT,
accesible desde este enlace, uno de cuyos pantallazos de ejercicios podemos ver
en la imagen. Hay diferentes apartados para particulares, familias o
profesionales, teniendo que registrarse con un correo electrónico, pero merece la
pena, siempre y cuando nos conjuremos para dedicarle un tiempo diario o al
menos un par de veces o tres por semana. De todos los que ofrecen, que son
muchos y progresivos si nos apuntamos a un plan evolutivo, recomiendo probar
con el que está resaltado y que se titula «Golpea al topo». Entretenido,
requiere una cierta concentración a medida que va avanzando para pasar las pruebas
sin ser complicado. Como digo, hay muchos más de diferentes niveles que nos irán
ejercitando la mente de una forma entretenida aunque en algunas ocasiones sea
un poco estresante, pero los beneficios finales son muy recomendables.
Hay
muchos sitios con entrenamientos mentales de este tipo. Será cuestión de buscar
alguno que nos guste o se acomode más a nuestras capacidades. Otro que yo
personalmente he probado en alguna ocasión es UNOBRAIN. Además de estar enfocado a público en general, dispone de
entrenamiento específico para deportistas, opositores, conductores, ejecutivos,
niños… y mayores de 60, un apartado especial para el tema que estamos
comentando. Dentro de estos programas ofertados podremos entrenar más específicamente
aspectos relacionados con la atención, la memoria, la percepción, la rapidez , las
funciones ejecutivas, la concentración o la relajación.
Creo
que está claro que la vida actual ha reducido la actividad cerebral de manera
drástica. Recibimos mucha información pero la admitimos sin procesarla, de una
manera bastante pasiva. Cualquier que se ve en la necesidad de realizar una
operación matemática sencilla, tira del móvil sin plantearse realizar el
pequeño esfuerzo que supone el intentar hacerla mentalmente. Por ello, es muy importante
tomar conciencia de esto y al igual que se pone remedio en la parte física
acudiendo al gimnasio, ponerlo en la parte mental estimulando nuestra
curiosidad y participando en tareas como las propuestas. Sería mucho mejor
hacerlo en grupo, pero esto es cada vez más difícil en nuestra sociedad «avanzada»
y especialmente cuando se va entrando en una cierta edad. Al menos hagámoslo en
solitario, sus beneficios serán a largo plazo, pero merece la pena.