Los escritores, en el sentido más amplio de la palabra aplicable a toda persona que escribe, luchan constantemente contra un mal endémico que está siempre presente en sus escritos: las erratas. La descripción del diccionario para este vocablo me ha resultado curiosa: «Equivocación material cometida en lo impreso o manuscrito». Por mucho que se lea y relea un escrito, sobre todo si se ha producido de forma reciente, el propio escritor pasará por alto una y otra vez errores cometidos sin apercibirse. Por ello, son fundamentales otras figuras que se encarguen de una corrección ortotipográfica de los textos, además de revisar el estilo y detectar cualquier incongruencia en el relato. Pero eso cuesta dinero y solo está al alcance de escritores profesionales que por lo general delegan esta función en sus editoriales.
Un blog como este estará seguramente lleno de erratas. Reviso concienzudamente cada entrada que escribo en él, pero eso no es suficiente. Aunque el blog está cerrado a comentarios, algunos amigos lectores me mandan apreciaciones y correcciones por correo electrónico. Pasados unos días hago una nueva revisión. Al final del año construyo un libro digital con todas las entradas y procedo a una nueva y exhaustiva lectura y revisión. Es inútil, pocas, pero siguen apareciendo erratas de forma invariable.
Hay escritores profesionales que se auto corrigen sus textos. Una labor dura y difícil que llevan a buen puerto pero que no garantiza que algunas sibilinidades se cuelen. En alguna ocasión he detectado alguna y la he comunicado al escritor. Este es un ejemplo, sin desvelar ni el nombre del escritor ni el título del libro.
Buenos días, Xxxxxxx. Te refiero una curiosidad que me ha llamado la atención en la lectura de tu libro «Xxxxxxx». En el CAP. 35, Manuel Buzo está hablando POR TELÉFONO desde Valencia con su amigo el furriel de Almería para pedirle un nuevo traslado (a Madrid). Tras la conversación telefónica, al despedirse al final del capítulo, el furriel le dice a Manuel que … «pase al día siguiente por su despacho y se lo confirma». Si Manuel está en Valencia y el otro en Almería, el despacho del furriel está… un poco lejos. Un abrazo y me está encantando «Xxxxxxxx», enhorabuena.
Este es un caso que hace referencia no a una errata ortotipográfica sino a un posible error de lógica en el desarrollo de la acción. El autor del libro a buen seguro que ha leído y releído el pasaje decenas de veces sin darse cuenta, aunque siempre está la posibilidad de que sea intencionado: en la ficción se puede construir cualquier escenario.
Lo bueno que tiene un blog como este, y un libro en formato electrónico también, es que la corrección puede ser inmediata. El autor corrigió el error de cara a las nuevas ventas y la editorial «avisó» a los compradores de la existencia de una nueva versión con errores corregidos. La imagen a continuación es un ejemplo de este tipo de avisos en otros libros digitales.
Evidentemente, las posibles correcciones en el libro impreso en papel requieren de procesos más largos y costosos que se llevarán a buen puerto en el caso de nuevas ediciones, sin bien esto no es cierto en su totalidad por las nuevas modalidades de impresión de libros a demanda que se están poniendo de moda para evitar la distribución y los stocks en almacenes y librerías. Esta noticia es reciente, de enero de 2021: «Una librería de Sevilla es capaz de imprimir un libro en siete minutos. El grupo Lantia Publishing desarrolla en su librería Isla de Papel la “Dragona”, una máquina de impresión bajo demanda…»
Volviendo al tema de las erratas en el blog, de vez en cuando y por el motivo que sea, uno llega a releer alguna entrada antigua y se da cuenta de meteduras de pata que llevan años ahí. En la imagen superior de esta entrada se puede ver la errónea frase «Break and Breakfast» cuando lo correcto sería «Bed and Breakfast». Nunca es tarde para corregirlo, pero…
Las cosas cambian a enorme velocidad. Hace unos meses, los formatos por defecto de Blogspot, el servicio de blogs gratuito de Google, han cambiado, con lo que las entradas muy antiguas aparecen con una letra pequeñísima difícil de leer. El texto pertenece a una entrada del 30 de noviembre de 2010 titulada «PUBLICIDAD» y accesible desde este enlace. Aunque me ha costado trabajo decidirme, he aprovechado para, además de corregir el error, reescalar el tamaño de letra para contrarrestar la modificación introducida por Google recientemente. Si accede a otro de la misma fecha titulado «POLÍTICOS» se podrá constatar este tema del tamaño de la letra. Se podrían corregir y actualizarse, pero son unos cientos y no estoy convencido de que sea correcto alterarlos.
En todo caso y como ayuda a lectores, este asunto de los tamaños de letras e imágenes en las páginas web tiene fácil solución, ya que se puede adaptar al gusto de cada cual solo con situar el cursor en la página y, manteniendo pulsada la tecla «CRTL», con la rueda del ratón podremos ampliar o reducir los tamaños a nuestro gusto.
No me resisto a aprovechar esta entrada para recordar otra. En aquellos tiempos lejanos de 2010 yo no me había enfrentado todavía al asunto de las comillas angulares. El texto erróneo rezaba “Break and Breakfast” cuando el correcto hubiera sido «Bed and Breakfast» (nótense las comillas de apertura y cierre). No solo el cambio del vocablo «Break» por «Bed» sino también cambiar las comillas. Ahora está arreglado, siguiendo las recomendaciones de la entrada «COMILLAS» de este blog.