Dado que son ya casi 10 años de escribir semanalmente
mis cuitas en este blog que algunos temas son recurrentes, aunque siempre hay
alguna cosilla que sorprende, para hacer de menos aquella famosa frase de «nihil novum sub sole» o lo que es lo
mismo traducido «nada nuevo bajo el sol»
atribuida a Salomón. Más recientemente se ha acuñado aquella de «dejà vu» que transita por similares
derroteros. En enero de 2011 escribía la entrada «OBSOLESCENCIA» que sigue
plenamente vigente, corregida y aumentada; he aprovechado para ver de nuevo el
magnífico documental al que se hacía referencia y que sigue disponible en la
página web de RTVE. Recomiendo su visionado de nuevo. Por cierto, el
frigorífico al que aludía en esa entrada sigue plenamente operativo seis años
después habiendo cumplido los veinticinco.
Otra entrada, más reciente, de septiembre
del pasado año 2016, titulada «PISAPAPELES» trataba un tema similar en relación
con mi teléfono inteligente, que no se debe decir «smartphone» según la FUNDEU. Comprado en diciembre de 2012 y con
casi cuatro años y medio de funcionamiento a mi entera satisfacción, ha sido
literalmente abandonado por el fabricante, Samsung, que ha dejado de tenerle en
sus oraciones y por tanto de mandar actualizaciones de su software, Android, que quedó varado en la versión 4.4.2.
Recientemente Google ha anunciado la versión 8 de Android con el apodo de «Oreo». En estos cachivaches
electrónicos, ordenadores al fin y al cabo o hardware, el sistema operativo sufre continuas actualizaciones y
mejoras que son aprovechadas por las aplicaciones de forma que se establece un
lazo que acaba por asfixiar al propietario que se ve impelido a adquirir un
modelo nuevo teniendo que desechar un aparato que funciona perfectamente.
Aprovecho para decir que las palabras software
y hardware, en cursiva, figuran como
tales en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
Por diversas circunstancias personales y
profesionales, han ido pasando los meses sin poder acometer el cambio que
sacase del ostracismo mi terminal y lo pusiera al día en cuanto a la versión de
Android que corre en sus circuitos. Nunca se está a la última y una posibilidad
hubiera sido esperar a que estuviera disponible la anunciada versión 8 pero
entonces entraríamos en el cuento de nunca acabar, por lo que he optado por
instalar la versión actual, denominada Nougat, 7.1.1 que está bastante asentada.
Todo es cuestión de ponerse a ello con
tesón y mucha paciencia, utilizando la abundante información que nos
proporciona internet, aunque no siempre es fiable, por lo que es interesante
leer mucho y contrastar opiniones antes de ponerse manos a la obra en cualquier
iniciativa. Lo primero que hay que hacer es tomar el control de nuestro teléfono,
una operación que en este mundillo se conoce como «rootear» o «hacerse root»
de forma que podamos realizar cualquier tipo de operación de actualización sin
ningún impedimento. Hay muchas maneras de hacerlo, en el propio teléfono, desde
el ordenador o con app’s, de forma que lo interesante es ver y ver vídeos tutoriales en Youtube
con las numerosas opciones y decidirse
por alguna de ellas.
Tras ello, hay que instalar en nuestro
teléfono un manejador de ROM’s. Aprovecho para hacer una comparativa que quizá
no sea muy acertada pero que se entienda: una ROM será a nuestro teléfono como
un Windows o un Linux a nuestro ordenador, el programa principal o sistema
operativo que tomará control al arrancar y gobernará el funcionamiento básico
del aparato y de todas las aplicaciones y/o programas instalados. Tras ello,
tendremos que instalar un RECOVERY, programa o app especializado que nos permitirá sacar copias de seguridad de
nuestro teléfono e instalar las ROM’s seleccionadas. Todas estas operaciones
las podemos realizar sin afectar al funcionamiento del aparato y son la base
para poder acometer la operación fundamental: sustitución de la ROM, momento en
el que habremos abandonado el paraguas del fabricante e iniciaremos nuestra
andadura solos y sin protección. Si hemos hecho bien las cosas y hemos obtenido
la correspondiente copia o backup, siempre
tendremos, al menos teóricamente, la opción de volver atrás y dejarlo todo como
estaba.
«Cocineros» es el apelativo con el que se
conoce a aquellos programadores que se dedican a generar ROM’s tomando como
base el sistema operativo Android «en limpio» suministrado por Google y
añadiendo capas para controlar y hacer funcionar los diferentes modelos de teléfonos
que circulan por el mundo. Casi todos son susceptibles de tomar este camino de
independizarse, aunque pocos usuarios se meten en estos berenjenales, bien porque
realmente no lo necesitan y se conforman con lo que tenga a bien decidir la
casa fabricante bien porque no tienen conocimientos y no quieren perder o
emplear tiempo en adquirirlos.
Yo me resistía a seguir varado en una
versión antigua de Android por lo que he tirado para adelante y tras consultar,
valorar y sopesar los pros y los contras, me he decido por instalar la ROMLineageOs en su versión 14.1, no oficial pero operativa para mi Galaxy Note II
GT-N7100 y que contiene Android 7.1.1 Nougat. Tras tres días de uso y con
algunas pegas por comparativa con el funcionamiento anterior, estoy doblemente
satisfecho por haber puesto mi teléfono al día y haber abandonado la teórica
protección de un fabricante que me quiere pero no con ese aparato sino para que
compre uno nuevo. Como decían en la antigua Roma… «Larga vida al Samsung Galaxy
Note II».