Como mucha gente conoce,
porque lo sufre, los ordenadores personales necesitan un sistema operativo para
gobernarlos, hacerlos funcionar e interaccionar con los usuarios. La mayor
parte de los que tenemos en nuestras casas, teléfonos inteligentes o tabletas
aparte, están subyugados a las decisiones en materia de sistemas operativos de
esa empresa conocida como Microsoft y que conocemos por Windows. En este
momento el personal en los mundos caseros lidia con las versiones XP, VISTA, 7,
8 y 10, salvo error u omisión por mi parte. Los dos primeros, XP y VISTA, están
ya condenados y virtualmente retirados de la circulación al haberse anunciado
por activa y por pasiva que están fuera de mantenimiento por la empresa e incluso
el Windows 7, el mejor para mí modesto entender de todos los que han existido,
está amenazado. Todo son facilidades para que el mundo transite a Windows 10 ya
que el paso por Windows 8, también a mi modesto entender, ha sido un completo
fracaso. Windows 10 es lo que se lleva en estos momentos y lo que todos
debiéramos tener, siempre hablando dentro del mundo Windows, pues como se sabe
hay otros mundos a los que podemos cambiarnos, al menos en teoría, siempre que
estemos dispuestos a la inversión en tiempo y recursos que necesitaríamos. Por
poner un ejemplo de estos mundos: Linux o MAC.
Pero hay muchos ordenadores en
el mundo trabajando a entera satisfacción de sus usuarios bajo Windows XP. Los
usos que muchas personas le dan y los frutos que obtienen de ellos en sus
interacciones son suficientes y no quieren cambiarlos; para ver el correo, leer
el periódico, hablar por Skype con sus amigos y familiares o consultar páginas
web son suficiente. Y cambiar el sistema operativo Windows XP por Windows 10
generalmente, dada la antigüedad de sus «cacharros», supone un dinero que no es
lo único malo, sino cambiar el ordenador, con todo lo que ello implica: cambiar
el «hardware» y también el «software». Y esto último es un verdadero problema.
Pocos usuarios saben cómo han
llegado a la situación en la que se encuentran, pocos conservan los programas
que han ido instalando, ellos o sus vecinos o amigos, pocos saben lo que son
los drivers, pocos saben en qué carpetas del disco duro tienen sus datos
personales ni siquiera los datos que tienen. Por supuesto la gran mayoría no
tiene copias de seguridad y se piensan que el ordenador, ese que compraron en
los primeros años del milenio les va a seguir funcionando indefinidamente.
Suerte han tenido si no han tenido algún problema en el disco duro o les ha
entrado algún virus que haya hecho de las suyas. La solución para ellos pasa
porque algún amigo decidido o algún profesional les dé ayuda para acometer, o
mejor les haga, ese traslado de un aparato a otro y de los programas y de los
datos. Pero no siempre es sencillo ni gratuito, y no estoy hablando solo de
dinero. Algunas amistades he perdido en intentos de que yo me encargue de estos
traslados.
La semana anterior tuve que
hacer una modificación a un programa codificado por mí y que pretendo por
cabezonería que funcione en «todos» los niveles de Windows, pues no quiero ser
yo el que fuerce un cambio, que por otra parte sería lo más cómodo: hacer como
Pilatos, lavarme las manos y decir que XP y VISTA ya no están soportados. Resulta
que tras la modificación ejecutada el viernes de la semana anterior, el
programa empezó a fallar en Windows XP y Windows Vista. No tenía lógica pero
falló, aunque no debería. En este mundillo hay muchas variables a tener en
cuenta y una de ellas, que antes del verano me pasó desapercibida por no tener
bien presente aquello de que «al papel y
a la mujer hasta el culo has de ver» y responder sin cabeza a una
actualización de uno de los lenguajes que intervienen en el programa conocido
como Python. Este error desencadenó una serie de pruebas en los diferentes
niveles de Windows hasta encontrar la causa. Solucionada esta, todo se arregló
pero en el entorno de XP se seguían produciendo errores.
Como se indica en el título,
la brega ha sido titánica hasta conseguir el jueves por la mañana aislar el
problema, una función de Windows desconocida para mí, y que dudo que mucha
gente conozca, que me ha traído por la calle de la amargura y me ha hecho
dedicarle muchas horas hasta acorralarla y vencerla. Y aun así me quedan las
dudas y tendré que seguir investigando hasta encontrar la razón de lo que
sucede, extraño en mi manera de ver las cosas, pero que a lo mejor está
documentado y es así y lo que ocurre que yo soy un analfabeto en este mundillo.
Seguramente se tratará de esto último.
Para no alargar esto, pongo a
continuación de manera esquemática el quid de la cuestión, que como ya he advertido
al principio será chino para personas ajenas a este mundillo de las «ventanas»
y los sistemas operativos que corren en los ordenadores personales.
- Tenemos un programa que denominaremos PEPITO alojado en una carpeta que llamaremos [AA] y que al ejecutarlo nos da el mensaje «Unsupported Windows versión».
- En una de las muchas pruebas realizadas, activamos la pestaña de compatibilidad en el apartado de PROPIEDADES-COMPATIBILIDAD para tratar de mediar en el comportamiento del programa. Probamos y probamos y sigue sin funcionar
- Hacemos cambios en el programa PEPITO, lo probamos desde otros directorios y carpetas y funciona correctamente.
- Lo COPIAMOS sobre la carpeta inicial [AA] REEMPLAZANDO el existente. Obviamente, el recién creado PEPITO no tiene activada ninguna pestaña de compatibilidad ni nada. Lo probamos en su ubuicación en [AA] y FALLA estrepitosamente. ¡Inaudito!.
- Vamos a ver las COMPATIBILIDADES de este PEPITO que hemos reemplazado y resulta que conserva la marca que habíamos dejado en el antiguo. Bueno, como lo que hemos hecho ha sido un reemplazo, es posible que se mantengan esas marcas…
- BORRAMOS PEPITO de la carpeta [AA] e INICIALIZAMOS el ordenador, para evitar Cachés e insrucciones en memoria que pudieran estar actuando.
- Con el ordenador recién arrancado y PEPITO ausente de la carpeta [AA], verificamos que el nuevo PEPITO que tenemos preparado no tiene ningún tipo de marca de COMPATIBILIDAD.
- COPIAMOS el nuevo PEPITO a la carpeta original [AA]. Miramos las marcas y ¡voilá! Han aparecido de nuevo, las tiene puestas, con lo cual si hacemos pruebas, por muchos cambios que hayamos hecho, fallará una y otra vez. Y nos volverá locos, añado yo.
No sé si este modo de
funcionamiento es una «mejora» de Windows en el intento de mantener las marcas
de un programa a otro siempre que tengan el mismo nombre y se ubique en la
misma carpeta. Pero a mí parece catastrófico y a las pruebas y las horas
empleadas me remito. Si no se conoce este modo de funcionamiento te puedes
volver loco y todavía no sé cómo lo he averiguado. Supongo que un poco de
suerte, mucha constancia y muchas horas de no darme por vencido.
Ahora todavía me queda buscar
en la web y en la documentación a ver si este modo de trabajar del «ventanas»,
en cualquiera de sus versiones por cierto, es así.