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domingo, 20 de noviembre de 2016

BREGA



 Ya aviso de antemano que la entrada de esta semana va a ser un poco técnica y con toda seguridad muchas personas abandonarán su lectura a la primera de cambio. Me gusta, como documentación personal, dejar constancia en este blog de sucedidos que han sido importantes para mí y uno de ellos ha tenido lugar desde el final de la semana anterior hasta mediados de esta. Una verdadera brega contra los elementos, en este caso el sistema operativo de los ordenadores personales conocido por Windows. Para fijar términos y aunque brega es generalmente conocido, me quedo con la acepción cuarta del diccionario que reza «luchar con los riesgos y trabajos o dificultades para superarlos». La definición empieza por lucha, palabra mucho más popular que la anterior, pero no está de más asomarse al diccionario que siempre aporta y para este caso quedarse con la acepción séptima que dice «afanarse, resistir o trabajar continuadamente por conseguir algo, o para vencerlo o sujetarlo».
Como mucha gente conoce, porque lo sufre, los ordenadores personales necesitan un sistema operativo para gobernarlos, hacerlos funcionar e interaccionar con los usuarios. La mayor parte de los que tenemos en nuestras casas, teléfonos inteligentes o tabletas aparte, están subyugados a las decisiones en materia de sistemas operativos de esa empresa conocida como Microsoft y que conocemos por Windows. En este momento el personal en los mundos caseros lidia con las versiones XP, VISTA, 7, 8 y 10, salvo error u omisión por mi parte. Los dos primeros, XP y VISTA, están ya condenados y virtualmente retirados de la circulación al haberse anunciado por activa y por pasiva que están fuera de mantenimiento por la empresa e incluso el Windows 7, el mejor para mí modesto entender de todos los que han existido, está amenazado. Todo son facilidades para que el mundo transite a Windows 10 ya que el paso por Windows 8, también a mi modesto entender, ha sido un completo fracaso. Windows 10 es lo que se lleva en estos momentos y lo que todos debiéramos tener, siempre hablando dentro del mundo Windows, pues como se sabe hay otros mundos a los que podemos cambiarnos, al menos en teoría, siempre que estemos dispuestos a la inversión en tiempo y recursos que necesitaríamos. Por poner un ejemplo de estos mundos: Linux o MAC.

Pero hay muchos ordenadores en el mundo trabajando a entera satisfacción de sus usuarios bajo Windows XP. Los usos que muchas personas le dan y los frutos que obtienen de ellos en sus interacciones son suficientes y no quieren cambiarlos; para ver el correo, leer el periódico, hablar por Skype con sus amigos y familiares o consultar páginas web son suficiente. Y cambiar el sistema operativo Windows XP por Windows 10 generalmente, dada la antigüedad de sus «cacharros», supone un dinero que no es lo único malo, sino cambiar el ordenador, con todo lo que ello implica: cambiar el «hardware» y también el «software». Y esto último es un verdadero problema.

Pocos usuarios saben cómo han llegado a la situación en la que se encuentran, pocos conservan los programas que han ido instalando, ellos o sus vecinos o amigos, pocos saben lo que son los drivers, pocos saben en qué carpetas del disco duro tienen sus datos personales ni siquiera los datos que tienen. Por supuesto la gran mayoría no tiene copias de seguridad y se piensan que el ordenador, ese que compraron en los primeros años del milenio les va a seguir funcionando indefinidamente. Suerte han tenido si no han tenido algún problema en el disco duro o les ha entrado algún virus que haya hecho de las suyas. La solución para ellos pasa porque algún amigo decidido o algún profesional les dé ayuda para acometer, o mejor les haga, ese traslado de un aparato a otro y de los programas y de los datos. Pero no siempre es sencillo ni gratuito, y no estoy hablando solo de dinero. Algunas amistades he perdido en intentos de que yo me encargue de estos traslados.

La semana anterior tuve que hacer una modificación a un programa codificado por mí y que pretendo por cabezonería que funcione en «todos» los niveles de Windows, pues no quiero ser yo el que fuerce un cambio, que por otra parte sería lo más cómodo: hacer como Pilatos, lavarme las manos y decir que XP y VISTA ya no están soportados. Resulta que tras la modificación ejecutada el viernes de la semana anterior, el programa empezó a fallar en Windows XP y Windows Vista. No tenía lógica pero falló, aunque no debería. En este mundillo hay muchas variables a tener en cuenta y una de ellas, que antes del verano me pasó desapercibida por no tener bien presente aquello de que «al papel y a la mujer hasta el culo has de ver» y responder sin cabeza a una actualización de uno de los lenguajes que intervienen en el programa conocido como Python. Este error desencadenó una serie de pruebas en los diferentes niveles de Windows hasta encontrar la causa. Solucionada esta, todo se arregló pero en el entorno de XP se seguían produciendo errores.

Como se indica en el título, la brega ha sido titánica hasta conseguir el jueves por la mañana aislar el problema, una función de Windows desconocida para mí, y que dudo que mucha gente conozca, que me ha traído por la calle de la amargura y me ha hecho dedicarle muchas horas hasta acorralarla y vencerla. Y aun así me quedan las dudas y tendré que seguir investigando hasta encontrar la razón de lo que sucede, extraño en mi manera de ver las cosas, pero que a lo mejor está documentado y es así y lo que ocurre que yo soy un analfabeto en este mundillo. Seguramente se tratará de esto último.

Para no alargar esto, pongo a continuación de manera esquemática el quid de la cuestión, que como ya he advertido al principio será chino para personas ajenas a este mundillo de las «ventanas» y los sistemas operativos que corren en los ordenadores personales.

  • Tenemos un programa que denominaremos PEPITO alojado en una carpeta que llamaremos [AA] y que al ejecutarlo nos da el mensaje «Unsupported Windows versión».
  • En una de las muchas pruebas realizadas, activamos la pestaña de compatibilidad en el apartado de PROPIEDADES-COMPATIBILIDAD para tratar de mediar en el comportamiento del programa. Probamos y probamos y sigue sin funcionar
  • Hacemos cambios en el programa PEPITO, lo probamos desde otros directorios y carpetas y funciona correctamente.
  • Lo COPIAMOS sobre la carpeta inicial [AA] REEMPLAZANDO el existente. Obviamente, el recién creado PEPITO no tiene activada ninguna pestaña de compatibilidad ni nada. Lo probamos en su ubuicación en [AA] y FALLA estrepitosamente. ¡Inaudito!.
  • Vamos a ver las COMPATIBILIDADES de este PEPITO que hemos reemplazado y resulta que conserva la marca que habíamos dejado en el antiguo. Bueno, como lo que hemos hecho ha sido un reemplazo, es posible que se mantengan esas marcas…
  • BORRAMOS PEPITO de la carpeta [AA] e INICIALIZAMOS el ordenador, para evitar Cachés e insrucciones en memoria que pudieran estar actuando.
  • Con el ordenador recién arrancado y PEPITO ausente de la carpeta [AA], verificamos que el nuevo PEPITO que tenemos preparado no tiene ningún tipo de marca de COMPATIBILIDAD.
  • COPIAMOS el nuevo PEPITO a la carpeta original [AA]. Miramos las marcas y ¡voilá! Han aparecido de nuevo, las tiene puestas, con lo cual si hacemos pruebas, por muchos cambios que hayamos hecho, fallará una y otra vez. Y nos volverá locos, añado yo.
No sé si este modo de funcionamiento es una «mejora» de Windows en el intento de mantener las marcas de un programa a otro siempre que tengan el mismo nombre y se ubique en la misma carpeta. Pero a mí parece catastrófico y a las pruebas y las horas empleadas me remito. Si no se conoce este modo de funcionamiento te puedes volver loco y todavía no sé cómo lo he averiguado. Supongo que un poco de suerte, mucha constancia y muchas horas de no darme por vencido.

Ahora todavía me queda buscar en la web y en la documentación a ver si este modo de trabajar del «ventanas», en cualquiera de sus versiones por cierto, es así.