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domingo, 14 de mayo de 2017

COCINEROS




Dado que son ya casi 10 años de escribir semanalmente mis cuitas en este blog que algunos temas son recurrentes, aunque siempre hay alguna cosilla que sorprende, para hacer de menos aquella famosa frase de «nihil novum sub sole» o lo que es lo mismo traducido «nada nuevo bajo el sol» atribuida a Salomón. Más recientemente se ha acuñado aquella de «dejà vu» que transita por similares derroteros. En enero de 2011 escribía la entrada «OBSOLESCENCIA» que sigue plenamente vigente, corregida y aumentada; he aprovechado para ver de nuevo el magnífico documental al que se hacía referencia y que sigue disponible en la página web de RTVE. Recomiendo su visionado de nuevo. Por cierto, el frigorífico al que aludía en esa entrada sigue plenamente operativo seis años después habiendo cumplido los veinticinco.

Otra entrada, más reciente, de septiembre del pasado año 2016, titulada «PISAPAPELES» trataba un tema similar en relación con mi teléfono inteligente, que no se debe decir «smartphone» según la FUNDEU. Comprado en diciembre de 2012 y con casi cuatro años y medio de funcionamiento a mi entera satisfacción, ha sido literalmente abandonado por el fabricante, Samsung, que ha dejado de tenerle en sus oraciones y por tanto de mandar actualizaciones de su software, Android, que quedó varado en la versión 4.4.2. Recientemente Google ha anunciado la versión 8 de Android con el apodo de «Oreo». En estos cachivaches electrónicos, ordenadores al fin y al cabo o hardware, el sistema operativo sufre continuas actualizaciones y mejoras que son aprovechadas por las aplicaciones de forma que se establece un lazo que acaba por asfixiar al propietario que se ve impelido a adquirir un modelo nuevo teniendo que desechar un aparato que funciona perfectamente. Aprovecho para decir que las palabras software y hardware, en cursiva, figuran como tales en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

Por diversas circunstancias personales y profesionales, han ido pasando los meses sin poder acometer el cambio que sacase del ostracismo mi terminal y lo pusiera al día en cuanto a la versión de Android que corre en sus circuitos. Nunca se está a la última y una posibilidad hubiera sido esperar a que estuviera disponible la anunciada versión 8 pero entonces entraríamos en el cuento de nunca acabar, por lo que he optado por instalar la versión actual, denominada Nougat, 7.1.1 que está bastante asentada.

Todo es cuestión de ponerse a ello con tesón y mucha paciencia, utilizando la abundante información que nos proporciona internet, aunque no siempre es fiable, por lo que es interesante leer mucho y contrastar opiniones antes de ponerse manos a la obra en cualquier iniciativa. Lo primero que hay que hacer es tomar el control de nuestro teléfono, una operación que en este mundillo se conoce como «rootear» o «hacerse root» de forma que podamos realizar cualquier tipo de operación de actualización sin ningún impedimento. Hay muchas maneras de hacerlo, en el propio teléfono, desde el ordenador o con app’s, de forma que lo interesante es ver y ver vídeos tutoriales en Youtube con las  numerosas opciones y decidirse por alguna de ellas.

Tras ello, hay que instalar en nuestro teléfono un manejador de ROM’s. Aprovecho para hacer una comparativa que quizá no sea muy acertada pero que se entienda: una ROM será a nuestro teléfono como un Windows o un Linux a nuestro ordenador, el programa principal o sistema operativo que tomará control al arrancar y gobernará el funcionamiento básico del aparato y de todas las aplicaciones y/o programas instalados. Tras ello, tendremos que instalar un RECOVERY, programa o app especializado que nos permitirá sacar copias de seguridad de nuestro teléfono e instalar las ROM’s seleccionadas. Todas estas operaciones las podemos realizar sin afectar al funcionamiento del aparato y son la base para poder acometer la operación fundamental: sustitución de la ROM, momento en el que habremos abandonado el paraguas del fabricante e iniciaremos nuestra andadura solos y sin protección. Si hemos hecho bien las cosas y hemos obtenido la correspondiente copia o backup, siempre tendremos, al menos teóricamente, la opción de volver atrás y dejarlo todo como estaba.

«Cocineros» es el apelativo con el que se conoce a aquellos programadores que se dedican a generar ROM’s tomando como base el sistema operativo Android «en limpio» suministrado por Google y añadiendo capas para controlar y hacer funcionar los diferentes modelos de teléfonos que circulan por el mundo. Casi todos son susceptibles de tomar este camino de independizarse, aunque pocos usuarios se meten en estos berenjenales, bien porque realmente no lo necesitan y se conforman con lo que tenga a bien decidir la casa fabricante bien porque no tienen conocimientos y no quieren perder o emplear tiempo en adquirirlos.

Yo me resistía a seguir varado en una versión antigua de Android por lo que he tirado para adelante y tras consultar, valorar y sopesar los pros y los contras, me he decido por instalar la ROMLineageOs en su versión 14.1, no oficial pero operativa para mi Galaxy Note II GT-N7100 y que contiene Android 7.1.1 Nougat. Tras tres días de uso y con algunas pegas por comparativa con el funcionamiento anterior, estoy doblemente satisfecho por haber puesto mi teléfono al día y haber abandonado la teórica protección de un fabricante que me quiere pero no con ese aparato sino para que compre uno nuevo. Como decían en la antigua Roma… «Larga vida al Samsung Galaxy Note II».