Si algún amigo nos habla de algún tema y a nosotros mismos nos da por investigar un poco, las posibilidades de disfrutar que se nos abren en numerosos campos son descomunales. Creía yo que mi buen amigo Miguel Ángel podría ser definido como senderista, dado que, siempre que sus obligaciones se lo permiten, a primera hora de la mañana se calza gorra y zapatillas y se hace dos horas de caminata a buen ritmo. Pero resulta que el diccionario define el senderismo como «actividad deportiva que consiste en recorrer senderos campestres». Como resulta que él lo hace por ciudad, académicamente no le podemos aplicar el término de senderista y lo dejaremos en caminante, paseante o andarín. Bueno, lo importante es la paliza que se mete a diario al cuerpo, y a buen ritmo, de lo que puedo dejar constancia por haberle acompañado en alguna ocasión.
De siempre me ha gustado echarme la mochila a la espalda y salir al campo y a la montaña a andar. En marchas por zonas emblemáticas, era indispensable antaño ir acompañado de alguien que conociera el camino y nos sirviera de guía. En alguna ocasión, incluso con un guía sobre el papel experto, hemos acabado perdidos y desorientados en medio del monte cuando ha llegado la noche y hemos pasado nuestro mal trago hasta que hemos podido recuperar la senda y llegar a nuestros vehículos. Las actividades de senderismo están muy extendidas y hay numerosas empresas que se dedican a organizarlas, poniendo a disposición de los viandantes todo lo necesario para hacerlas seguras y permitir el disfrute intelectual dentro del relativo sufrimiento físico que supone realizarlas.
Como otras muchas actividades, de unos años a esta parte el mundo del senderismo ha sufrido una convulsión. Desde que los dispositivos provistos de GPS se han popularizado y prácticamente todos llevamos uno en el bolsillo, en nuestro teléfono, el acometer rutas impensables se ha vuelto un juego de niños. Al menos teóricamente, porque los dispositivos fallan, se quedan sin batería, se caen y se rompen o simplemente la cobertura es deficiente, especialmente en zonas retiradas de los núcleos habitados y metidas entre montañas.
Otro buen amigo, Manolo, me habló hace tiempo de este mundillo y me dio detalles acerca de cómo él prepara y sigue las rutas con un dispositivo específico para ello. He estado tentado desde hace tiempo a comprármelo, pero diferentes problemas físicos que arrastraba me hacían pensarme muy mucho el salir a dar caminatas por pistas y senderos. Ahora que mis posibilidades son mayores, con su inestimable ayuda y un poco de investigación, he descubierto que mi teléfono es un perfecto seguidor de rutas: su GPS yo lo calificaría de excepcional y por ello me sirve para estos propósitos.
Este amigo, Manolo o mejor su apodo en estos asuntos, MANRUS, tiene más de un centenar de rutas grabadas y a disposición de quien las quiera realizar con solo acceder a internet, concretamente a una de las páginas de mayor éxito y difusión en este tema: «WIKILOC». En el preciso instante en que escribo esto, la página anuncia disponer de la descripción y los datos de cerca de tres millones y medio de rutas para todo tipo de actividad y en cualquier parte del mundo, no solo de senderismo sino carreras, ciclismo, esquí, hípica… Como curiosidad, hasta diferentes etapas del Camino de Santiago están grabadas y a nuestra disposición, un tema interesante si queremos hacer alguno de los muchos caminos alternativos al principal.
Este verano me he metido de lleno en el asunto y he realizado dos de las rutas de mi buen amigo MANRUS, si bien una de ellas de forma incompleta por motivos que no vienen al caso. La forma de proceder es muy sencilla y aquí la refiero. Mi teléfono es Android, pero supongo que estará disponible para otros. La aplicación Wikiloc para seguimiento de rutas es de pago, cinco euros al año, lo que me parece muy poco si me lo tomo como una ayuda al mantenimiento de esa página. Una vez instalada la aplicación en el teléfono, buscaremos en la página de internet la ruta que queremos realizar; hay que tener en cuenta que hay disponibles muchas versiones de la misma ruta y tendremos que emplear un poco de olfato en estudiarlas. Una cuestión fundamental es que el seguimiento del GPS no admite dudas, pero otros datos como el tiempo empleado dependen mucho de las personas y sus capacidades físicas, por lo que podemos encontrar que en la misma ruta unos han empleado tres horas mientras que otros han pasado de cinco. Lo demás es muy sencillo: apuntamos el código de ruta, un código numérico, que cargamos en el teléfono y ya estamos en disposición de seguir la ruta, al tiempo que irá grabando la nuestra y nos permitirá su subida automática a la web al finalizar, si así lo deseamos.
Diré que es fundamental llevar los mapas de la zona precargados en el teléfono para evitar las faltas de cobertura que suelen ser frecuentes al tratarse de zonas alejadas de poblaciones. Lo normal es que el GPS funcione ya que no necesita cobertura, aunque no debemos confiarnos del todo y es muy conveniente estudiar y preparar la ruta con anterioridad: el GPS es una gran ayuda pero si lo seguimos a ciegas podemos acabar en el fondo de un barranco.
Aparte de los aspectos técnicos de la ruta como planimetría, desniveles, mapas y demás, los usuarios pueden subir fotografías de forma general o especificando el punto exacto, «waypoint», donde han sido tomadas a la vez que escribir comentarios. Mi amigo MANRUS se prodiga poco en la parte literaria pero otros usuarios describen las rutas profusamente, lo cual es de agradecer por que los comentarios pueden resultar valiosos en detalles como disponibilidad de fuentes, zonas de sombra, épocas recomendadas, sitios donde tener especial cuidado o incluso los teléfonos de posibles taxistas que una vez alcanzado el punto de llegada nos pueden recoger para volver al punto de origen a recuperar nuestro coche, por no mencionar quienes dan recomendaciones sobre alojamientos y restaurantes, que en una de las rutas que he realizado este verano me han venido muy bien. Otra red social más, pues así podemos considerarla, para tener en cuenta y adherirnos a ella.
En resumen, un descubrimiento interesante esto de WIKILOC y su uso desde mi teléfono, del que mencionaré su marca y modelo por haber hecho referencias a su magnífico GPS: Samsung Galaxy Note II. Supongo que habrá otras posibilidades que resultarán más o menos interesantes, pero yo prefiero aprovecharme de la experiencia de otros que llevan años en el tema y no ponerme a investigar desde cero. WIKILOC colma de largo mis expectativas y ya tengo preparadas algunas rutas para los meses venideros e incluso para el próximo verano.