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lunes, 30 de junio de 2014

MOOC



Hice una pequeña referencia a este asunto en un párrafo de la entrada titulada «VETERANOS» del pasado mes de abril de 2014. El acrónimo «MOOC» está formado por las iniciales en inglés de «Massiveopen online course» cuya traducción al español podría ser «Curso "online" abierto masivo». Lo de masivo viene a significar que no hay un límite en el número de estudiantes que pueden apuntarse dado que al ser abierto y en línea, es decir, a través de internet, no hay ningún problema en cuanto al número de alumnos, aunque esto no es del todo cierto y de hecho en algunos los profesores piden ayuda dado el elevado número de estudiantes de todo el mundo que están siguiendo las explicaciones y, este es el meollo de la cuestión, participando activamente en los foros, contando sus impresiones, planteando sus dudas e incluso aportando material y visiones complementarias.

Las características básicas son:

·        No tener limitación en las matriculaciones.
·        Poder ser seguido online.
·        De carácter abierto y gratuito. Con materiales accesibles de forma gratuita.

Hay una gran oferta de cursos, enorme, si bien hay que decir que la gran mayoría de ellos son en inglés, lo que puede suponer y de hecho supone un inconveniente para los que no nos defendemos con este idioma. En mi caso, tardé en decidirme a suscribir un curso y cuando lo hice me decidí por uno de la Universidad de Australia, por aquello de que el inglés no nativo es más fácil de entender que el de la propia Inglaterra. El material de las clases explota todos los posible recursos disponibles en internet, especialmente escritos y vídeos. Es evidente que un mínimo nivel en la lengua de Shakespeare es recomendable, pero siempre podemos ayudarnos de diccionarios en la red para los escritos o utilizando los subtítulos en los vídeos, algunos de ellos para mi sorpresa en castellano, aunque no es lo normal.

Como he comentado, los cursos en español son escasos. Y la gran parte de ellos que existen en estos momentos no proceden precisamente de universidades españolas, sino de las de otros países con nuestra lengua, como por ejemplo Méjico y más concretamente la Universidad de Monterrey. En otros idiomas, principalmente inglés, tenemos oferta de cursos para aburrir, de universidades de todo el mundo y de temas variopintos que a buen seguro desconoceríamos antes de verlos. A modo de ejemplo, estoy inmerso en estos días y durante todo el verano en un curso ofertado por la Universidad de California titulado «Deciphering Secrets: Unlocking the Manuscripts of Medieval Spain», es decir «Revelación de secretos: decodificación de los manuscritos de la España Medieval», un curso de doce semanas de duración y que ha empezado por establecer las bases del cruce de culturas judía, musulmana e hispana en la península. Los vídeos disponen de subtítulos en castellano, por lo que son fáciles de seguir, no tanto los textos y artículos recomendados en perfecto inglés, pero al ser electrónicos, con paciencia podemos utilizar alguno de los muchos traductores disponibles. Todo depende de las ganas y el interés que para nosotros despierten los temas.

Fundamental en todo este entramado son las plataformas en las que están generados los cursos. Hay varias y hasta ahora en los siete cursos en los que me he matriculado me he topado con tres: COURSERA, Open2Study y FutureLearn, pero hay muchas más, cada una con sus peculiaridades y modos de funcionamiento en cuanto a la presentación, el avance en los temarios, la realización de pequeños test para ver cómo vamos de comprensión, exámenes por capítulo y/o final, etc. etc. Solo por ver cómo están diseñadas las plataformas ya merece la pena seguir alguno de los cursos y muy probablemente cuando elija un nuevo curso, ya después del verano, procure que sea en una de las plataformas que todavía no conozco.

Siempre y cuando se hayan realizados los exámenes, algunos de los cursos, no todos, facilitan un diploma de reconocimiento. En algún caso, dependiendo de la universidad, es posible obtener un título oficial siempre y cuando se abonen las tasas correspondientes, que suelen ser en los que yo he visto del orden de los treinta a cincuenta euros. Dependerá de nuestra profesión o nuestros estudios el que sea interesante la inversión.

El verdadero y principal problema es la enorme cantidad de opiniones de los estudiantes, no olvidemos que son miles de todas las partes del mundo, vertidas en los foros y contestadas por los profesores o por otros estudiantes. El participar activamente en ellos requiere no solo un cierto nivel de inglés escrito sino un tiempo que puede llegar a ser importante. Todo dependerá de lo que nos interese el tema y el tiempo que estemos dispuestos a dedicarle sentados ante la pantalla del ordenador.

El mundo se abre y está a nuestra disposición. Una verdadero deleite para enriquecer nuestros conocimientos sobre casi cualquier tema. Una gozada, gratuita y desde el sillón de nuestra casa.