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domingo, 25 de junio de 2017

RENTaCAR



Hay cosas que se llevan a cabo pocas veces en la vida. En mi caso, una de ellas es el alquilar un coche, operación que por lo general hago en caso de un viaje en avión para poder tener movilidad en el sitio que visito. Las personas vamos atesorando experiencias a lo largo de la vida, unas positivas y otras no tanto, y en este particular asunto las mías acumuladas hacen que me suba la bilirrubina a niveles peligrosos al ponerme automáticamente en modo pánico con solo pensar que tengo que alquilar un coche.

Realmente no han sido muchas las ocasiones en que he alquilado coches a lo largo de mi vida, ya que recuerdo haberlo hecho en Dublín, Edimburgo, Londres, Miami y la última en Houston, hace apenas unas semanas con motivo de un viaje por el sur de EE.UU. He visitado prácticamente todas las ciudades de Europa pero ha sido a base de hacer kilómetros con mi propio coche. En destinos locales he alquilado en varias ocasiones en Canarias. Da igual la compañía que elijas, el dolor de cabeza lo tienes asegurado y al final siempre acabas con la sensación de que te tienes que tirar a la piscina en la confianza de que hay agua, está templada y no hay tiburones, porque las sorpresas están aseguradas. Supongo que las personas que alquilen coches con más frecuencia se sabrán todos los trucos de la letra pequeña pero me temo que aun así las empresas seguirán en sus trece de generar confusión y miedo. En el contrato que me dieron a firmar en el último alquiler había TRECE páginas de letra realmente pequeña.

Los hechos que voy a comentar como colofón de esta entrada no me han sucedido solo a mí: en la web se pueden encontrar multitud de experiencias de otros viajeros que coinciden al milímetro. Por ejemplo, GOLDCAR en Canarias te carga una retención en tu tarjeta de crédito de unos cuantos euros si no contratas el seguro a todo riesgo, con lo que si no vas preparado con una tarjeta potente y con mucho crédito, te quedas sin dinero para las vacaciones. Con ello te ves sí o sí obligado a contratar el seguro a todo riesgo, lo que supone un coste extra que no habías previsto y de paso la compañía se puede permitir el lujo de entregarte un coche con algunos abollones y evitarse el tener que arreglarlo hasta que llegue la época baja. Todo son ventajas, para ellos claro.

Voy a anticipar aquí que me defiendo con el inglés, pero en un sentido. Soy capaz de hablarlo y que me entiendan pero no siempre soy capaz de entender lo que me dicen, especialmente si hablan rápido. Supongo que le pasará lo mismo a un extranjero que crea defenderse en español y se enfrente a un gallego, asturiano, vasco o andaluz hablando rápido y con deje. En el Reino Unido, cuando alquilas un coche, te empiezan a hablar del CDW, el «Collision damage waiver», del que hay varios niveles, franquicias y un mundo de triquiñuelas y tejemanejes en el que te ves envuelto y del que al final no sabes cómo salir.

Habiendo salido de mi casa un día a las 03:00 de la mañana y tras dos vuelos y más de 19 horas de viaje, llegábamos a las 22:30 hora española al mostrador de Hertz en el aeropuerto de Houston a hacer efectiva una pre-reserva que teníamos desde abril y por la que ya habíamos adelantado 376,91€. 

Nos tocó en suerte una empleada a la que conseguía entender a duras penas algunas palabras sueltas, por lo que tuve que rogarle varias veces, sin conseguirlo, que me hablara más despacio y más claro. Cansados como estábamos, hartos de viaje y con ganas de llegar al hotel, renuncié a la mayor parte de las ofertas que me hacía para mejorar el alquiler. Por no entrar en demasiados detalles si creí contratar un depósito lleno, que luego no lo estaba del todo pero la gasolina es barata allí, y cuatro días de doble conductor para que mi mujer condujera unos días en los que íbamos a hacer largos trayectos. Para remate, la «vendedora» me dice que no disponen del coche que he alquilado y que por un «pequeño» aumento diario me entregan un coche mejor. Supongo que accedí y procedió a confeccionarme una pre factura en la que podía verse la cantidad de 658,26€. Todo estaba en dólares pero lo convierto a euros por simplificar. Eran casi 300€ más de los 376€ inicialmente previstos pero, bueno, venga, acabemos esto de una vez, que estamos cansados y nos queremos marchar.

AL devolver el coche, la empleada que me lo revisó me ofreció un recibo en papel, lo que suponía un tiempo considerable, o el envío por correo electrónico del mismo, opción que escogí ya que el coche estaba bien, sin problemas y así me lo confirmó la empleada. Pasan los días y no recibo la factura, que tengo que reclamar, pero si veo el cargo en la tarjeta de crédito de 658,26€. Esa cantidad no era el total del que habría que deducir lo ya pagado sino que era el exceso. Resumiendo, de un alquiler previsto de 376,91 nos hemos ido a 376,91 + 658,26 = 1035,17€. Y esto solo en el coche. Una locura.

Han tardado una semana en poner a mi disposición la factura definitiva y eso porque la he tenido que solicitar. Lo que yo pensaba que era una «pequeña» diferencia por el cambio de vehículo, por no tener ellos el que yo solicité, ha sido en realidad una cantidad igual al alquiler inicial, 390 $, y en el asunto de los días de segundo conductor, no han sido los cuatro días solicitados sino TODOS los días del alquiler. Sumando, sumando, el «palo» que nos han dado ha sido de consideración. Claro, la culpa es mía por no saber inglés, bueno, el suficiente inglés para entender a aquella desaprensiva que estaba tras el mostrador de Hertz en aquel día y en aquella hora: mala suerte. Pero las compañías deberían de vigilar este tipo de situaciones, que se repiten con machacona frecuencia.

Y para que no se me olvide, hay que llevar una tarjeta de CRÉDITO con suficiente colchón, al mismo nombre del conductor y del que alquila, que si no estás listo, te quedas allí compuesto y sin coche. Las tarjetas de DÉBITO, simplemente no sirven en esto del alquiler de coches, al parecer.

Las denuncias por malas prácticas en esto del alquiler de coches proliferan en la red. El cliente está indefenso ante estas actuaciones abusivas que lejos de cuidarse y reducirse se van incrementando y fomentando. Yo me apunto para el futuro lo que he puesto en un «tweet» y que ha debido escocer un poco a Hertz porque están contactando conmigo. El texto era: «Aviso con @Hertz en otros idiomas: nunca decir YES o NO sin que te escriban en un papel la cifra que te están queriendo colar y la veas tú».

Y mucha atención, porque ellos disponen de tu tarjeta de crédito y la seguirán utilizando sin pudor y, lo que es peor, sin avisarte. Acabo de ver ahora mismo un cargo adicional de 26$ en mi tarjeta. ¿Una multa de la que no soy consciente? ¿Una limpieza extra del vehículo porque me dejé olvidado un bolígrafo en la guantera y lo consideran sucio?