A
medida que pasa el tiempo algunos vocablos se van grabando en mi mente a sangre
y fuego por asociación a experiencias acontecidas: como es lógico, las
negativas se graban con más intensidad hasta casi provocar dolor. Y además los
humanos no aprendemos y tropezamos dos veces —y las que haga falta— en la misma
piedra. Por mucho que nos conjuremos a nosotros mismos no hacer determinadas
cosas, las circunstancias pueden llegar a convencernos de lo contrario o, como
en este caso, llegar a ello sin buscarlo.
He
tratado varias veces a lo largo de los años el asunto de las compras por
correo, que ahora se dice por internet. Ya en los años 80 del siglo pasado
utilizaba yo este mecanismo llegando a comprar cosas de forma internacional.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces pero el punto débil, casi cuarenta
años después, sigue siendo el mismo, el tramo final, el envío y la recogida del
producto.
Unas
de las compras mías más significativas de aquella época y que recuerdo con
nitidez era a la empresa inglesa MOTHERCARE, que fabricaba fenomenales
productos para el mundo del bebé a un precio que incluso en la distancia y el
cambio de las libras esterlinas merecía la pena por su calidad. Hacía el pedido
por carta certificada, adjuntaba un cheque bancario y a los pocos días recibía
en mi apartado de correos el paquete correspondiente. Nunca tuve ningún
problema con ellos. Había otras compras por correo a firmas como VENCA, DAMART-THERMOLACTYL
y alguna otra que ya he olvidado y que funcionaban aceptablemente realizando
sus envíos a través de Correos que era la única forma posible.
Ahora
todo es mucho más sencillo, la compra se realiza a golpe de ratón en internet,
se paga con la tarjeta bancaria y… se entra en el asunto del envío. Tenemos
aquí una verdadera caja de los truenos que al menos en mi caso me fustiga una y
otra vez, aunque trato de evitarla. Pero hay veces que te lo encuentras sin
quererlo y sin posibilidad de evitarlo como a continuación voy a referir.
Como
habrán podido apreciar los asiduos a este blog, ando en estos días inmerso en
una «cruzada» contra el consumo de
electricidad, las compañías suministradoras y comercializadoras, las facturas y
demás. Lo básico en este asunto es identificar claramente los aparatos de la
casa que consumen significativamente para tomar decisiones: la información es
poder.
Intercambiando
cromos sobre el tema, mi buen amigo Jorge me habló de un aparato que a él
le ha dado mucho juego en este asunto. Se trata de un pequeño emisor inalámbrico
que se instala en el cuadro de entrada de la luz y permite conocer en un
receptor el consumo que está teniendo lugar en cada momento. Él le compró hace
años en uno de esos almacenes de bricolaje por algo menos de 30 euros. Me mandó
un wasap con la fotografía del suyo, un ECO WATT que es de la marca CHACON.
Manos
al ordenador para ver la posibilidad de su adquisición, está agotado en los
almacenes, incluso no disponible en ese que empieza por «A» y que miramos casi
todos como primera posibilidad. Hay otros similares de precio muy superior,
profesionales, que hacen maravillas, pero no me merecen la pena para saber, por
ejemplo, el consumo de mi «router», o
de mi microondas en estado de reposo por mantener un reloj que nunca está en hora. En un momento de estabilidad de consumo
en la casa, apagando o encendiendo un determinado aparato se puede conocer su
consumo al instante.
La
casa que vende este aparato, CHACON, está radicada en Bélgica, pero eso hoy en
día ya da igual. Dispone de venta por correo en su página web, tienen el
aparato que busco, un modelo con un coste un poco superior al de Jorge, pero es que han pasado
cinco años, lo envían por mensajería… Fiel a mis principios y para evitar
sorpresas, intento indagar este asunto y encuentro poca información: esta
empresa realiza los envíos internacionales al domicilio de sus clientes por la
empresa «dpd». Tenía que haber indagado más, pero como en estos días estamos
todo el día en casa confinados por lo del coronavirus… me decidí a pedirlo.
Pasan
unos días y recibo un SMS en mi teléfono móvil avisándome que el paquete se
estimaba entregar en mi domicilio —perfectamente consignado con calle, número,
portal, escalera, piso y puerta— en la franja horaria entre las 16:00 y las
17:00. ¡Horror! Íbamos a estar en casa a esa hora, pero el remitente del
mensaje era… SEUR, que es la representante en España de la mencionada «dpd». Se
encendieron todas las alarmas: otra vez SEUR, no, por favor, SEUR no.
Se
confirmaron los presagios. A las 15:18, estábamos todos en casa, recibo una
llamada perdida en mi móvil de esas que suena medio segundo y no te da tiempo
ni a mirar quién te ha llamado. El número era desconocido para mí, pero a las
15:44 recibo un correo electrónico de SEUR diciéndome que… «no hemos podido entregar tu envío de CHACON».
¡Tendrán morro! Estaba en casa y al portero electrónico no ha llamado
nadie. Esto aclara esa misteriosa llamada perdida veinte minutos antes. Llamo a ese número y me salta un buzón de voz... ¿será el teléfono del repartidor?
Bueno,
esto puede pasar y no vamos a ser mal pensados, aunque por experiencias
anteriores ya me huele a chamusquina. Pongo manos a la obra y en el correo me dicen que «Elige la solución que prefieras para la
entrega» pulsando en un enlace que me lleva a una página web que me
solicita el número de envío —lo tengo— y un código de ausencia —que no tengo ni
me dicen por ningún lado—. No sigo extendiéndome para no alargar esto: SEUR, un
desastre, en su web, en su atención telefónica, en su mundo. Lo que yo anticipaba
con mis miedos. No busque Vd. en Google incidencias por ausencias irreales que ampliará
su disgusto.
No sé
cómo acabará esto, pero mucho me temo que en el peor de los casos y si no lo devuelven, me tocará ir a una oficina de SEUR —a
ver si es cercana a mi domicilio— a recoger un paquete que me debían de haber
entregado en mi casa por un servicio que he abonado. A continuación, y sin más,
una imagen del estado del envío en la página web de SEUR en estos instantes del
sábado 23 de mayo a las 19:00 horas; a las 14:00 —estaba también en mi casa— no
han notificado ausencia, pero han puesto el envío en situación de «establecido
nuevo reparto».