Somos poco dados a leer los folletos que acompañan a los diferentes cachivaches que vamos incorporando a nuestro entorno. No es mi caso, pues gusto de leer de forma exhaustiva todo lo que la empresa que me ha vendido el producto quiere decirme acerca de sus características, posibilidades, funcionalidades y… mantenimiento. Últimamente, por espacio y accesibilidad, procuro encontrar en la red el folleto de instrucciones de forma electrónica para guardarlo en mi disco duro y tenerlo a mi disposición consultable en cualquier momento. Si lo obtengo, el folleto de instrucciones en papel, cuando existe, va directamente al reciclaje; si no lo obtengo y no es demasiado largo lo paso por el escáner y ya en algunos casos lo guardo en papel, eso sí, la parte que corresponde al español, pues algunos son verdaderos tochos en mil y un idiomas que no me interesan para nada. Bien es verdad que alguna vez hay que considerar, dependiendo del aparato, guardar además las instrucciones en inglés, pues en alguna ocasión me he encontrado que la traducción al castellano deja mucho que desear y cuando me he encontrado con algún problema he podido solventarlo por las instrucciones en inglés y no por las de español.
Una parte importante de estos folletos es la relativa a las instrucciones de mantenimiento y conservación del aparato. Hace unos meses dio por finalizada su estancia entre nosotros un centro de planchado que era de los primeros que sustituyeron a la clásica plancha hace muchos años y que había sufrido varias reparaciones. Le llegó el momento como digo y hemos adquirido otro similar de la misma marca y potencia. Lo primero que hice antes de ponerle en marcha es descargar el folleto en formato «pdf» y hacer una lectura del que venía en papel, que era idéntico. Me llevé una gran alegría cuando descubrí que la puesta en marcha del aparato era un pelín complicada al contar con dos interruptores de encendido, uno para la caldera y otro para el aparato en general. Y digo que me llevé una gran alegría, entre comillas, por este pequeño truco porque mi mujer, al ir a encender el aparato pensó que no funcionaba: no se había leído el folleto y no sabía lo de este segundo interruptor, lo que me sirvió para recordarle aquello de que «hay que leer el folleto» y obtener la clásica respuesta de «siempre estás con lo mismo».
Una de las principales causas de muerte súbita de estos centros de planchado es por deterioro y oxidación del calderín, que tiene que soportar grandes presiones y temperaturas con una composición del agua que no es igual en Madrid que en Valencia, por poner un ejemplo, sobre todo en cuanto al contenido de cal. El folleto de instrucciones recomienda encarecidamente una limpieza regular cada dos meses más o menos que consiste en vaciar el calderín, rellenarle con un líquido anti cal y, en definitiva, limpiarlo y dejarlo listo. Yo me preguntaría cuantas personas que tienen este tipo de aparatos en sus casas efectúan estas operaciones de mantenimiento.
Pero como sugiere la foto que acompaña a esta entrada, la cosa va de grifos. Llevábamos unos días en que las duchas diarias de los miembros de la familia acababan siendo con agua templada o casi fría, lo que sugería una avería en la caldera. Sin embargo, la calefacción y el agua caliente del fregadero funcionaban correctamente. Avisado el servicio técnico, en cuanto le referimos los síntomas a Alex, un operario que ya es amigo de visitarnos cada año a hacer la revisión, su respuesta fue a la gallega con una pregunta directa. ¿Tenéis grifos termostáticos en las bañeras o duchas? Sorprendido pensé que me estaba gastando una broma, pero no. Una avería en un grifo de un baño afecta al circuito del agua caliente en general y provoca mezcla indeseada del agua y por tanto enfriamiento general incontrolado y no deseado. Se hicieron pruebas cerrando las llaves de paso de los baños y se comprobó que la aseveración de Alex era certera. Alguno de los dos grifos estaba averiado. Más pruebas para detectar de que grifo se trataba, nos llevó al del baño principal.
¿Llevan los grifos folleto en el que se recomiende mantenimiento de los mismos?. Pues sí. Si nos retrotraemos al pasado, no puedo olvidar la imagen de mi padre guardando cinturones y carteras viejas para fabricar con su cuero zapatas para cambiar las de los grifos de la casa, aquellos de rosca con una llave para el agua fría y otra para el caliente. Con el tiempo empezaban a gotear por no cerrar bien y había que hacer la operación de mantenimiento de sustituir la zapata, y lo mejor era el cuero. Mantenimiento al fin y al cabo. Luego llegaron los mono mando, con piezas cerámicas en su interior y que no necesitan mantenimiento.
Ya más adelante aparecieron los termostáticos, esos como el que ven en la imagen que son una delicia al fijar la temperatura que gusta a cada uno y ellos solitos, de forma mágica diría yo al no necesitar pilas ni energía para hacerlo, mezclan agua caliente y fría y la dejan a una temperatura constante y exacta a gusto del consumidor: una maravilla de la técnica.
Siguiendo las instrucciones de Alex, tocaba comprar un grifo nuevo y cambiarlo. Pero hete aquí que al hacerlo descubrí que el grifo no estaba realmente averiado: lo que ocurría es que no habíamos efectuado el mantenimiento recomendado en el folleto para un grifo de este tipo, y que dice que cada año hay que desmontarle y limpiarle los filtros que lleva y que evitan que las impurezas y piedrecitas que la compañía del agua nos suministra dañen las piezas cerámicas delicadas de su interior o, como ocurría en este caso, obstruyan el paso del agua. En mi caso, el filtro del agua caliente estaba prácticamente obstruido por las impurezas y el de agua fría no tanto. El grifo llevaba funcionando a un par de duchas diarias cuando menos durante once años, sin mantenimiento. Limpieza de los filtros, en este caso cambio de los mismos, y a funcionar de nuevo.
¿Tiene Vd. grifos termostáticos en su vivienda? ¿Hace el mantenimiento de los mismos?