Es un tema recurrente en este blog pero las cuestiones van y
vienen y tienen muchos flecos: te creías que tenías todo controlado en ciertos
asuntos cuando aparece un cruce de caminos que te lleva por derroteros
inexplorados y desconocidos. Por necesidad y no tanto por comodidad, soy cada
vez más asiduo de las compras por internet, en las que para mí el verdadero
caballo de batalla es la forma de envío. Muchas de las empresas fuerzan el uso
de mensajería del tipo llamado «Courier», que presenta el grave inconveniente
de tener que facilitar tu domicilio por un lado y tener que estar prácticamente
secuestrado en él el día del envío hasta que aparece el transportista.
En mi caso, la forma de envío condiciona la posible compra,
renunciando de hecho a algunas plataformas que me gustaban, por ejemplo
PcComponentes, por no disponer de una forma de envío alternativo. Lo tenía en
su día, pero lo retiró, supongo que por cuestiones económicas que es en lo que
se traduce todo al no valorar otros aspectos no puramente económicos como la
atención y las facilidades a los clientes. En todo caso, los gastos de envío
los paga el comprador, con lo que debe haber otro trasfondo que no alcanzo a
comprender pero que intuyo como asuntos de logística y organización. Las
empresas de mensajería tienen contratos con los almacenes masivos de forma que
automatizan los envíos desde el propio cliente y se los recogen directamente en
sus hangares, con lo que el problema se minimiza sobremanera.
Las empresas se van poniendo las pilas porque esto es un
verdadero problema, que cada cual va solucionando como puede. Algunos amigos me
han comentado que ponen como dirección de entrega su propio trabajo, que es en
el fondo donde están la mayor parte de los días laborables, pero para ello la
empresa tiene que consentir estas entregas que, dependiendo del número, pueden
suponer una carga para sus procesos, en el caso de que el mensajero tenga que
entrar hasta la cocina si los servicios de recepción, en caso de existir, no se
hacen cargo directamente de los bultos.
La alternativa que yo he encontrado al asunto de los
consumibles informáticos es AppInformática. Sin tanto catálogo pero con los
mismos precios aproximados que PcComponentes, puedes hacer las compras y
solicitar que el envío sea dirigido a alguna de las muchas tiendas de la
franquicia, donde podrás recogerlo cuando a ti te venga bien en los horarios
normales de comercio. Se da la circunstancia de que tengo una tienda de App a
escasos cien metros de mi domicilio, con lo que este sistema me satisface
plenamente, porque además en el momento de la compra, que solo se puede
producir si hay existencias, te informan de la fecha en que tu encargo estará
disponible en la tienda; lo he usado en varias ocasiones y ha funcionado con
precisión y sin problemas.
Otras empresas han optado por sistemas alternativos, como
pueden ser gasolineras, taquillas electrónicas inteligentes como las del
sistema «Pudo» o
puntos de recogida en tiendas o supermercados de horario amplio que faciliten
al cliente la recogida casi en cualquier momento del día y cualquier día de la
semana. Pero todo esto requiere un sistema apropiado de gestión de las
direcciones de envío que no provoque situaciones como la que me ha ocurrido
esta semana y que tengo todavía pendiente de solución.
Me ha ocurrido, no me importa hacer la propaganda aunque en
este caso es un poco negativa, con un pedido a Amazon, concretamente unas
baterías para la cámara fotográfica de mi hijo. En la imagen puede verse el
anuncio en el que he resaltado una información que vienen en pequeñito y que a
veces pasa desapercibida al comprador, pero que es muy importante: este
producto es «gestionado» a través de Amazon, pero vendido por otra empresa,
concretamente «A & B GmbH», que por el nombre huele a alemana o austríaca.
En realidad eso al comprador le debería dar igual pero…
Habiendo advertido esta situación y con la mosca tras la
oreja, procedo a la compra, pago y empiezo a trastear por la zona de las
direcciones de envío, constatando que se admiten direcciones de Correos y de
puntos de entrega en tienda. Perfecto, si se admiten oficinas de Correos,
facilito mi Apartado de Correos en una de las oficinas y me quito de problemas.
Todo perfecto, pedido realizado y en curso.
A los pocos días recibo el correo electrónico en el que me
avisan de que el pedido está en marcha y me informan del transportista y de un
número de seguimiento. ¡Sorpresa! El envío se ha realizado desde Alemania por
un servicio de mensajería-Courier, concretamente UPS. ¡Ya estamos otra vez con
la misma historia de siempre! Llamando al servicio de atención al cliente de
Amazon, me atienden estupendamente, pero no podemos hacer nada, la cosa está en
manos de UPS y lo único que si el pedido no pudiera ser entregado lo devolverán
y no habrá ningún problema, salvo todos los inconvenientes para mí, gastos para
las empresas y demás. Y es que UPS ni ninguna otra empresa de mensajería puede
entregar un paquete en un Apartado de Correos, porque la empresa estatal no se
lo va a consentir con toda la lógica del mundo.
La idea es cambiar el domicilio de destino, dirigirlo a mi
domicilio o el de algún familiar y tratar de recogerlo de la manera que sea,
para evitar males mayores. Esta es una operación que en teoría se puede hacer
de varias maneras. Una de ellas llamando por teléfono a un número 902: lo
siento, por ahí no paso. Otra es por internet pero después de que me han
obligado a registrarme y hacer una serie de pasos de verificación con correos
para aquí y para allá, me dice que hay algo incompleto y que no puedo realizar
el cambio.
Solo me queda esperar a que el día de la entrega el
mensajero se dé cuenta del error de domicilio y de la imposibilidad de su
entrega, y consecuentemente me llame por teléfono y pueda redirigir el paquete
en ese momento. Veremos como acaba esto.
Estamos en lo alto de la picota en los sistemas
informáticos, las comunicaciones, las pasarelas de pago, los correos
electrónicos y todo eso, pero seguimos arrastrando miserias como esta que he
relatado hoy. Y lo curioso del caso, luego me he enterado, es que Amazon tiene
previsto esto, aunque mal o al menos parcialmente: si en este envío yo hubiera
intentado seleccionar una oficina de Correos o un punto de entrega, me hubiera
dicho que no es posible, pero como he facilitado una dirección personal… ¡sin
problemas! Salvo que como ocurre en este caso, esa dirección personal sea… ¡Un
Apartado de Correos!