¿Son las plantas inteligentes? Hace muchos años, en un curso de Control Mental hicimos una prueba que llamó poderosamente mi atención. En una habitación sin ningún estímulo, salvo la luz que entraba por la ventana, estabas en contacto físico y «verbal» con frases agradables durante quince minutos con una planta que estaba en un tiesto encima de una mesa. Todo era grabado con una cámara prácticamente oculta en un rincón. Posteriormente entraban tres personas más que estaban sus quince minutos en la habitación sin interactuar de ninguna forma con la planta, sin tocarla y en perfecto silencio.
Dejada la planta sola durante una hora, se orientaba hacia la luz de la ventana. Entrando en la habitación las cuatro personas que habían estado anteriormente haciendo la prueba, se sentaban sin hablar en una silla en la parte opuesta a la ventana. La planta solo se orientaba a la persona con la que había interactuado con ella, en una especie de reconocimiento. Experimento díficil de creeer pero no parecía que hubiera mecanismos ocultos en el tiesto o en la propia planta. Aclararé que tuvo lugar en 1983.
En la imagen que ilustra esta entrada, se pueden ver los zarcillos que la enredadera lanza en una búsqueda desesperada de un lugar donde afianzarse para continuar su expansión y crecimiento. Si esos zarcillos fueran buscando su destino de forma individual, muy probablemente no alcanzaran su destino y acabarían cayendo. ¿Cayendo y enlazándose con los de más abajo? No. Bien al contrario, subiendo y enredándose con los de más arriba, hasta formar un entramado potente y poderoso que permite a la planta alcanzar ese canalón (muy) lejano al que asirse para continuar su crecimiento en la fachada de enfrente.
Aunque puede parecer que esto va de plantas, no es así porque pretende ir de Autonomías, de Autonomías Españolas, ese invento del «café para todos» de la Transición Española que, por mucho que se afanan a diario en demostrarnos sus muchos inconvenientes para los ciudadanos de a pie, ahí siguen, haciéndonos la vida cada vez más complicada. A ver quién le pone el cascabel al gato. Hay diferentes entradas en este blog a lo largo de sus quince años de existencia mostrando mi desacuerdo con estas «taifas» españolas, al menos tal y como están concebidas.
Volviendo al ejemplo de la madre naturaleza, a ver quién convence a la enredadera de que no es verdad aquello que ya utilizara Homero en su universal Ilíada: «La unión hace la fuerza», una frase que ha tenido muchas variantes y que figura en escudos, monedas y banderas de muchos países.
Pero aquí nos empeñamos en fomentar lo contrario: la desunión. Unos contra otros, para lograr la mejor tajada para los propios y al resto… que les den y se busquen la vida. La siguiente imagen abona un poco esta idea…
Para los que estén hartos de noticias o no conozcan estos apellidos, es menester aclarar que Moreno es el mandamás de la Comunidad Autónoma española de Andalucía y Ayuso es la homóloga en la Comunidad Autónoma de Madrid. Para más inri, conviene apostillar que pertenecen al mismo partido político, así que eso de la etiqueta en las relaciones institucionales… como que lo dejamos para más adelante.
Más que buscar soluciones conjuntas que se deriven en beneficios para los sufridos ciudadanos de a pie, estos dirigentes resucitan formas de hace casi mil años y se lanzan a la gresca para disputarse los «clientes» como verduleras de mercadillo, a base de (supuestas) rebajas fiscales que derivan en desajustes —por lo general a la baja— en el estado del bienestar, que se desmonta —y desmorona— a marchas forzadas. Pero… ahí están, obteniendo o rozando la mayoría absoluta en las elecciones.
Aún sabiendo que me repito, no puedo por menos de rescatar este texo de la entrada «HARTAZGO» de 2017: Yo me pregunto porque no aprovechan otras de las 17 existentes, más dos ciudades, para lanzarse al río revuelto en busca de su particular ganancia de pescadores. Gallegos, manchegos, extremeños, andaluces, asturianos, cántabros, riojanos, melillenses… Quizá sean sensatos y antepongan otras cosas a sus emociones. Y cuando menciono otras cosas, me refiero a las materiales, la comida, la vivienda, la sanidad, la educación… Solamente cuando uno tiene el estómago lleno, un lugar digno donde vivir, una sanidad aceptable que vele por su salud y otras cosas básicas puede empezar a pensar en si se hace seguidor activo del Betis, del Málaga o del Rayo Vallecano. Y todos estos asuntos, materiales, los tiene que percibir la persona en propias carnes, no vale con que se lo cuenten porque cada uno sabrá por su propia experiencia si está siendo engañado. Los anuncios del tren son muy bonitos porque los hacen empresas expertas en hacer anuncios pero los ciudadanos que realmente utilicen el tren todos los días sabrán si la cosa va bien o menos bien, por no decir mal. Los políticos son, o deberían ser, expertos en manejar las emociones del personal. Muchas veces es suficiente un poco de humo para encandilarnos y llevarnos por donde ellos quieren. …Somos por lo general muy desmemoriados…
Y volviendo a cosas más prácticas, recomiendo un vistazo al diccionario al vocablo «enredar», que cuenta con diez acepciones en este momento. Unas positivas y otras… no tanto. Mucha atención a no dejarnos enredar.