La
bilirrubina, que tengo últimamente un poco alta, se me acaba de poner por las
nubes al realizar la compra de los libros de texto de mi hija para el próximo
curso escolar. Pongamos que estamos hablando de tercero de la E.S.O. y la
indignación, por emplear una palabra decorosa, se me ha subido hasta cotas
irresistibles, no solo por los precios, que también, sino por las últimas
decisiones de nuestro «acabante» gobierno, que ha dejado a las editoriales con
el paso cambiado y veremos si para principio de curso están disponibles los
libros tras un verano de nervios. Cuatro de los libros que el colegio ha
dispuesto para el siguiente curso no están disponibles todavía y no tienen
fecha de publicación: están horneándose. Tocará volver en septiembre a la
espantosa cola a perder o emplear un valioso tiempo en intentar hacerse con esos
libros.
Espero
y deseo que las editoriales de libros de texto recuerden estos tiempos de
bonanza, de abuso, en las que nos sablean con unos libros y unos precios con
los que tenemos que tragar sí o sí. Dentro de unos años, cuando invariablemente
se hayan impuesto los medios digitales y la cuestión pinte en otro color
diferente, las iniquidades que ahora perpetran en anuencia con gobiernos y
colegios relajaran sin dudarlo los planteamientos éticos de los padres a la
hora de conseguir los materiales para sus hijos. Ya tenemos experiencia con
discos, películas y otros medios que en el pasado hicieron su agosto y ahora
luchan por siquiera sobrevivir.
Para
ir entrando en materia: habrá colegios y colegios, pero los libros de un alumno
de las características de mi hija en su colegio sobrepasan los TRESCIENTOS
euros de coste. Una familia normal, media, de dos hijos, debe preparar un
mínimo de seiscientos euros para afrontar el curso, a los que hay que añadir
otras compras no tan gravosas pero nada desdeñables en material escolar. Si la
familia es de más de dos hijos y están en edad escolar, ya se pueden ir
preparando…
Año
tras año sufrimos este abuso y poca capacidad de maniobra tenemos. Bien es
verdad que hay colegios en los que se han montado cooperativas de padres que
han forzado un cambio de situación al intervenir en los designios del centro
para con los libros y habilitar formas de reutilización y/o préstamo,
actualizables con material electrónico, que permiten a las familias menos
pudientes respirar un poco. Un buen amigo, R., con tres hijos y en el paro
desde hace tiempo, a ver de dónde saca los mil euros que necesita para los
libros. Se busca la vida reutilizando los de cursos anteriores que le van
pasando otros alumnos, pero ya se lo montan las editoriales, y los colegios, para
que esto no sea fácil. Habrá excepciones, sin duda.
Los
dos libros centrales del curso de tercero de la E.S.O. que pueden verse en la
imagen, lengua y matemáticas, tienen un coste de setenta y cuatro euros, a
treinta y siete cada uno. Reconozco, contenidos aparte, que su edición es
cuidada, agradable, con una maquetación y un diseño atractivo, colores por
doquier, y con unas trescientas páginas en formato A4 si bien con tapa blanda.
No podemos caer en comparaciones, que siempre son odiosas, con libros que no
sean de texto, pero es obligado tener en cuenta que, en este asunto, las
editoriales juegan con ventaja, pues no es muy complicado hacer estudios del
número de centros y por lo tanto de alumnos que van a hacer uso de sus libros y
que se verán impelidos a comprarlos.