Quien haya seguido alguna de las entradas de este blog habrá deducido una cierta debilidad por mi parte hacia los temas del lenguaje. En estos tiempos en que se habla mal y se escribe peor, el intentar expresarse de una manera correcta se tacha con mucha frecuencia de pedantería. Con el tiempo he aprendido y cuando oigo alguna expresión incorrecta, me cuido muy mucho de informar a quién la haya manifestado, salvo que sea un buen amigo o amiga y tenga muy claro que no va a resultar una ofensa.
Podíamos explicar, que no justificar, el mal empleo que se hace de la palabra en el lenguaje escrito. El hecho de escribir en teclados de dispositivos electrónicos, muchas veces de forma rápida y atropellada, hace que se cometan faltas de ortografía o de acentuación. Bien es verdad que los correctores y diccionarios electrónicos que podemos aplicar a nuestros textos son cada vez mejores, pero no llegan al cien por cien en la detección de erorres o de expresiones incorrectamente empleadas. Con esto quiero decir que no nos escapamos de una relectura de lo que hemos escrito si queremos aumentar nuestra seguridad, y aún así nunca estaremos seguros del todo. Traigo a colación una anécdota reciente. En un libro recién publicado de una editorial que se precia y que seguramente tendrá todo tipo de profesionales para evitar sacar al mercado un producto incorrecto, se han colado una serie de erratas de las que voy a mencionar dos. Una de ellas es un párrafo completo repetido, de unas cinco o seis líneas. Si el corrector solo va corrigiendo y no siguiendo el hilo, dejará dos párrafos perfectos, pero iguales. El otro error fue la utilización de la palabra “sabia”. Estaba hablando de la “sangre” de un árbol, con lo que lo correcto sería “savia”. Ambas son correctas desde un punto de vista sintáctico pero con significados bien distintos. Empezando por el propio autor del libro, más aquellas personas a las que se haya dado a leer el libro antes de mandarlo a la editorial, a todos se les pasaron estas erratas.
El uso de mensajes cortos en los teléfonos móviles ha sido otra de las puñaladas traperas al lenguaje escrito. La verdad es que es difícil escribir a la velocidad que algunos desarrollan en esas teclas tan minúsculas, que además sirven para tres o cuatro letras a la vez. No solo los acentos, las mayúsculas, signos de puntuación, artículos o preposiciones han prácticamente desaparecido sino que por abreviar se utilizan términos como “q”, “tb” o “x” en lugar de “que”, “también” o “por”. Y si esto se quedara en los mensajes, bien estaría. Pero ya es frecuente ver apuntes de estudiantes y algun que otro correo electrónico donde se emplean estas “abreviaturas”.
Otro mundo aparte es la prensa escrita, periódicos y revistas. Aunque tienen sus libros de estilo y mucha precaución a la hora de poner en papel sus textos, es frecuente encontrar erratas, palabras mal escritas, expresiones no del todo correctas e incluso algún titular que deja mucho que desear. Tener el carnet de periodista no es garantía de una correcta utilización de los términos.
Otra afición que tengo es el coleccionar frases célebres. Muchas veces encierran grandes pensamientos y mucha filosofía en unas pocas palabras bien escogidas. Tengo varias cuentas de correo electrónico, muchas gratuitas, que procuro ver al menos una vez al día. En algún momento han tenido algún fallo, por lo que una manera de comprobar a diario que funcionan es recibir un correo electrónico en cada una de ellas. El correo debe ser de texto y corto para no sobrecargar la transmisión. Buscando encontré la web http://www.mundocitas.com/ donde puede registrarse uno y recibir a diario la frase del día, que es una forma de comprobar que nuestro correo funciona, al menos en recepción. Bien es verdad que tuve un problema en esta web, que no sé si habrán corregido, y que era que el campo donde escribir mi correo era demasiado corto, con lo que una de mis direcciones no cabía fisicamente. Buscando una solución dí con esta otra web, de similares características, de la que recibo a diario una palabra por lo general poco común y su explicación. Esta es la web http://365palabras.blogspot.com/ donde podemos suscribirnos para enriquecer nuestro acervo a diario. Otra que también utilizo es http://www.proverbia.net/ y supongo que habrá muchos más de este tipo.
A todo esto se habrá pensado que tiene que ver el título de la entrada con su contenido. Las personas con características autodidactas han encontrado en internet todo un mundo de información y posibilidades. Faltan horas en el día para ver todo lo que se puede ver, no digo ya asimilar. Las listas de favoritos se van engrosando día a día con direcciones interesantes sobre las que volver en algún momento. No sé lo que nos estará costando a cada españolito, pero una iniciativa muy sabrosa en estos temas es el Instituto Cervantes, cuya misión es divulgar el uso de nuestra lengua por todos los rincones del mundo. La dirección es http://www.cervantes.es/default.htm y en ella podemos pasarnos horas y horas curioseando y aprendiendo.
Hacia el final de la portada del Instituto, encontramos un enlace al “CVC-Centro Virtual Cervantes, donde vuelve a aparecer antes nosotros todo un mundo de datos, comunicados, foros, etc.. Aunque está un poco díficil de encontrar, dentro hay un apartado que me encanta por que es muy didáctico sobre el uso que hacemos de la lengua. Empleamos con toda naturalidad expresiones como “destornillarse de risa”, “camisa a rayas” o “contra más” entre otras, que son incorrectas. Les recomiendo una visita al “Museo de Los Horrores”, hablando de lengua, en
http://cvc.cervantes.es/ALHABLA/MUSEO_HORRORES/