En el mundo de internet hay mucha
información sobre los más variados asuntos. Algunas veces, cuando uno anda con
dudas, se lanza a consultar información sobre un tema determinado para conocer
más sobre el asunto o afianzar algunos conocimientos, especialmente cuando se
van a acometer acciones novedosas en la vida. Pero a mí nunca se me hubiera
ocurrido consultar antes de mi viaje a EE.UU. cuestiones relativas al uso de
las tarjetas bancarias, que llevo usando desde hace cuarenta años sin problemas
en diferentes lugares del mundo. Craso error que al final por el momento solo
me ha costado noventa dólares que estoy luchando por recuperar, observando en
la distancia como se pasan la pelota entre un hotel y una entidad bancaria.
Ahora, a posteriori, he averiguado en
numerosos blogs y sitios de internet que las tarjetas de débito no deben de
usarse bajo ningún concepto en EE.UU. en operaciones de alquiler de coches,
reservas y pagos de hoteles, compra de vuelos de compañías aéreas y en general
la recomendación es tampoco usarlas en restaurantes por el especial funcionamiento
que tienen las propinas en ese país y que contaré en otra entrada por no alargar esta. Tomado de una página web…
They told me in order to be safe, you should never use
a debit card for things like car rentals, airlines or hotels and to use it only
on smaller purchases like gas, dinner or for a small shopping trip.
Me dijeron que para
estar seguro, nunca debes usar una
tarjeta de débito para cosas como alquiler de coches, líneas aéreas o hoteles
y usarlo solo en compras pequeñas como gas, cena o para un pequeño viaje de
compras.
Lo suscribo aunque yo añadiría, por la
experiencia, que en cenas o comidas tampoco es conveniente su uso.
Using a debit card anywhere you add on a tip will also
cause complications for «the hold» or money in «limbo». Thus for the hold period you must also take into consideration that you have «spent» double your bill plus the tip until the hold period expires.
Usando una tarjeta de débito
en cualquier lugar donde añada una propina causará complicaciones en su cuenta
por el dinero en «limbo». Ppor lo tanto, para el período de bloqueo también
debe tener en cuenta que ha «gastado» el doble de su factura más la
propina hasta que expire el período de retención.
Laboraba yo a finales de los setenta en
el departamento de informática de la desaparecida Caja de Ahorros y Monte de
Piedad de Madrid cuando fui incluido en el equipo que se iba a encargar de
implantar el «plástico», tarjetas de crédito, en España. En contacto con
personal norteamericano, pusimos en marcha todo lo relativo a esta nueva
modalidad en su doble vertiente de obtención de dinero en cajeros automáticos y
pago en comercios, inicialmente a crédito, es decir, sin cargo directo en la
cuenta porque las operaciones se iban acumulando en la tarjeta y eran
devengadas a fin de mes. Con el tiempo este sistema de pago diferido que
forzaban las tarjetas de crédito devino en incómodo para la mayoría de la
gente, que prefería ver reflejados los cargos en su cuenta de forma directa
para poder así controlar mejor sus gastos y su saldo disponible. Los cargos a
finales de mes llevaban incluida alguna sorpresa por mucho control que
tuvieras.
Desde entonces, mediados de los ochenta,
he huido literalmente de las tarjetas de crédito y he usado, como digo en
muchos lugares y países, en muchos comercios y cajeros, tarjetas de débito
llegando al punto de tener las de tarjetas de crédito guardadas en un cajón y
ello porque el banco me las enviaba sin yo pedirlas.
Cuando hace meses estaba preparando el
alquiler de un coche para reciente viaje a EE.UU., me saltaron las alarmas al
leer la letra pequeña del contrato en donde se mencionaba de forma explícita
que, además de una tarjeta de débito para los pagos, era condición
indispensable el presentar una tarjeta de crédito al mismo nombre que el
titular del contrato y conductor del vehículo. No le di demasiada importancia
porque me iba a llevar las dos tarjetas de crédito que tengo, aunque sin
ninguna intención de usarlas. Aprovecho para decir que no sirve la de la mujer
o la de la pareja, pues si se quieren utilizar forzarán un (nuevo) contrato a nombre
de ella y la cancelación del anterior con una penalización que en mi caso era
de 40$.
Cuando intenté usar la primera tarjeta de
crédito, la operación fue denegada, porque tenía un límite de 600€ y los de la
compañía de alquiler de coches intentaban hacer una reserva por encima de 700€.
Menos mal que llevaba la otra con colchón suficiente, pues mi mujer no tiene ninguna;
por lo que nos hubiéramos quedado sin poder alquilar un coche, al menos en esa
compañía, pero lo que parece es que el resto funciona de igual manera. Mejor no
tentar a la suerte.
Continuamos nuestro viaje usando las
tarjetas de débito sin problemas aparentes, hasta que al llegar al segundo
hotel pudimos ver un cartel en el mostrador de recepción desaconsejando el uso
de tarjetas de débito en hoteles, por el asunto de las autorizaciones,
retenciones, fianzas al fin y al cabo, que podía provocar posibles cargos
dobles y el bloqueo del importe por períodos de hasta 14 días o más según el
tratamiento que el banco diera a estas reservas, autorizaciones o retenciones.
Usamos la otra tarjeta de crédito.
Pero al llegar al siguiente hotel, el
importe que querían «reservar» no estaba disponible todavía en ninguna de las
de crédito, por lo que nos vimos obligados a usar la de débito: la jo... jorobamos.
El hotel dice que hizo una «autorización» de 90$ por el aparcamiento y un cargo
efectivo de 527$ (donde para más inri estaba incluido también el aparcamiento).
El hecho es que a día de hoy, casi tres semanas después, los 90$ cargados de
más siguen, como se decía en un texto anterior, en el limbo. ¿Volverán? ¿Se
recuperarán algún día? El propio banco consultado no sabe de este tipo de
operaciones en una tarjeta de débito y «lo está mirando» desde hace días.
Al ser internacionales las compañías de
alquiler de coches y de muchos hoteles, mucho me temo que apliquen este método en la mayoría de los
países. Por ello recomiendo a los lectores de este blog informarse con
antelación e ir preparados para evitar problemas.